viernes, 31 de agosto de 2012

GRACIAS, CECILIA, POR DEVOLVERNOS LA DIGNIDAD (Armando Muchabulla)

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Y Cecilia veía desolada como el Ecce Homo de su ermita iba desconchándose, como en su cara aparecían lunares blancos y su túnica se deshacía en harapos sueltos, como cada vez que lo visitaba había unas cascarillas de cal pintada en el suelo, como el salitre de la pared carcomía lenta e inexorable el cuadro ¡Y nadie lo remedia! Con lo triste que está el pobre, lo solo y triste que está. Un día, armada de valor, de pinturas y pinceles puso manos a la obra para remediar la inminente catástrofe. Así, poco a poco, quizá hasta sacando una puntita de lengua por la comisura de la boca, como cuando en el colegio se esmeraba en hacer buena letra, fue surgiendo de sus brochas y mejunjes el Dios de los mundos extraterrestres, el que quizá creyeron oír los marcianos el otro día a través del Curiosity. Un ser enigmático y extraño, como deben ser los dioses.

Pronto peregrinaron de todo el mundo para ver el prodigio, las televisiones y medios de comunicación plantaron en Borja sus reales, el nombre de la población fue conocido en todo el orbe. En un mundo en el que Dios ha muerto, volvía a nacer en una humilde ermita del Santuario de la Misericordia de Borja. ¡Aleluya!

Pero el prodigio fue mucho mayor de lo que pudiera pensarse, porque Cecilia lo que hizo fue dar un fuerte aldabonazo en la conciencia de los aragoneses, tan fuerte, que sacudidos de su modorra ancestral, se pusieron a pensar sobre el enorme patrimonio artístico que atesoraban y la desidia con que generalmente lo atendían. Advirtieron de que tienen una maravilla en medio del desierto de los Monegros como es la Cartuja de las Fuentes con la colosal obra de Manuel Bayeu en un abandono total, de que en la propia capital el esplendido templo de Las Fecetas yace en el mayor de los olvidos, tapado y asfixiado por uno de los más horrorosos edificios que la vulgar arquitectura zaragozí haya podido concebir (y eso que hay muchos), que ya vale de llorar por lo que nos han arrebatado y despreciar lo que tenemos.    

En una entrada de este blogg de 28.12.2011 “Goya y el sueño de la razón. Manuel Bayeu y la vigilia”, nuestro colaborador y amigo Antonio Envid se expresaba así, refiriéndose a Manuel Bayeu:

Pero sobre todo en la Cartuja de las Fuentes, en el término de Lanaja, donde llevó a cabo una gigantesca obra cubriendo bóvedas, claustros, claustrillos y capillas de frescos de pintura suelta y brillante. Unos dos mil metros cuadrados en total de una locura de color. Una obra deslumbrante, muy desconocida, y una vergüenza para los aragoneses, que la tenemos en un bochornoso semiabandono. Tanto lamentarnos por lo que nos ha sido arrebatado y tan poco que hacemos por conservar lo que tenemos.

Gracias, querida Cecilia, por habernos despertado de nuestra secular aborregante siesta y devolvernos la dignidad de pensar.

 

Armando Muchabulla

 


jueves, 30 de agosto de 2012

NOCHE ILUMINADA (Ángel Ferrer)

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Augustus Leopold Egg
Past and present (1858) Tate Gallery
(sgs) 



Tras las nubes
la luna llena
ilumina esta noche

campos de algodón
se divisan en el cielo


Ángel Ferrer

miércoles, 29 de agosto de 2012

COMO NO PODRÍA SER DE OTRA MANERA (Antonio Envid)

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Utilísimo utensilio que se encuentra en los pasillos del parlamento de Budapest
 para que los diputados dejen sus puros a la hora de votar y, como está
 numerado cada alveolo, puedan recuperarlos a la salida de la sala.
(Fotografía: AEM)


De un tiempo a esta parte oigo una muletilla en las palabras de la mayoría de los políticos. Con machaconería han hecho u omitido algo “como no podría ser de otra manera”, ha ocurrido un hecho “como no podría ser de otra manera”, se pronuncian sobre un tema afirmando o denegando “como no podría ser de otra manera”, dejan que un sucio asunto lo resuelvan los tribunales, “como no podría ser de otra manera”, escurriendo el bulto. Resulta que ante un universo probabilístico, para la chata mente de nuestros políticos ese universo es determinístico y además solo hay una manera de ocurrencia. Preguntad a un físico por la ley de la gravedad y os dirá: “Hay un alto grado de probabilidad de que si soltáis una manzana, ésta caiga hacia el centro de la Tierra, pero solo un alto grado de probabilidad. No hay leyes determinísticas en la física”. Sin embargo, para esta clase política, endogámica, cooptativa, periférica (en cuanto viven en la periferia de la realidad social) las cosas “no podrían ser de otra manera” En un mundo multicolor, ellos solo ven el blanco y el negro.
Así, los montes, uno tras otro, arden “como no podría ser de otra manera”, la deuda soberana española está al nivel de los bonos basura “como no podría ser de otra manera”, se suben los impuestos a niveles obscenos “como no puede ser de otra manera”, gobiernan o se oponen absolutamente a labor del gobierno “como no podría ser de otra manera”. Esa pereza mental que embarga a nuestros prebostes y dirigentes, esa miopía en la visión del mundo, ese reduccionismo está amenazando con contaminar a toda la sociedad española, de modo que nos iremos decididamente a la mierda “como no podía ser otra manera”. ¿Se escuchará una voz, una tan sola, que diga que las cosas pueden ser de otra manera, que pueden ser de miles de maneras distintas? Aunque lo más probable es que me oiga: “fúmese un puro y no se haga mala sangre”.
 
Antonio Envid. 
 
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Pie de la foto:
 
 

martes, 28 de agosto de 2012

MISS BRENDA (Narciso de Alfonso)

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Miss Brenda puede retrotraernos a la infancia más o menos temprana o tardía, y quizá con más facilidad a las fantasías de la infancia que a la cruda realidad de la escuela, por donde seguramente nunca pasó ninguna maestra que tuviese algo en común con Miss Brenda.

