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domingo, 13 de octubre de 2013

EL OTRO (Armando Muchabulla)


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La noche se había metido en agua, llovía a cántaros. Cómo podía llover tanto en esta ciudad donde nunca llueve. Las precipitaciones anuales son equivalentes a la media del Sahara, dijo Martín. El otro no contestó, se subió la capucha del chubasquero y oteó a través de sus gafas anegadas como si estuviera en la proa de un ballenero y escudriñara anhelante la luz de un faro que lo guiara a puerto. Todo estaba cerrado, las calles desiertas; se hallaban a merced de los elementos, un gesto de desolación se dibujaba en su cara. El otro -prosiguió Martín reanudando su conversación, más bien un monólogo, que llevaba arrastrando desde algunos minutos antes- es inaprensible, juzgamos sus actitudes sus pensamientos con los únicos elementos que tenemos a mano, esto es, nuestra propia forma de pensar y de ver las cosas, eso plantea un problema filosófico de difícil solución, porque, precisamente, la otredad es algo distinto al yo, es una entidad diferente, eso exige que tenga sus propias leyes para que exista diferenciadamente, una frontera delimitadora que evite la confusión, sí, ese es el símil, que sea otro territorio. ¿Oye, no es ese Julio?, preguntó el otro. ¿Quién?. Ese que se ha metido por esa bocacalle, ya no lo vemos. ¿Pero, qué Julio?, pregunta Martín. Cortázar, por supuesto, le responde. Pues, no sé que te diga, no lo he visto, pero a lo que vamos, el otro es una entidad distinta a mí, con sus propias leyes y reglas, eso es su nota característica, lo que le otorga una categoría propia, pero, para observarlo y reconocerlo como una entidad distinta a la mía, le impongo mis normas, mi soberanía, lo mido de acuerdo con los parámetros que yo he establecido. ¿No es, en realidad, una forma de apropiarme de la otra entidad? Someterlo a mis reglas, hacer que responda a ellas, en cierto modo, tratar de dominarlo, de ponerlo bajo mis órdenes, de tenerlo a mi servicio, en definitiva, de apropiármelo, de domesticarlo convirtiéndolo en un apéndice de mí, por tanto, de confundirlo conmigo, o sea, a la postre, es una manera de destruirlo. ¡Qué asco!, exclamó el otro, he pisado una caca de perro. Cómo sabes que es de perro y no de gato, por ejemplo, inquiere Martín. Por su textura, con esta agua se ha puesto más blandita y más asquerosa, si fuera de gato sería más olorosa, pero habría conservado una mayor consistencia. Tengo experiencia en este tipo de accidentes. En esta ciudad ciudad, donde nunca llueve, salvo esta noche, ha de ir uno siempre sorteando los excrementos de cánidos y felinos. Martín sigue con su discurso: pero, por otra parte, al otro le pasa lo mismo conmigo: trata de comprenderme de acuerdo con de sus estándares, me mira, como tú, a través de sus gafas, quiere apropiárseme….. ¡Ya basta!, le impreca el otro, ya estoy hasta los cataplines de escucharte, tengo frío, estoy calado hasta el culo, he pisado una mierda y, además, yo lo tengo muy claro: el otro soy yo, quiero decir, tú.


Armando Muchabulla


sábado, 5 de octubre de 2013

LA PORRISTA (Armando Muchabulla)





