domingo, 30 de marzo de 2014

EL QUERULANTE





Recurre a cada instante,
por detrás, por delante,
de manera constante
y no siendo bastante,
con su tesón da el cante,
creyéndose importante.

Su gesto es implorante
su ritmo trepidante,
no hay nada semejante
en el jardín errante
de lo beligerante.

Sobre su mal talante,
no existe interrogante.

Su apelar desbordante
es poco edificante
y con su ¡ay! incesante
se vuelve estomagante.

De pluma extravagante
y apasionado amante
del aire discrepante.

Consagrado currante
de la queja gigante,
del ánimo expectante
y del llanto ambulante.

Del “más” una variante,
diciendo un sí tajante
al pleito, Dios mediante.

Al perpetuo firmante,
por ir de petulante.



(De la web - Cortesía de F.S.V.)








sábado, 15 de marzo de 2014

MERODEANDO A LA HUMANIDAD ÚLTIMA DE LEE JEFFRIES. HOY: CHARLES (Narciso de Alfonso)



Charles
de Lee Jeffries

Este hombre con ojos está en un clima descolorido, como cuando una tormenta no llueve pero se come toda la luz del cielo.
En la foto sólo vemos que quiere olfatearnos con esa enorme nariz: husmear, oler el mismo aire que nosotros respiramos; quitarnos el oxígeno que es nuestro y no nos sobra.
En la foto sólo nos enseña la mirada casi triste, con los ojos de no ser casi nadie y la cara de somático y de sufrido, como si llevara puestos con mucha fiebre los seis termómetros de la pena. Sólo nos dice, sin palabras, que es cordial y moribundo, que no ha comido suficiente y que somos sus hermanos humanos hombres, lo que tal vez es otra manera de decirnos que está libre de impuestos. En cualquier caso, mientras nos seduce o no nos seduce, parece que está en una huelga de princesas o en un certamen de amor tirano. No es más distinto de sí mismo que de los demás.
Debe saber: que lo primero es mantener activos a los testigos de su existencia y, casi a la par, asegurarse de que está en su nicho ecológico y que no debe salir de allí. A continuación: nada de plantearse historias que no quepan en su vida. Y para terminar: que somos hijos del rigor y lo que hagamos de nuestra vida depende de ciertos mordiscos.
Se trata de un hombre de la intemperie interminable, que es una intemperie –claro- que viene a estar allí donde huele a sal y donde hay un pequeño comedor con estorninos que no se utiliza.
Está cerca de donde acaba la vida, en la grieta donde el tiempo se abre y se rompe, quizá está ya olfateando el abismo o sólo aguantando el tipo o bostezando dentro de los días como si vomitara mismidad en una palangana blanca. Ya no necesita moverse, ni desplegar las alas, ni siquiera sospechar, ni oponerse: ya no necesita nada, solamente estar. 
Quisiéramos conocerlo más a fondo para responder, cuando nos pregunten, que su nombre de pila es pedazos, y que sus documentos generales tienen todas las páginas negras.