Hay muchos detalles reconfortantes para un sencillo merodeador en esta escena de la ventanita; la manzana en la esquina de la mesa no es el menor de ellos y la despintada bola del mundo, con esos colores irrepetibles es, quizá, otro.

En relación con Miss Brenda, apenas ningún detalle de la cintura para abajo tiene desperdicio: las medias con esa cadena de ojales en el lugar de la costura; las ligas bien puestas, apretadas, tirantes, dividiendo el muslo altísimo en dos campos de juego, con esa crueldad del negro cortando el blanco; el florero central de las enaguas o de las bragas, con sus ondulaciones de adorno apretadas entre la falda y los muslos; los zapatos de taconazo con la brida tobillera; ese alzarse general de Miss Brenda para alcanzar la última esquina en un desequilibrio inestable que añade tres centímetros más de espléndido muslo al regalo de su enorme gesto.

‘Señorita Anderson, para usted, para aquellas piernas doradas, para aquel ceceo que todavía hoy, cincuenta años después, me hacen escribir historias de amor’- escribió el poeta.
 
 
 
Narciso de Alfonso
del blog
El merodeador

lunes, 27 de agosto de 2012

"ANTE LA LEY" DE FRANZ KAFKA en la versión de Jorge Luis Borges

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Hay un guardián ante la Ley. A ese guardián llega un hombre de la campaña que pide ser admitido a la Ley. El guardián le responde que ese día no puede permitirle la entrada. El hombre reflexiona y pregunta si luego podrá entrar. 'Es posible', dice el guardián, 'pero no ahora'. Como la puerta de la Ley sigue abierta y el guardián está a un lado, el hombre se agacha para espiar. El guardián se ríe, y le dice: 'Fíjate bien: soy muy fuerte. Y soy el más subalterno de los guardianes. Adentro no hay una sala que no esté custodiada por su guardián, cada uno más fuerte que el anterior. Ya el tercero tiene un aspecto que yo mismo no puedo soportar'. El hombre no ha previsto esas trabas. Piensa que la Ley debe ser accesible en todo momento a todos los hombres, pero al fijarse en el guardián con su capa de piel, su gran nariz aguda y su larga y deshilachada barba de tártaro, resuelve que más vale esperar. El guardián le da un banco y lo deja sentarse junto a la puerta. Ahí, pasa los días y los años. Intenta muchas veces ser admitido y fatiga al guardián con sus peticiones. El guardián entabla con él diálogos limitados y lo interroga acerca de su hogar y de otros asuntos, pero de una manera impersonal, como de señor poderoso, y siempre acaba repitiendo que no puede pasar todavía. El hombre, que se había equipado de muchas cosas para su viaje, se va despojando de todas ellas para sobornar al guardián. Éste no las rehusa, pero declara: 'Acepto para que no te figures que has omitido algún empeño.' En los muchos años el hombre no le quita los ojos de encima al guardián. Se olvida de los otros y piensa que éste es la única traba que lo separa de la Ley. En los primeros años maldice a gritos su destino perverso; con la vejez, la maldición decae en rezongo. El hombre se vuelve infantil, y como en su vigilia de años ha llegado a reconocer las pulgas en la capa de piel, acaba por pedirles que lo socorran y que intercedan con el guardián. Al cabo se le nublan los ojos y no sabe si éstos lo engañan o si se ha obscurecido el mundo. Apenas si percibe en la sombra una claridad que fluye inmortalmente de la puerta de la Ley. Ya no le queda mucho que vivir. En su agonía los recuerdos forman una sola pregunta, que no ha propuesto aún al guardián. Como no puede incorporarse, tiene que llamarlo por señas. El guardián se agacha profundamente, pues la disparidad de las estaturas ha aumentado muchísimo. '¿Qué pretendes ahora?', dice el guardián; 'eres insaciable', 'Todos se esfuerzan por la Ley', dice el hombre. '¿Será posible que en los años que espero nadie ha querido entrar sino yo?' El guardián entiende que el hombre se está acabando, y tiene que gritarle para que le oiga: 'Nadie ha querido entrar por aquí, porque a tí solo estaba destinada esta puerta. Ahora voy a cerrarla'.





Franz Kafka
(Versión de Jorge Luis Borges
27 de mayo de 1938 en "El Hogar")



sábado, 25 de agosto de 2012

UN INFIERNO QUE HABITAR (Lucía Fraga)

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Todo se transforma entre las sábanas
que las parcas han hilado con sombras de difuntos.
Hay una gran diferencia entre la noche y la ceguera,
pero no consigo distinguir entre una y otra.
Todo me parece un mal sueño, un laberinto, un grito.

Las sábanas se me enredan entre las piernas,
voraces machos hambrientos de mi sexo aniquilado.
Yo estoy montada con los pies en los estribos,
mientras un hombre de bata blanca
me vacía con una cucharilla de plata.

No puedo gritar, porque tu recuerdo me amordaza.
No puedo moverme ni un ápice
porque las correas ya me han marcado la piel.
Veo como chorrea la sangre, se tiñe la bata
y en mis vísceras desparramadas juegan
los que nunca serán ya nuestros hijos.

No, no estoy dentro de un sueño.
Camino con mis enclenques piernas ensangrentadas;
busco la Salida de Emergencia de puntillas.
Mi cuerpo está vacío;
La Vida no podrá habitar este Hueco,
pero juro que mis caniceros morirán.




Lucía Fraga




viernes, 24 de agosto de 2012

AMOR DE CINE (Juan Serrano)

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Anoche en la televisión el hombre vio a Clint abrazar tiernamente a Meryl. Y luego quiso él hacer lo mismo con su señora en la cama. Y la mujer se siente tan querida y extrañada que piensa que no es real lo que le pasa.

La mujer, tal vez sepa que el hombre disimula. Y no se queja de envidia, ni la rabia la hace esquiva y recelosa. Tampoco se siente sustituida y despreciada por las sobras de un amor que el hombre le regala, y que tuvo su mayor auge en la película.

Y el hombre se pregunta por qué es tan duro de mollera, y se deja impresionar más por el filme y por las letras del periódico que ahora con tanto ahínco ojea, que por la sonrisa del sol de esta mañana, el desayuno atento que ella le dispensa, la quietud del instante, y su belleza.

