martes, 8 de febrero de 2011

EN LA TRASNOCHADA, 41 (María Jesús Mayoral)

MJM

Villamayor de Gállego, 8 de febrero de 2011

En esta trasnochada me apetece hablar de una fiesta popular que se celebra en muchos pueblos de España, incluido el mío: Santa Águeda. Una fiesta en auge que a veces se desmadra, especialmente en las ciudades: la modernidad ha sustituido a la tradición y parece más un día de despedidas de soltera que otra cosa. Y es que cuando la tradición se pierde por el camino, a veces, es mejor no recuperarla. Pero me centraré en la celebración de los pueblos, día en que las mujeres asumen el protagonismo; un protagonismo más simbólico que otra cosa. Los actos en honor a la santa comienzan por lo general con repique de campanas, una misa solemne, alguna procesión, venta de dulces bendecidos y ya por la tarde cenas o meriendas sólo para mujeres. Hay pueblos donde esta fiesta ha sido declarada de interés turístico y se celebra por todo lo alto como es el caso de Zamarramala, día con privilegio incluido. En Aragón, en la localidad de Escatrón también es un día grande.

No está bien que diga lo que voy a decir, pero confieso que hay santos/as que me caen muy bien y otros/as a los que les tengo particular antipatía. Como dicen mis amistades italianas: María, tu sei siciliana. Santa Águeda es una de mis santas preferidas, santa que celebro y visito en el día de su festividad. Si cierro mis ojos en esta trasnochada y pienso en ella, mi pensamiento instintivamente vuela a Catania. Santa Águeda, Ágata en italiano, nació en el seno de una familia noble y fue en esta ciudad siciliana donde recibió el martirio por rechazar a un procónsul que se había enamorado de ella. En la semana del cinco de febrero Catania estalla en fervor popular, cientos y cientos de velas y pesados velones que portan los fieles arden cubriendo el asfalto de cera. Las procesiones y los recorridos son interminables de día y de noche. Tal es la veneración por Santa Ágata que, además de ser patrona de la ciudad, las principales iglesias de Catania están consagrada a ella. Yo, no puedo negar que me considero una devota fiel y que he podido visitar la cárcel donde estuvo cautiva, el lugar donde sufrió el martirio y las iglesias consagradas a ella; lugares que forman parte de un itinerario artístico de visita obligada. En Catania la tierra se mueve y el Etna se despierta a menudo. Y es precisamente Santa Ágata la encargada de librar a la ciudad de los desastres naturales. Vivir en una ciudad sacudida por la naturaleza, quieras que no, mueve y aviva la Fe. Como dicen allí: nos levantamos mirando el volcán y cada día que vivimos es un regalo.

He visto muchas imágenes de la fiesta en honor a Santa Ágata; es una locura colectiva y un espectáculo bellísimo, que ni siquiera nosotros los españoles somos capaces de superar. Quizá sea la avalancha humana lo que me echa atrás a la hora de decidirme a ir. No soporto los tumultos. Pero si alguien me garantizara un balcón, no dudaría en presentarme allí.

En estos momentos me conformo con rescatar mis tardes en la plaza del Duomo de Catania -consagrado por supuesto a Santa Ágata-, un espectáculo algo más cotidiano. Frente a su fachada, uno elige asiento en la terraza de la cafetería que hay junto O Liotru (Fuente del Elefante), pide una granità alla mandorla con gelsi (granizada de almendra y moras) y se queda expectante. Déjale hacer el resto a tus ojos.

6 comentarios:

  1. Con tus descripciones la verdad es que apetece ir a Catania y ver a la Santa, sentarse enfrente y contemplar. A.E.

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  2. Siento decirte que a la Santa no la verás, a no ser que vayas en su festividad: la tienen recogida y bajo llave porque toda ella va llena de reliquias que valen un potosí. Ahora, il tramonto (la puesta de sol) sobre la plaza es un momento que encanta.

    María Jesús.

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  3. Je, Antonio... te la Santa te rehuye, tendrás que buscar algo más terrenal...

    jeeee

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  4. La subida al Etna también es muy guapa, impresionante. Eso es muy terrenal, más cuanto más te acercas al cráter.

    María Jesús

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  5. Bueno, aclaración. El primer comentario firmado A.E no corresponde a Antonio Envid; sino a Alejandro Echevarría, un personaje de mi primera novela que alguien ha tomado para hacer los comentarios en esta barricada. Esta mañana me ha llamado para aclararlo. A.E corresponde a Alejandro Echevarría.

    María Jesús Mayoral

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  6. Buena aclaración. Precisamente Antonio me comentaba ayer que él no era el tal AE.

    Besos.

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