Foto: A.A. Arqued
Los últimos acontecimientos en el norte de África constituyen una palmaria demostración del modo sistemático por el que se nos mantiene desinformados. Y el procedimiento utilizado es tan sutil, que no se le habría ocurrido ni al mismísimo Goebels. Se trata de enterrarnos en océanos de pretendidas noticias, hacernos creer que estamos al coriente de cualquier cosa que ocurra en cualquier parte del mundo y a los pocos momentos del suceso. Es el método que utiliza un banco de sardinas para burlar a sus depredadores. Ofrecer tantos datos (además, manipulados y filtrados), que somos incapaces de retener ninguno.
Estábamos convencidos, yo al menos, de que Túnez era un país idílico, poblado por unos musulmanes que veían con simpatía a los europeos, libres de terrorismo y de tensiones sociales, relativamente satisfechos, regidos por un régimen no democrático pero paternal y aceptablemente justo. Un país para ir de vacaciones con total tranquilidad. Y de pronto nos enteramos de que estaba sometido a un sátrapa, de voluntad secuestrada por su esposa Leila y la familia de ella, que saqueaban el país con total impunidad y con una avidez sin límite, hasta el punto de que cuando huyen de él se llevan consigo las reservas de oro del banco nacional.
De Mubarak creíamos que seguía la senda de Nasser y Sadat, dictadores nacionalistas, comprometidos con sus pueblos, quienes reconocían su patriotismo y su propósito de sacarlos del atraso impulsando planes de desarrollo económico. También resulta que era otro tirano que oprimía y saqueaba a su país, hasta el punto de provocar un estallido popular irrefrenable.
De Gadaffi, como tenemos tan mala memoria, nadie se acordaba de cuando Bush (padre) lo motejaba de ser un sanguinario y una de las cabezas del eje del mal. Súbitamente curado de su enajenación transitoria, era visitado por todos los jefes de estado occidentales, que volvían encantados de su cortesía y pródigos regalos.
Vaya trio: Ben Alí, Mubarak y Gadaffi ¿De dónde sacamos estos amigos? Cada uno de ellos un despiadado déspota, impuesto a su pueblo, o al menos mantenido, por los gobiernos de EE. UU, Francia e Italia, o por las grandes corporaciones petroleras cuyos lobbys tienen una destacada influencia en los gobiernos de estas naciones.
No es creíble que los movimientos que han derrocado a estos tiranos hayan sido espontáneos. Veamos: un país con noventa millones de habitantes como es Egipto, lleva casi un mes sin gobierno sin que pase ninguna catástrofe. El ejército se ha hecho cargo de la situación y me imagino que al que se mueva, porrazo. Lo mismo pasa en Túnez y de momento en la Cirenaica libia.
¿Habían llegado a la conclusión, las grandes petroleras, de que ya era hora de renovar a sus caciques, presentar otras caras nuevas, para que todo siguiera igual? Veremos. Como dicen los criminalistas, observemos a quien beneficia el crimen y descubriremos al criminal.
Armando Bulla
Islam significa sumisión. Pase lo que pase los musulmanes acabarán obedeciendo a quienes pongan al mando de cada de una de las naciones que has mencionado. Toca saber a quien han obedecido a la hora de tirarse al unísono a la calle. Porque estas revueltas no sabemos con exactitud de dónde han salido. ¿De las mezquitas? ¿De la universidad? ¿De internet? ¿Sindicatos?
ResponderEliminarMaría Jesús
Je, je, lo de "los sindicatos"tiene gracia. Buena oportunidad para mandar por allí a algun dirigente sindical, que aquí sobran varios.
ResponderEliminarHipótesis de la mano negra que puede haber detrás:
1.- Las petroleras que quieren lavar imagen.
2.- Argelia. Téngase en cuenta que el movimiento precursor fueron los incidentes del Polisario en el Sahara y que éste simepre ha sido controlado por Argelia. Pero Argelia tiene graves problemas y le resultaría muy arriesgado protagonizar un derribo controlado en toda la zona.
3.- ¿Qué me dicen de China? China está penetrando en Africa más de lo que a los occidentales nos gustaría. Además tiene una grave restricción para su desarrollo, que es su miseria energética. Seguro que China tiene un plan para controlar al menos parte de la producción petrolífera.
Parece ser que en Egipto las revueltas las han fomentado los sindicatos.
ResponderEliminarYo me temo que después de los militares sucesores de los padres de la patria, ahora vienen los imanes. En estos países o gobierna el ejército o la religión.
María Jesús