Tal vez la mujer sepa que el amor, más que en la vida real, más fácil es conseguirlo en el sueño y la quimera.
 
 
 
 
Juan Serrano
(En el blog Blao
19 de enero de 2012)
 
 

jueves, 23 de agosto de 2012

SISTEMA E IMPUNIDAD (Servando Gotor)

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Ruiz Mateos no ha ingresado en prisión, seguramente, y dada su edad, por razones ajustadas a la ley.
 
Ruiz Mateos tiene dicho que él, a los jueces, se los pasa por los cojones. También les llamó no hace mucho mierdas y maricones.  Por esto último, evidentemente -y que yo sepa- ni siquiera se han abierto diligencias penales. Claro, que estaría bueno que se abrieran. Aunque a cualquier persona de la calle se las abren por mucho menos y suele llevarse como mínimo alguna que otra multita.
 
Al etarra que secuestró y maltrató durante casi dos años a Ortega Lara, de momento le ha concedido el Gobierno de Rajoy el tercer grado penitenciario.  De ahí a abandonar la cárcel, medio minuto.  Claro que también esta decisión puede ser ajustada a Derecho, tanto como la de Ruiz Mateos.
 
En sede parlamentaria catalana se reconoció, así como quien no quiere la cosa, hace ya unos años que en el tema inmobiliario todos chupaban un tres por ciento, por el artículo... 33, que es lo mismo que decir por el mismísimo morro.  Y aquí dios y después gloria.
 
El Tribunal Constitucional declaró no hace mucho que determinados aspectos del Estatuto de Cataluña eran inconstitucionales. ZP dijo que ya encontraría la forma de burlar aquel fallo por medio de iniciativas legislativas de las Cortes Generales. Lo cierto es que la Generalitat dijo que aquello no lo cumpliría y sigue sin cumplirlo.  Pues bien, nada de esto tiene sustento legal.
 
La famosa doctrina Parot es posible que sí tenga algún amarre legal. Al menos interpretativamente.  Claro, que hermenéuticamente, según la flexibilidad y laxitud con que afrontemos un norma, ésta podríamos interpetarla en el sentido más frontalmente opuesto a su tenor literal.  Y tan ricamente, oiga.
 
Hay banqueros que supuestamente infringen leyes y por tal comportamiento se abren diligencias penales que luego un determinado juez, "amigo", archiva, en vez apartarse del conocimiento de dichas diligencias. Esto tiene ya un sustento legal, al menos, algo más dudoso.
 
Hay banqueros, igualmente, que son condenados y a los que luego el Gobierno (este, ese o aquel) los indulta.  Bueno, pues el indulto también tiene un soporte normativo que lo hace ajustado a Derecho.
 
Los controladores aéreos hicieron huelga hará ya un par de años (hablo de memoria). Dicha huelga podría ser legal o no.  Lo que no era legal era proceder a unos recortes salariales que -nos gustara o no, y por muy indecentes que fueran- son derechos adquiridos. El Gobierno, aquel Gobierno, "arregló" la huelga con nada menos que un estado de alarma.  Lo primero, lo del recorte salarial, fue una confiscación sin soporte legal alguno.  Nos guste o no.  Lo segundo, el estado excepcional de alarma, es posible que sea una decisión ajustada a Derecho, si bien, y a mi entender sin precedentes históricos, políticos ni jurídicos en nuestra vigente democracia.
 
El Gobierno, recientemente, se carga  nada menos que una paga extra (materia salarial también) de los funcionarios. Tampoco esto tiene cobertura legal alguna.  Claro que el Gobierno quiere vender tamaña ilegalidad invirtiendo esas pagas no pagadas en algo así como unos fondos de inversiones, llegado que sea el año 2015 (oiga, sr. Rajoy ¿y usted quién es, en última instancia, para decidir cómo debe emplear e invertir cada funcionario "SU" dinero?). Esto, insisto, tampoco tiene soporte legal alguno.
 
El alcalde de Marinaleda & Co. anda por ahí jodiendo impunemente la marrana y creciéndose por momentos porque además hay cierta opinión pública que los jalea. Bueno, pues nada de lo que hacen tiene apoyo legal.
 
En fin, de todos estos botones de muestra, concluyo simplemente riéndome de los que tienen apoyo legal y mofándome de los que no lo tienen.
 
Reírse o mofarse, qué más da. Ahora bien, si esto es democracia que venga Dios y lo vea.
 
Claro que según se dice -y sobre esto convendría hacer de una puñetera vez una seria reflexión por una pluma autorizada- "el sistema, este sistema, está ya agotado".  Y yo me pregunto que qué es lo que está agotado, el sistema o la cuadrilla de sinvergüenzas que mandan -políticos, periodistas y banqueros, el orden no altera el producto-.  Y más: a estos que dicen que el sistema está agotado, simplemente les rogaría que se mojen y digan qué sistema alternativo ofrecen.  Porque creo -y sobre esto es sobre lo que habría que profundizar- que los sistemas no se "agotan" hasta que no llega otro sistema alternativo que lo supera.  Dicho de otra forma: los sistemas no se agotan, "los agota" otro sistema. Si éste otro sistema "que agota" al anterior no llega es que no existe alternativa.  Y ya vale de decir que el sistema está agotado.  Eso es frase hecha. Vamos: no decir nada.
 
De lo que no tengo duda es de que nuestra sociedad no ha encontrado por el momento un nuevo sistema que defenestre al actual. Como también tengo claro que, desde luego, quienes están fallando más que el sistema somos nosotros: las personas.  Las que mandan y las que sostenemos a los que nos mandan. En otras palabras:  si las directrices y principios del sistema se respetaran yo no digo que estaríamos en el edén pero sí que nuestra vida en sociedad sería -al menos- más llevadera.