Cuando vimos aparecer a la mamá de Ander, el base, al primer ensayo de las porristas, nos quedamos todas ojipláticas. ¿De qué iba la abuelita? Pero pronto nos convenció de que solo venía a hacer ejercicio, para estirarse y mantenerse en forma y tal, que no nos molestaría en nada, que la dejásemos hacer nuestros ejercicios, los sencillitos, claro, y, la verdad, a la mayoría nos cayó simpática. Solo a la Marga y su cuadrillita, que son unas crujidas, les rallaba el que estuviera ahí dando saltitos detrás de nosotras. ¿Qué mal hacía? Cogía sus pompones y trataba de seguir nuestros movimientos, además, a la salida nos invitaba a cocacolas y a las que le caían de paso las llevaba a casa en su coche. La pobre terminaba “escangallada”, como ella decía, pero se la veía contenta, y a nosotras nos daba igual, no se metía en nuestras conversaciones ni en nada, o sea que pronto su presencia nos pareció algo normal. La cosa se complicó cuando comenzó a pensar que, quizá, podía salir a la pista, como una más, entonces comprendí que no rulaba, que se le habían cruzado los cables, y que la cosa terminaría mal. Cuando tras un gran bronca con el entrenador, éste le dijo: “para salir tendrás que pasar por encima de mi cadáver”, y ella sacó del bolso una pistola y contestó, “eso no es obstáculo” y se lo cargó tranquilamente, entonces, pasé verdadero miedo.


Armando Muchabulla




jueves, 19 de septiembre de 2013

EL GRAN MAESTRO EN LA MONCLOA (Armando Muchabulla)


AEM

Desde que llegó a la Moncloa el venerado maestro Phrami Pashandhabarta, pocos son los que puedan afirmar que lo hayan visto. A su llegada hizo saber a través de su discípulo que solo precisaba una libra de arroz, una libra de té y un infiernillo de alcohol y solicitaba que retirasen todo el mobiliario  de su alojamiento, pues la esterilla que traía consigo era todo el ajuar que precisaba. Se dice que a raíz de la invasión china de su país abandonó el convento y con su discípulo predilecto se retiró a un monte en medio del desierto donde se dedicó durante todos estos años a una intensa meditación aislado del mundo, alcanzando fama de gran sabiduría.
Al fin, parece que accedió a ser consultado por nuestro presidente Rajoy, y aunque todo está rodeado de un gran secreto, las filtraciones aseguran que a las preguntas de Rajoy sobre el problema de Cataluña, contestó: “las partes contienen el todo y el todo contiene a las partes”. Ante estas enigmáticas palabras, que al parecer complacieron a nuestro presidente, pues revelaban cierta afinidad con el pensamiento gallego, Rajoy es quien se ha retirado a meditar sobre ellas.


Armando Muchabulla


martes, 27 de agosto de 2013

HAY QUIEN SABE APROVECHAR LAS VACACIONES (Armando Muchabulla)


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Y entonces va Raúl y dice que ellos, Martita y él, en que pueden se van por ahí, por el extranjero, que hay que conocer otras culturas, otras formas de pensar y de ver las cosas, que hay que airearse por ahí fuera, que si te quedas aquí, a la playa y al pueblo, el cerebro se te va reduciendo y va tomando la forma de la boina. Hay que abrir la mente y estar dispuestos a aceptar otras visiones del mundo. ¿Qué entenderá él por otras culturas y otras visiones, aparte de la cultura y la visión de los partidos que dan por la tele? Te acuerdas Martita, dice el tío, aquellas vacaciones en Corea ¡Qué país más bonito y exótico! y qué baratos estaban todos los chismes electrónicos. No nos lo íbamos a creer, pero este móvil que lleva se lo compró allí por cinco dólares. Nada menos que este samsung, con todas las aplicaciones que tiene. ¿Y cuando estuvimos en Turquía? Mirar este frigorífico ¿qué os parece? Turco. Turco de los pies a cabeza, y sin turbante ¿Qué os creéis, que solo tienen alfombras?. Es que hay que salir y enterarse. Es verdad, Martita, que nos pegaron una clavada en la aduana cuando nos lo trajeron, pero aun así, nos salió barato, y funciona perfectamente. Mientras, yo sudando tinta de calamar para abrir la botella con aquel artefacto que habrían comprado en Kamptchatka o en el Katmandú, y sería de asta de reno o de hueso de mono fósil y, además de ser una joya de la artesanía local, les habría resultado baratísimo, pero antes podrían haber probado el chisme éste en los testículos del top-manta que se lo vendió. Pero cuando mencionaron el collar de coral adquirido en una jaima del desierto de Gobi, o en la tundra siberiana, vete tú a saber, me entró una risa floja, que todavía me dura. Es verlo para creerlo. Resulta que una noche que nos fuimos a bailar, la inefable Martita se puso el flamante collar de coral para realzar su gracia natural. Con los bailoteos y los cubatas comenzó la exudación general y de pronto, Marta que lanza un grito, ¡estoy herida, estoy herida! alguien me ha clavado algo en el cuello, ¡me desangro! ¡qué me muero, qué me muero! ¡hacer algo, qué me desangro!. En urgencias le quitamos el collar y los hilillos de sangre que le caían del cuello abajo procedían de aquellos valiosísimos corales que tan baratos le habían costado. Eran unos corales de una clase rarísima, con propiedades sobrenaturales, pues al contacto con el sudor despedían un liquidillo de un color rojizo sanguinolento. Menos mal que no nos había atendido ningún sanitario, como suele ocurrir, y nos fuimos a más de a paso y más corridos que el culo de las papionas del zoo de Barcelona. Y el tío seguía con la barrila de las culturas y lo bueno de respirar otros aires, adquiriendo otros conocimientos, y yo luchando con aquel infernal chisme que me destrozaba los dedos, entonces comprendí la fuerza que tiene el sentimiento de amistad, pues frenaba mi deseo casi irresistible de estamparle la botella en la testa para contribuir, yo también, a abrirle la mente a otros mundos. Como dicen que la venganza es como el gazpacho, que se sirve fría, les aguarda, el próximo viernes que vendrán a casa, hora y media de vídeo por las selvas hondureñas, que los va a dejar calmados por unas cuantas semanas.