Narciso de Alfonso
Merodeos, IV



miércoles, 12 de marzo de 2014

EL MEJOR HAMLET. LA VERSIÓN DE MORATÍN, CASI UNA GUÍA DE LECTURA



¿Podemos vivir sin leer ―sin conocer― a Shakespeare? Rotundamente sí. Ahora bien, ¿podemos vivir al margen de Shakespeare? Con igual contundencia, la respuesta es: no.
Nuestra mentalidad occidental, como toda mentalidad colectiva, está impregnada de mitos que la moldean y conforman de tal modo que, incluso, puede hablarse de un “canon cultural”, una norma estética, en nuestro caso occidental, que lógicamente también sería fruto de nuestra cultura y de nuestra historia, de esa mentalidad a la que pertenecemos y de la que participamos de una manera más o menos consciente. Las sombras de Moisés, Aristóteles, Cristo, Darwin y, por supuesto, la de Shakespeare, planean sobre nosotros sin necesidad de un conocimiento directo de ellos, porque nos persiguen ocultas detrás de cuanto nos rodea: cine, televisión, publicidad, música, videojuegos… De todo.
Con Hamlet, y en concreto con esta versión, más que versión auténtica guía de lectura, tenemos además la posibilidad de introducirnos en Shakespeare y en las entrañas mismas de una de las obras fundacionales de nuestra civilización. Porque descubrir a Hamlet es descubrir las raíces mismas de nuestra propia idiosincrasia.
Si descartamos Hamleto, Rey de Dinamarca, es decir, la edición de Hamlet de Ramón de la Cruz de 1772, por tratarse de una traducción de una versión francesa muy mutilada y manipulada, la de Villalpando de 1798 que aquí presentamos puede y debe considerarse, y así lo está, como la primera edición de la obra cumbre de Shakespeare y una de las obras cimeras de occidente.
Y esta, la de Villalpando, es la que tiene ahora el lector en sus manos. Traducida, reestructurada, acotada y anotada nada menos que por Leandro Fernández de Moratín, oculto bajo el seudónimo Inarco Celenio, constituye una versión tan interesante, didáctica, seria y divertida a la vez, que durante casi dos siglos ha sido la más reeditada en España. Tanto, que puede decirse que una gran mayoría de españoles lectores de Hamlet lo han sido de la mano de Moratín.
Evidentemente, le siguieron otras traducciones y ediciones de indudable e incluso superior calidad y, sobre todo, de un mayor rigor científico. Pero quizá ninguna haya conseguido superar la frescura y sencillez que explican el valor divulgativo de esta versión, valor que es el que interesa a nuestra línea editorial.
Leer el Hamlet de Moratín, con sus notas y acotaciones, con su prólogo y su reseña biográfica del Bardo de Avon, constituye una experiencia única para introducirnos en el mundo de Shakespeare, o lo que es lo mismo: en los cimientos ordenadores de nuestra mentalidad europea, en versión original. Porque Shakespeare ― como tiene dicho Harold Bloom― cambió nuestra forma de representar la naturaleza humana― si es que no cambió la misma naturaleza humana.
Este drama es severo ―ha sentenciado Víctor Hugo―. Aún lo verdadero está en él pleno de dudas, lo sincero miente. Nada tan enorme ni tan sutil. En este drama el hombre es un mundo, y el mundo cero. El mismo Hamlet, en plena vida, no está seguro de existir ("¿ser o no ser?" o "¿existir o no existir?", como lo traduce Moratín). En esta tragedia ―sigue Víctor Hugo―, que es también una filosofía, todo flota y duda, y se aplaza, y oscila, y se descompone, y se dispersa, y se disipa: en ella el pensamiento es nube, la voluntad vapor, la resolución crepúsculo, la acción se vuelve en sentido inverso y la rosa de los vientos dirige a los hombres. Hamlet es ―concluye― la obra maestra de la tragedia.

lecturas-hispanicas


_____
A la venta en amazon
(versión digital e impresa)
pinchando aquí


Moratín analiza el carácter
dramático del Polonio de Hamlet


lunes, 10 de marzo de 2014

CINCO MARCAS EN LA HIERBA (Baraque)




Cinco marcas en la hierba
Cinco dedos aferrándose al rocío

Inesperado o final de una antesala
Respuesta inexistente
Secreto infinitamente íntimo

Surcos traicioneros desvelan
Buscaba, necesitaba desesperadamente
El calor de otra mano



Baraque




sábado, 8 de marzo de 2014

MERODEANDO A LA HUMANIDAD ÚLTIMA DE LEE JEFFRIES. HOY: LANDON (Narciso de Alfonso)


Landon
de Lee Jeffries

Qué sencillo es sentir una directa fraternidad con el hombre humano de la foto, confundirnos con su aspecto penúltimo, no saber si él llegó antes que nosotros a este turbio asunto de la vida o si seremos nosotros los que nos iremos primero, dejándolo aquí con su tubo en la oreja y el parche de amianto en la sien, afilado de rasgos y gran observador miope.