A mí lo que se me ocurre es lo siguiente: primero, respetar las reglas de juego, la ley; segundo hacer una serie de mejoras legislativas como listas abiertas (para una participación ciudadana real y restar poder a los partidos), segunda vuelta (con objeto de que gobierne realmente la mayoría y no las minorías como ha ocurrido siempre en España), circunscripción electoral naciona (a más votos más diputados); y en el terreno económico: una legislación implacable en materia de libre competencia, prohibiendo y penalizando seriamente el menor atisbo de monopolio. 

Estas reformas, con ser importantes, en realidad no llegan a constituir un sistema distinto al que tenemos, pero lo mejorarían. No hay otra.
 
Y conste que no estoy defendiendo la necesidad de que exista ningún sistema.  Me limito a decir que de los que yo tengo conocimiento, el nuestro sigue siendo, quizá, el menos malo: basta con pulirlo un poco y, sobre todo, respetarlo.  Yo, sinceramente, soy ácrata de convicción.  Y ciudadano inmerso en el sistema por...  bueno por eso mismo por donde Ruiz Mateos dice que se pasa a los jueces.



Servando Gotor
Desde mi barricada


miércoles, 22 de agosto de 2012

BALCONCILLOS 21 (Narciso de Alfonso)

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Merry-Go-Round
Mark Gertler (1916)
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Asómate a estos balconcillos si quieres, si te apetece, pero no te pares, no te sientes, no hables con la boca llena de sangre, que la sangre sueña con dalias y las dalias empiezan a sangrar.

No sé si es culpa tuya que estés hecho de cristales amargos (y de líquidos ardientes) que se disputan tu ternura y empujan sin cesar tus dolorosas poleas, tus émbolos y tus (dentadas) ruedas escarlata. Eres sólo un insolente juguete de cabellos negros y dientes amarillos.

Estás hecho de sonrientes materias (que sollozan y sollozan), pero también de sollozantes materias (que sonríen y sonríen). Eres un pobre laberinto de células y ácidos azules. Aunque no seas el padre de la jirafilla, asómate si quieres a estos balcones de ambiente ameno y amable clima. Puedes oír y hasta escuchar lo que dicen los muchachos cuando quieren hablar, que es sólo de vez en cuando. Puedes verlos ir y venir, a no ser que prefieran esconderse.

Te aviso: te mojarás en la rue dauphine, no hay nadie en los cafés repletos, no te miento: no hay nadie. No hay ventanas ni afuera y no llueve en rangoon. Si por lo menos fueras un poco sensato. Mira, mejor te sientas ahí, donde revolotea la mosca pequeña: estáis juntos, trenzados en el aire y en la vida y ya es tarde para los dos. Creo que te conviene conformarte con esa oscura –pero indudable- fraternidad que te une a la mosca, sí, a la más pequeña. ¿Qué más quieres?

Pongamos –por poner un poner- que fueras un producto nacional, o incluso un poder. En ese caso, los átomos te dejarían (de momento) que vivieras en tu fantasía, es decir, en lo vulgar del día, que es tan sólo un cada día más sin más, normal, fabulosamente real. Pero ya te he dicho que no te miento: no hay nadie en los cafés repletos, y no hay tampoco ventanas ni afuera. Y no llueve en rangoon.

Y tú ya me has dicho que estás tremendamente solo, hilvanando biodramina. Y también me has dicho cuánto catorce ha habido en tu existencia. Bien, bueno, vale, pero cuando alguien se va, alguien queda.

Alguien se va en tren o en avión o a caballo o a pie o arrastrándose. Pero se queda el órgano, el agente en gerundio y en círculo. Los pasos se van, como los besos y los perdones y los crímenes. Pero quedan los pies, los labios, los ojos, incluso el corazón. El bien y el mal, el sí y el no, se van, pero queda el sujeto del acto en preferente para llamarte paco o joe o mary, para decirte que eres un indecente o un pendejo o un sucio canalla.

Escucha, escucha: sharon está hablando de su madre, no te lo pierdas. ‘Por las ventanas de su nariz saca pergaminos que arden’. Caray con la madre de sharon, realmente tiene para todo. ‘En el grand finale se saca lentamente a mi padre de su coño y poniéndolo en un sombrero de seda, lo hace desaparecer’. Carajo con sharon y su madre, las dos solas llenarían el mundo de sucios conflictos.

Raymond, al contemplar cómo su esposa se suelta y se cepilla el cabello castaño frente a la ventana, se acuerda, no sabe por qué, de los 300, de aquellos lacedemonios sobre los que escribió el bueno de herodoto. El (espléndido) jerjes quiso saber (asombrado, incrédulo) por qué los 300 peinaban y repeinaban sus largos cabellos antes de la batalla. Le respondieron lo que ya (más o menos) sabemos: cuando estos hombres van a perder la vida, quieren que sus cabezas estén hermosas. A eso se le llama, aquí, entre nosotros, tenerlo claro.

Con la que está cayendo y allá va almudena con la chaquetita de angorina rosa y botones de nácar que le regaló su… amante. Pasaron un fin de semana en santiago, pero no pudieron encender una velita al apóstol porque, justo en ese momento, un niño se dio un (tremendo) cabezazo contra la piedra de la pila bautismal (wow, cómo duele eso) y tuvieron que consolarlo, claro. Ay, almudena y sus amores con señores y ustedes.

Aquí, en los balconcillos, en los asuntos del amor y de la vida y de la muerte (y en todos los demás) cada uno va por libre, sin encomendarse a dios ni al diablo. Hay momentos, cuando todo el mundo duerme, en que las preguntas se vuelven demasiado profundas para un hombre tan sencillo como yo. ¿Quieres decirme, por favor, lo que hemos aprendido? Sé que suena absurdo pero, por favor, dime quién soy. Y cuidado con lo que dices o te van a llamar radical, liberal, fanático y criminal. Son los supertramp, claro.


Narciso de Alfonso


martes, 21 de agosto de 2012

SITO FONS, UN BARRENDERO DE LUJO (Servando Gotor)

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Por fin despierta el babeante Warrnner. Bueno, en realidad lo he devuelto yo al Cuesco con un par de bofetadas bien dadas.

-          Gustavo, anda ven conmigo.  Ahí, a la esquina de la barra.  Quiero contarte algo.

