domingo, 23 de noviembre de 2014

PAPÁ (Javier Iribarren)




El día de su funeral cené con mamá en un mesón de los que se dicen jamoneros. Cuando concluyó la ceremonia buscamos un lugar para guarecernos de los mentideros creados en torno al pórtico de la parroquia. Amigos y conocidos de conocidos chismorreaban sin cuartel. Era su momento: “¡Cómo estaba la iglesia!”, “Muy bien este cura, eh”, “¡Solo nos vemos en funerales!”, “Que me voy ya, me alegro de verte”.
En el mesón estudié la carta con detenimiento: raciones, bocadillos fríos, los calientes, hamburguesas… Mamá, que tiene poca desenvoltura en los bares, me confió la iniciativa. Pedí dos bocadillos, el completo de jamón serrano, sin pimiento como lo prefirió ella, y el de cecina de Astorga con paté y aceite, que nos recomendó entusiasta el camarero. Los presentaron al cabo de cinco minutos, generosos y rotos en mitades, para facilitarnos el mordisco. Deliciosos los dos, vaya por delante, si convenimos a la hora de señalar el de cecina como excelente. Y así se lo hicimos saber al camarero, pues no dejaba de fisgar nuestros bocados en busca de una aprobación coral a su sugerencia. Bien a gusto me hubiera zampado otra mitad, y creo que mamá también, pero un conocido, otro más, se acercó a mostrar sus sentidos respetos a la viuda. Mamá ni siquiera se acordaba de su nombre, “el de la ferretería, sí, sí, claro”, pero verlo así de afectado, derramando la compostura entre sollozos, le causó algo de rubor.
Camino de casa retomamos el hilo del funeral. Mamá se atrevió a especular con cifras de asistentes y evocó con resignación socarrona las últimas voluntades de su marido, “Nada de misas ni sermones. Y tiráis mis cenizas al Ebro”.
Antes de retirarnos a dormir volvimos a coincidir en la cocina.
- ¿No te acuestas, hijo?
- Sí, ahora. Me he quedado con hambre. Voy a picar algo.
- Yo también tengo apetito, no te creas. ¿Queda algo de queso?
- En el “frigo” no. Lo terminé ayer.
- Hay en el balcón, creo.
- ¿Voy?
- Sí, por favor.
- Vale. Ahora vuelvo.
- ¡Luis!
- ¡Dime mamá!
- Coge también las nueces.


Javier Iribarren


jueves, 13 de noviembre de 2014

AYER PRESENTAMOS EN ZARAGOZA "INTERINO", LA NOVELA DE JAVIER IRIBARREN

Ayer, miércoles, después de su presentación en Pamplona, Logroño y otras localidades, se presentó por fin en Zaragoza la novela de nuestro amigo Javier Iribarren. Pasamos un buen rato de charla y conversación y, desde aquí, sólo me queda agradecer la presencia de los que allí estuvistéis y de los que queríais estar y no os fue posible. Os dejo abajo la crítica que en su día colgué en el blog Lecturas hispánicas.
Una buena novela, muy por encima de la media de lo que se está publicando. Calidad literaria, testimonio, crítica, amor y humor, de la mano de un autor con talento y oficio.



Procuré retomar el ritmo de estudio, por enésima vez, aunque no fue sencillo. Tal vez convenga precisar aquí al lector que aunque no lo parezca el relato avanza, y hacia delante. Las correrías de un opositor no encierran asesinatos junto al lago, leyendas templarias ni secretos vaticanos. Es probable que no haya ni sexo. Auguro que no habrá película. (de "Interino". Javier Iribarren.Ediciones Eunate. Pamplona, 2014).