Qué fácil es sentir una fresca fraternidad inmediata, ponerse en su lugar de sacacorchos, meterse en su piel, manchada de barro a goterones, y sentir con él un enfado seco en los dientes y una soledad de corredor de fondo, con la mirada de un pollo rapaz que se ha desvelado y espera, sin esperar, a que amanezca o anochezca, es igual, la luz y la sombra tienen para él un mismo significado y un sonido continuo de chapoteo en el agua o de doloroso deseo sin deseo.

No buscamos el diálogo tonto, sino la identificación entre caballos, la réplica, el trasiego de oscuridad y de alma. Él es una caldera vieja, obstinado y rígido, cruel como una realidad continua o un agujero frío, helado, áspero.
Claro que también es un extraño, ya no le quedan diminutivos, sólo el piloto automático y unos fusibles fundidos, ni siquiera le funciona el circuito del agua caliente. 
Es una pieza extra, inútil, que no recuerda quién ha pagado este viaje.
Cada rato se olvida de lo rápido que se mueve todo, y cada vez se sorprende de la velocidad de las cosas que, antes, nunca se movían: un estropajo, un ladrillo, una pared. Tiene el cabello escaso y con el brillo metálico de un alambre, de un muerto. Y toda la cara cubierta de pelo, de vello, que le crece ya mezclado, mixto de pestaña y barba, de cabello y ceja, con unos pómulos como dos pedradas negras, o dos huevos duros, dos pómulos que se le van haciendo armas para golpear, huesos de hueso: nos recuerdan que todo empieza con una caja y una oscuridad.


Narciso de Alfonso
Merodeos, IV

domingo, 2 de marzo de 2014

DÍA "D", HORA "H" (JAVI)



Cuando Pablo se despertó aquel sábado, dulcemente exhausto por doce horas ininterrumpidas de sueño y buscó con su brazo la cálida presencia María, solo encontró una tersa sábana fría en su lugar. Abrió los ojos y la luz que se filtraba por las cortinas le hizo entornar los párpados. Escuchó con atención los esperados signos de actividad matutina : ¡silencio! Llamó expectante :
-¿María?
El silencio contestó. Poco a poco fue tomando dolorosa conciencia de lo sucedido la velada anterior. El se había ido a la cama dejándola con los ojos arrasados por las lágrimas. Le había dicho que la quería, pero eso no había sido suficiente para arrastrarla al lecho. Demasiadas decepciones suponía, demasiados engaños.
Se levantó de la cama y registró el pequeño estudio. Primero el cuarto de baño : corrió las cortinas ahuyentando la imaginaria y fugaz visión de María mirándole con la fijeza inexpresiva de un cadáver con el cuello roto que rápidamente fue reemplazado por la imagen de la loza desportillada de la bañera. Entró en la cocina, pero no la vio tumbada en el suelo electrocutada por el tostador. En el cuarto de estar tampoco la encontró colgada del cuello en la lámpara “art-déco”.
–Te estas poniendo melodramático, piensa racionalmente-, se dijo. Marcó su número de teléfono y salió el buzón de voz. Tras unos instantes de duda, se puso una camisa limpia y salió a buscarla en los sitios habituales: mercado, bar, rastrillo…
Estaba empezando a alarmarse. ¿Realmente habría sido capaz de dejarlo? Tenía que comprobarlo, así que volvió al piso. Su ropa seguía en el armario. Respiró más aliviado. Pero, entonces, ¿Dónde se había metido? No tenía sentido especular con las razones del comportamiento de una mujer, simplemente la esperaré, se dijo. Preparó la cafetera y conectó el pequeño televisor de la cocina. El noticiario mostraba la surrealista imagen de decenas de personas abriéndose paso en la entrada de unos grandes almacenes. Prestó solo una atención fugaz, pero algo hizo que volviera la cabeza de nuevo al televisor: allí estaba María, su cara oculta por unas grandes gafas de sol, pero era ella sin duda. Claro, ¿como podía haberlo ignorado?, ella siempre iba de compras cuando se deprimía, y hoy era el día “D”, hora “H” de las rebajas. Solo esperaba que volviera de mejor humor, quería reconciliarse con ella. Volvió a mirar el televisor. Era ella, sin duda, solo que no entendía qué hacía en la sección de caza y pesca con aquel gran paquete bajo el brazo.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...