Y le hablo del Sito Fons.  ¿Alguna vez te he hablado de él?  Es el Fonsi, el de los cigarrillos kool.  Sí, el de los mentolados.  En realidad yo no lo conozco, personalmente quiero decir.  Todo lo que sé de él es cosecha del Aliaga. 

Bueno pues verás.  El Sito Fons es el barrendero de Conde Aranda, que por cierto ahora con las obras igual lo han echado o se lo llevan a otro barrio.  A otro barrio, stricto sensu, quiero decir.  Sí,  porque con la calle remozada hasta los barrenderos van a desaparecer.  Al menos los barrenderos al estilo Fons.  Lo digo porque en las calles modernas, esas en las que hasta escupir da reparo, ya no se ve un basurero.  Aparece un tío montado en una maquineta que va limpiando las aceras automáticamente, pssshhhhhhh, psssshhhhhhh, y tienes que apartarte para que no te salpique, te atropelle, o te pegue un cepillao de zapatos de puta madre.  Nada que ver con lo de antes.  Trabajan cómodamente sentados, calefacción en invierno y aire acondicionado en los meses de calor.  Je, ¿te imaginas que fuera al reves, frío en diciembre y fuego en agosto?  Lo pagarían mejor, claro.  Pero a lo que voy.  El Fonsi es, o era, el barrendero de Conde Aranda.  Todo el día empujando su carro, con una colilla de kool entre los labios.  Al tío se lo rifan, porque es bueno de cojones.  Los alcaldes pedáneos van locos tras él.   Que si el domingo horas extras en Santa Isabel, que si esta madrugada puede dar un repaso a la plaza de Villamayor.  Que van a hacer baile en Garrapinillos y no será lo mismo si el Fonsi le da un repaso antes y otro, claro, después.  Fíjate, Gustavo, que hace dos años lo llamaron para Agosto a Madrid.  Que figuraba Woody Allen y su banda de Jazz en el programa de Los Veranos de la Villa y querían que el Fonsi lo dejara todo bien apañadito.  Bueno, pues tuvo un éxito clamoroso.  No  veas al tío con la escoba.  Qué porte.  Qué saber estar.  Qué zurdazos, derechazos, medias vueltas...  Hasta el salto de la rana hacía con el badil en la izquierda y el escobón en la diestra.  Incluso marcaba paquete con el traje de luces, quiero decir, con el chaleco fosforito, claro que desde luego tiene mucha más luz quela chaquetilla de un torero.  Algunos pensaron al principio que se trataba de un simple telonero, pero cuando Woody Allen lo llamó en los bises para que se uniera a la banda con su carro a modo de batería, bueno, para qué te voy a contar. Bastará con decirte que le han hecho firmar un contrato blindado para los próximos diez años.  Pero como el profesional es profesional, lo primero es lo primero.  Y lo primero es Conde Aranda.  Él  nunca abandonaría Conde Aranda, salvo que Conde Aranda, como todo parece augurar, lo abandone a él; pero eso es otro cantar.  A lo que iba.  Una vez le pusieron un ayudante jovencito, jovencito de estatura.  Servandito se llamaba.   Y te los encontrabas a los dos por cualquiera de las bocacalles de Conde Aranda, el Fonsi filosofando y el otro con la boca abierta escuchando al jefe, que siempre le hablaba del Maestro Ghot, del que incluso tenía un librito dedicado.  Le contaba maravillas de él.  Y decía que si algún día le tocara la loto dejaría la escoba y el carro y se dedicaría a la literatura.  Que tenía escritas algunas cosas pero necesitaba tiempo para hacer algo en serio.  Lo del carro, le decía al ayudante, lo del carro, amigo, pesa mucho.

-          Mecagüen los güevos, Walker, el rollo que me acabas de meter. Hagamos un pacto.  Tú me libras de más historias y yo renuncio a Troya.

-          No te digo que no, Gustavo.  Pero deja que te diga lo que le pasó el otro día al Aliaga en Conde Aranda. 

-          Por tus muertos te lo pido,  no.  No y mil veces no.  No me lo cuentes.

-          Como quieras.  Pero estaba el Sito en la tienda de lencería mixta, ahora todo es tibio,  para comprarse unos calzoncillos de franela y apareció por allí uno de la calle Cerezo y qué te crees que le dijo a la de la tienda.  Pues que quería unas bragas coloradas pa su novia. Amor mío, le dijo la braguera, si le regalas a tu novia unas bragas coloradas, no le pidas después que responda de su virtud, pero aquí el que paga manda. ¿Pues?, preguntó el de la calle Cerezo. Pues mira, cielo, siguió la lencera, te lo explico porque eres hombre y no te enteras. Si le regalas a tu novia… ¿cómo se llama? Andrés, respondió azorado. Jodo, si tu novia se llama Andrés no sigo, que no necesitas consejos. No, maña, Andrés soy yo, mi novia se llama Rufina. Jodo, si se llama Rufina tampoco sigo, que entonces necesitas demasiados consejos. Bueno, dijo el Andrés, se llama Rufina, pero yo la llamo Rufi. Eso ya está mejor, siguió la tendera. Pues mira, Andrés, si le regalas a la Rufi unas bragas coloradas, tú te pondrás como una moto cuando la veas, pero ella se pondrá como una moto aunque no te vea. No acabo yo… farfulló el Andrés. Pues a ver si acabas: ella se pondrá las bragas coloradas, ¿bien hasta aquí, pichón? Sí, dijo el Andrés. Y con bragas coloradas, que son lo más guerrero del mercado, tu novia Rufi se calzará a todo el que se le ponga delante, aunque sólo sea pa que le vea la lencería torera, del color de la sangre, las bragas del color de la muleta torera ¿Ya? Pues no, todavía no, respondió el Andrés. Ostia, dijo la tendera. ¿Ostia qué? preguntó el Andrés. Ostiaputa, terció la lencera. ¿Pues?, siguió el Andrés. A ver, majico, ¿a ti se te ha follao alguna mujer así como sin avisar, aquí te pillo aquí te mato? Pues… sí, mi tía Matilde, dijo el Andrés, parecía un maquinista de la Renfe, jodo. Muy bien, Andrés. Y ¿de qué color llevaba las bragas tu tía Matilde cuando se te folló a la brava?, siguió Puri, la tendera. Pues mira, ahora que lo dices llevaba unas bragas coloradas, qué casualidá. No hay forma, dijo la Puri, dándose casi por vencida. ¿Pues?, siguió el Andrés. Que si tu novia la Rufi se pone bragas coloradas, como tu tía Matilde aquel día que te folló como un maquinista de la General, tu novia la Rufi se follará a todo hombre o macho de cualquier especie, raza, condición y edad que encuentre a su paso, y si no encuentra a ninguno a su paso, lo buscará allá donde se esconda y se lo calzará sobre la propia, sin darle tiempo ni a apagar el cigarro. Pero si yo no fumo, respondió el Andrés. ¿De qué color querías las bragas para tu novia, Andrés, majo? Coloradas, dijo el Andrés. Marchando unas bragas coloradas para el señor y sea lo que dios quiera.