Pues no, no es cierto. Porque en "Interino" sí que hay película. Javier Iribarren nos presenta una apasionante novela de amor, humor y crítica social, que destapa los padecimientos y hasta los peores instintos humanos ante la lucha diaria por la supervivencia, y cómo esa lucha puede convertirse en una verdadera trampa. Su lectura suscita multitud de interrogantes, pero quizá el principal consista en cuestionar nuestras propias ambiciones: la naturaleza de las mismas y sus efectos, su legitimidad y, en todo caso, su verdadera conveniencia (su oportunidad). Buen punto de partida para una profunda reflexión sobre lo que la sociedad espera de nuestros jóvenes y ellos de la sociedad.
Estamos ante el crudo testimonio del suplicio padecido por esta juventud condenada al fracaso escolar o a discurrir por un eterno laberinto implacable y desesperanzado de estudio, disciplina y pobreza, difícilmente compatibles con la mínima estabilidad física y emocional que cualquier tipo de proyecto vital precisa. Panorama sólo roto por algún que otro escarceo casi siempre condenado al fracaso, bien sea por el extranjero (Londres, en este caso) para intentar buscar salidas y, de paso, aprender o perfeccionar otro idioma; bien por los bosques de una administración efímera, transitoria y provisional. Estudiante, opositor o interino, qué más da: la angustia es extrapolable a cualquier otra situación en que se hallan inmersos los jóvenes de hoy. Y este es el testimonio y esta la odisea: un relato verdaderamente dramático. ¿Cómo que no hay película? 
Y ya, en la perspectiva puramente formal o literaria, nos encontramos con una prosa exenta de experimentos lingüísticos o expresivos o de pretensiones líricas o poéticas, pero rigurosa y eficaz; de hecho, la narración mantiene un ritmo muy bueno con dosis, si no de un suspense hitchcockiano (inapropiado por lo demás para el género), sí de la necesaria tensión para atrapar la atención del lector, aderezada además con pinceladas -ahí sí- de un lirismo nada pacato (y por tanto acorde con el tono narrativo) pero muy emotivo y salpicado de un humor muchas veces fino e inteligente. La trama está perfectamente estructurada y los personajes acertadamente definidos, lo que unido a ese logrado ritmo hacen de "Interino" una novela muy por encima de la mediocridad a la que nos tiene acostumbrados el actual mercado literario .
Recomiendo, pues, su lectura: es interesante, emocionante, divertida y motivadora. Pero, además, lo dicho: contiene un vivo testimonio de nuestra época. Bueno, hoy, para la reflexión y, mañana, para el recuerdo aleccionador.


Servando Gotor


sábado, 8 de noviembre de 2014

LA NOVELA "INTERINO" DEJAVIER IRIBARREN, SE PRESENTA EN ZARAGOZA ESTE MARTES, DÍA 12

Interino, la novela de nuestro amigo Javier Iribarren, editada por Ediciones Eunate, se presenta en Zaragoza el próximo día 12 a las 19,30 en Sala Cultural de Librería Central (Corona de Aragón, 40). En el acto intervendrá el abogado y escritor Servando Gotor y el propio autor. 



Interino es sinónimo de provisional, transitorio, fugaz. ¿Puede una persona llevar una existencia interina? Eduardo Iturralde es un joven universitario con nombre de árbitro y dificultades para pronunciar la erre. La timidez, parece, le viene de serie. Los proyectos que emprende, sean laborales o personales, no terminan de cuajar. “No acabas nada, hijo. Hay que ser más paciente en la vida”, le recuerda su madre.
Javier Iribarren
No parecen las mejores credenciales para estudiar una oposición, desde luego. Pero Iturralde es obstinado y la propia inercia de la vida le ha llevado por ese camino. Convertirse en alto funcionario de la Administración Foral de Navarra se convertirá a partir de entonces en su aspiración.
Un reto intelectual mayúsculo que el protagonista tratará de compaginar con su relación de pareja y con diversos empleos temporales al servicio de la Administración Pública. ¿Lo conseguirá? 
Una historia de superación que nace en el periodo de bonanza y profundiza en lo más profundo de la crisis actual. El testimonio (crudo testimonio) de lo que la sociedad actual depara a nuestros jóvenes. 
Javier Iribarren  nace en Logroño en 1980. Es licenciado en Derecho y funcionario de la Administración de la Comunidad Autónoma de La Rioja. “Interino” es su primera novela.


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