Servando Gotor
Cuescos

domingo, 19 de agosto de 2012

sábado, 18 de agosto de 2012

REPRIMIDO INSTINTO (Juan Serrano)

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Fui acogida en el seno de una familia sin hijos. Entretenimiento regalado de su vivir libertino. Sucedáneo inútil de sus relaciones marchitas. Gozaron hasta el infinito de mi agradable compañía. Mi risa era su risa; y su pena, mi llanto. Me trataron como a una reina. Llegué a comer, pensar, dar la mano, hasta obedecer y dormir como ellos. No ventoseaba en público, no babeaba, ni me meaba en la alfombra del salón. Una más de su relamida especie. Tan sólo una cosa no podré perdonarles: me ligaron las trompas. Ojalá me hubiesen parido piedra para no añorar a mis hijos no tenidos. Pero no, nací perra, un perro que nunca debió renegar de su estirpe. Olvidé que mi alma es un nido de garrapatas y que las sobras y los huesos son mi alimento. Fue esta mi equivocación primera.

Aquella noche mis amos fueron al teatro de la danza. Me dejaron al cuidado de la casa. Cómodamente repantigada frente al televisor me puse a ver “Los 101 Dálmatas”, un bodrio de película en la que, para más inri, un par de perriots, desoyendo la voz de su conciencia, se comportan civilizadamente. De sus personajes, tan sólo Cruela de Vil encarna como es debido su papel. El resto: basura. Imitación perruna de estereotipados comportamientos humanos. Me quedé dormida. Otra equivocación. Un perro siempre duerme despierto.

Los cacos me engatusarían con cualquier golosina. Mis señoritos me habían enseñado dar la bienvenida a todo el mundo. En lugar de enfrentarme a ellos con mis devoradoras sauces, como les hubiese correspondido por ladrones y chorizos, los recibí cortésmente con las pertinentes ondulaciones de mi rabo al aire jubiloso de su visita. La tercera equivocación. Un animal debe guiarse con arreglo a su instinto.

No recordaba nada. Tan sólo el brillo estrellado de la barra de hierro que me aplastó el cráneo. Cuando mis amos volvieron, eufóricos tras haber escuchado el classical de Prokofiev “Pedro y el Lobo”, se encontraron con la casa patas arriba, la caja fuerte desvalijada. Y en el jardín, en medio de un charco de sangre, allí estaba yo, su domesticada perra desplomada. Rápidamente me llevaron al médico. Y fue allí, mientras el galeno me devolvía a la vida, cuando el Dios de los Perros, a través de una sagrada revelación, se dirigió a mi con estas palabras:
“Sal a toda prisa de la tierra que pisas. La siguiente equivocación puede costarte la vida. Esta no es tu casa. Debes “perrear” allá donde fuiste engendrada, si no quieres que los humanos acaben matando tu divino instinto; corre al bosque nemoroso, a la verde campiña, al arroyo claro. Que así como es un descalabro el que los ríos desemboquen en la cima de la montaña, más lo es que un perro renuncie a su natural proceder”.
Por lo que al primer descuido de mis protectores, me escapé hacia los parajes donde felizmente descubrí mi verdadera naturaleza.


 
Juan Serrano
(En el blog Blao
6 de mayo de 2012)

viernes, 17 de agosto de 2012

JUNTO AL CADÁVER DE SCHOPENHAUER,(Guy de Maupassant)

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Schopenhauer


Se moría poco a poco, como se mueren los tísicos. Todos los días lo veía sentarse a eso de las dos, bajo las ventanas del hotel, frente al mar, tranquilo, en un banco del paseo.

Permanecía algún tiempo inmóvil bajo el calor del sol, contemplando con ojos sombríos el Mediterráneo.

A veces dirigía una mirada hacia la alta montaña de cumbres brumosas que cierra el Mentón; luego, con un movimiento muy lento, cruzaba sus largas piernas, tan enflaquecidas que parecían dos huesos alrededor de los cuales flotaba el paño del pantalón, y abría un libro, siempre el mismo.

Entonces, sin variar de postura, leía, leía con los ojos y con el pensamiento: parecía que todo su pobre cuerpo desfalleciente leía, que su alma penetraba, se perdía, desaparecía en aquel libro hasta la hora en que el aire fresco lo hacía toser un poco. Entonces, levantándose, penetraba en el hotel.

Era un alemán alto, de barba rubia, que almorzaba y comía en su cuarto y no hablaba con nadie.

Una vaga curiosidad me atrajo hacia él. Un día me senté a su lado, teniendo yo también en la mano, por el bien parecer, un volumen de poesías de Musset. 

Me puse a hojear Rolla.

De pronto mi compañero me preguntó en un francés muy correcto: 

—¿Sabe usted alemán, caballero?
—Ni una palabra.
—Lo siento; porque, ya que la casualidad nos ha reunido, le hubiera prestado, le hubiera hecho fijarse en una cosa inestimable: este libro que aquí tengo.
—¿Qué libro es ése?
—Es un ejemplar de mi maestro Schopenhauer, anotado por él. Todas las márgenes, como puede usted ver, están cubiertas con su letra.

Cogí con respeto aquel libro y contemplé aquellos garabatos incomprensibles para mí, pero que revelaban el inmortal pensamiento del mayor destructor de sueños que ha pasado por el mundo.

Entonces los versos de Musset estallaron en mi memoria:

VOLTAIRE:

¿Duermes contento, y tu sonrisa horrible
envuelve aún tu rostro de ironía indecible?


 Y comparé involuntariamente el sarcasmo infantil, el sarcasmo religioso de Voltaire con la irresistible ironía del filósofo alemán, cuya influencia es, a pesar de todo, imborrable.

Aunque muchos protesten, se enfaden, se indignen o se exalten, no hay duda de que Schopenhauer ha marcado a la humanidad con el sello de su desdén y de su desencanto. 

Filósofo desengañado, ha derribado las creencias, las esperanzas, las poesías, las quimeras; ha destruido las aspiraciones, ha asolado la confianza de las almas, ha matado el amor, abatiendo el culto ideal de las mujeres, ha destrozado las ilusiones del corazón; realizó la obra más gigantesca de escepticismo que pudo intentarse. Todo lo ha aplastado con su burla. Hoy mismo, los que lo abominan llevan indudablemente, muy a pesar suyo, en sus ideas, reflejos de su pensamiento.

—¿Ha conocido usted en la intimidad a Schopenhauer —pregunté al alemán.
—Hasta su muerte, caballero —contestó sonriendo con profundo aire de tristeza.

Me habló de él, refiriéndome la impresión casi sobrenatural que causaba aquel ser extraño a cuantos a él se acercaban. 

Me contó la entrevista del "viejo demoledor" con un político francés, republicano, el cual, queriendo ver a aquel hombre, le encontró en una cervecería tumultuosa, sentado entre sus  discípulos, seco, arrugado, riendo con una risa inolvidable, mordiendo y desgarrando las ideas y las creencias con una sola palabra, como un perro que de un mordisco deshace los tisúes con que está jugando, y me repitió la frase de aquel francés, que al irse, enloquecido y azorado, exclamaba: "He creído pasar una hora con el diablo".

Luego, añadió:

—En efecto, tenía una espantosa sonrisa que nos inspiró miedo hasta después de su muerte.

Es una anécdota casi desconocida y que puedo contarle si le interesa.

Su voz cansada era interrumpida con frecuencia por los golpes de tos, mientras me refería lo siguiente:

—Schopenhauer acababa de morir, y convinimos que le velaríamos de dos en dos hasta la mañana siguiente.

"Estaba de cuerpo presente en una habitación, muy sencilla, amplia y sombría. Dos bujíasardían sobre la mesa de noche.

"El rostro no estaba desfigurado. Sonreía. Aquella arruga que conocíamos tan bien semarcaba en el extremo de sus labios; nos parecía que iba a abrir los ojos, a moverse, a hablar.

"Su pensamiento, o mejor dicho, sus pensamientos nos envolvían; nos sentíamos más que nunca en la atmósfera de su genio, invadidos, poseídos por él. Su dominio nos parecía más soberano a la hora de su muerte. Un misterio se mezclaba con el poder incomparable de aquel espíritu.

"El cuerpo de esos hombres desaparece, pero ellos quedan; y en la noche que sigue a la paralización de su corazón, le aseguro, caballero, que se ofrecen de un modo espantoso. 

"Hablábamos bajo, siempre de él, recordando frases, fórmulas, aquellas sorprendentes máximas, semejantes a fulgores que iluminasen con algunas palabras las tinieblas de la vida ignorada.

"—Me parece que va a hablar —dijo mi camarada.

"Y miramos, con una inquietud rayana en miedo, aquel rostro inmóvil que no dejaba de sonreír.

"Poco a poco sentimos cierto malestar, opresión y aun desfallecimiento.

"—No sé lo que tengo, pero te aseguro que estoy malo —balbucí.

"Y entonces notamos que el cadáver olía mal.

"Mi compañero me propuso que nos trasladáramos al cuarto inmediato, dejando la puerta abierta; y yo acepté.

"Cogí una de las bujías que ardían en la mesa de noche, dejando allí la otra, y nos fuimos a sentar al otro extremo de la habitación de manera que pudiéramos ver desde nuestro sitio la cama y el muerto en plena luz.

"Pero nos obsesionaba de continuo; se hubiera dicho que su ser, inmaterial, libre, todopoderoso y dominante, rondaba en torno nuestro; y a veces, el infame olor del cuerpo descompuesto nos alcanzaba, nos penetraba, repugnante y vago. 

"De pronto nos sentimos estremecidos hasta los huesos: un ruido, un leve ruido había salido del cuarto del muerto. Nuestras miradas se dirigieron hacia él y vimos, sí, señor, vimos perfectamente uno y otro una cosa blanca deslizándose por encima de la cama para caer en el suelo, sobre la alfombra, y desaparecer debajo de una butaca.

"De pronto nos pusimos de pie, sin saber que pensar, alocados por un terror estúpido, dispuestos a huir. Luego nos miramos el uno al otro. Estábamos horriblemente pálidos.

"El corazón nos latía con tal fuerza que se notaban sus latidos sobre nuestras levitas.

"Fui el primero en hablar. 

"—¿Has visto?

"—Sí; he visto.

"—¿No está muerto? 

"—Se halla en estado de putrefacción.

"—¿Qué vamos a hacer? 

"Mi compañero, vacilante, dijo: 

"—Hay que ir a verlo.

"Cogí nuestra bujía y entré delante, registrando con la mirada la extensa habitación de rincones oscuros. Nada se movía. Me acerqué a la cama. Pero permanecí sobrecogid o de estupefacción, de espanto: ¡Schopenhauer ya no sonreía! Tenía un gesto horrible: la boca apretada, las mejillas profundamente hundidas.


"—¡No está muerto! —exclamé. 

"Pero el olor espantoso que me llegaba a las narices me sofocaba. No me movía, mirándolo con fijeza, tan turbado como ante una aparición. 

"Entonces mi compañero, cogiendo la otra bujía, se agachó. Luego me tocó en el brazo, sin decirme una palabra. Siguiendo su mirada, descubrí en el suelo, bajo la butaca, al lado de la cama, muy blanca, sobre la oscura alfombra, abierta como para morder, la dentadura postiza de Schopenhauer.

"El trabajo de la descomposición, que afloja las mandíbulas, la había hecho salirse de la boca. 

"Aquel día tuve realmente miedo, caballero." 

Y como el sol se acercaba al mar resplandeciente, el alemán tísico se levantó y, después de saludarme, entró en el hotel.



Guy de Maupassant
Junto a un muerto (1890)

jueves, 16 de agosto de 2012

DEBAJO DE LA CAMA (Narciso de Alfonso)

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Heidi está metiéndose debajo de una cama o saliendo de debajo de una cama. Su mirada parece viva o atenta o vigilante o pendiente, tal vez como queriendo asegurarse de que nadie la vea mientras sale o entra. Uno, como sencillo merodeador, lo que aprecia tal vez en primer lugar es el cuidado, la delicadeza con la que Heidi apoya la mano en el suelo de madera.


Por extensión, uno supone que utilizará la otra mano del mismo delicado modo y que, de alguna manera, Heidi es delicada, cuidadosa. Puede que, simplemente, quiera evitar cualquier ruido. El suelo es de tablas de madera que parecen escasamente pulidas y que, ya en el poco espacio que vemos por la ventanita, encajan mal porque tienen distinta anchura.


Está hermosa vestida de blanco y de negro, como la misma cama, con el blanco liso y ceñido de las medias y del vestido y el negro con lazos y puntillas y transparencias. Como el ambiente general parece duro, sufrido y exigente, a uno le gustaría que Heidi se estuviese escapando, al menos durante un rato, a un subsuelo de fantasía y de magia, a algún lugar desenfadado y colorido, con personas extrañas y amables, dadas al baile y al juego. O, con más realismo, que debajo de la alta cama buscara el amor, el clandestino encuentro con su amante, la alegría de los besos y de la piel ardiendo, el regalo del placer.

 





Narciso de Alfonso
del blog
 
 
 

miércoles, 15 de agosto de 2012

MR. DEATH AND MR. DAMNED (Antonio Envid)

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 "La vida es como un cuento relatado por un idiota, un cuento lleno de palabrería y frenesí!, que no tiene ningún sentido". Macbeth, 5.º acto, escena V


- ¿Cómo puede afirmarlo con tanta seguridad, Mr. Death? Nadie sabe nada de eso

- Hay pruebas, indicios de su existencia, Mr. Damned. Quizá, no sean concluyentes, pero una multitud de indicios pueden llegar a formar una certeza. En primer lugar está ese Elías, que asegura haber estado en otro mundo y…

- ¿Elías? Pero ¡hombre!, Mr Death, con lo bien puesta que tiene usted la calavera sobre las clavículas, hacer caso de ese chalado que dice que fue arrebatado de la vida y traído aquí por un carro de fuego . A Elías, con sus luengas barbas, sus hirsutos pelos de loco y su túnica raída, no le hace caso nadie. Está, como quien dice, de atar.

- Mr. Damned, es una frivolidad tildarlo de loco, habla con mucho conocimiento de causa, aunque es cierto que eso del carro de fuego con caballos de fuego y todas esas zarandajas son difíciles de creer. Pero ¿Qué me dice de esas criaturas tan extrañas, los cadáveres de feto? Los científicos aseguran que son humanos, pero sin acabar, o sea, sin terminar de hacer, que pasaron de la concepción a la muerte. Es una prueba de que desde el estado de feto al nuestro, de muerto, hay un vacío inexplicable. Tiene que existir entre ambos estados un ciclo, digamos… vital, algo desconocido y totalmente opuesto a nuestro estado mortuorio.

- Mr. Death, no me convencerá nunca de que existe vida antes de la muerte. ¡Recordaríamos algo de ese estadio anterior a la vez que inferior! Nadie recuerda nada de esa “vida” tan difusa y enigmática que dice usted y algunos como usted que existe.

- Están la regresiones. El doctor Killed asegura que ha sometido a varios individuos a sesiones de hipnosis y ha logrado que regresen a una etapa anterior a la actual; algunos han descrito un mundo de criaturas vivas, muy complejo, lleno de ruido y confusión, por cierto. Incluso uno recordó haber estado en diferentes épocas en ese extraño mundo. En una ocasión era gran sacerdote egipcio, en otra general romano, luego emperador de Francia, creo que dijo. Eso sí, en los test de personalidad dio un claro perfil de mitómano…. Y qué me dice de los vampiros, esos seres a caballo de ambos mundos.

- No me diga que cree en el vampirismo, Mr. Death. Como por el día dicen que están escondidos en sus criptas y sepulcros y por la noche emigran al otro mundo para alimentarse, resulta que nunca coincidimos, de manera que nadie los ha visto, salvo en las series de televisión. Me parece que usted ve demasiadas emisiones de “Crepúsculo”.

- Bueno, pero no me negará, Mr. Damned, que estos últimos años aparecen por aquí demasiadas personas que no saben decir de donde vienen, por ejemplo esa que pasa por ahí, la semana pasada no estaba. Continuamente aparece gente nueva, que no recuerdan nada, que no dan noticia de donde provienen, que antes no estaban y ahora están. Continuamente hay que ir agrandando el cementerio. Mr Deceased, el contratista se está forrando.

- Mr. Death, es usted un ingenuo, esos que dicen no recordar de donde vienen son emigrantes sin papeles, les conviene no recordar nada para que no los devuelvan a su lugar de origen. Mire, todo eso de la vida antes de la muerte y todos esos misterios están bien para los que se dedican a escribir novelas y a rodar películas de vivos aparecidos o muertos vivientes, para pasar el rato leyéndolos o viéndolas, o para embaucar a gente crédula como usted…. Se me está haciendo muy tarde, con su permiso me retiro a mi tumba a descansar ¡qué tenga una buena noche!, por cierto que al venir hacia aquí he visto que ha dejado su cripta abierta y debería de tener cuidado no se le cuele algún “vivo” ocupa, que luego no hay forma de echarlo. Es que hay mucha necesidad de morienda y con esto de la crisis mucha tumba desalojada por impago de la hipoteca.


Antonio Envid
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