miércoles, 7 de agosto de 2013

CULOS: LECCIÓN DE ANATOMÍA APLICADA AL MUSIC HALL (Armando Muchabulla)




El music hall, señores, no morirá nunca. Que agoniza lo vengo oyendo desde que en mi juventud entré de ayudante de ayudante de tramoyista en el Lido, y, ya ven, me he jubilado trabajando en el mismo sitio. Cambiará de nombre, mudará de piel, se reinventará a sí mismo, aparecerá como “music hall” en Londres, como “revista” en España, como “cabaret” en Berlín, como “vaudeville” en Nueva York, como “varietés” en todas partes, y cuando todos lo dan por desaparecido mutará a “musical” para triunfar en Broadway. 
Yo sé de lo que hablo, desde que siendo un imberbe tuve la fortuna de entrar de ayudante de ayudante de tramoyista, como ya les he dicho, nada menos que en una de las catedrales del género, el Lido, a base de años de trabajo, esfuerzo e inteligencia, llegue a ayudante de director de escena. Entonces no era como hoy, que cualquier muchacho salido de una dudosa escuela de actores de Boston o Nueva York da comienzo a su carrera como ayudante de director de escena. Hoy se hacen generales a soldados bisoños con unos cursillos de risa. Así nos va. Muchos de estos comenzarán de ayudantes de director, o, incluso de directores de escena y terminarán de ayudantes de ayudantes de tramoyista, tiempo para ver. El caso es que con tantos años de profesión me he convertido en uno de los mayores expertos mundiales en culos femeninos, he dado clases de esta materia como profesor visitante en instituciones tan importantes como el Berklee College. En Atenas me proclamaron como hierofante del culto a la Venus calipigia.
En el musical tan importante como la voz y las dotes para el baile es el trasero de las chicas. Unos culos discordantes o demasiado homogéneos pueden arruinarte el mejor espectáculo. Hay que tener buen gusto y sentido estético para seleccionar a las chicas de acuerdo con esta parte tan delicada de su anatomía. Mi lección de hoy espero que les sea muy útil en esta materia para su vida profesional, o sea que les ruego la máxima atención. Gracias a mi larga experiencia he podido extraer dos caracteres base para los traseros con que la naturaleza dota a estas deliciosas criaturas. Estos caracteres son la forma y su convexidad. Por su forma podemos clasificarlos en: culo redondo, forma de cereza picota, hendido, claro está en dos hemisferios, pero rotundamente redondo, muy estimulante; culo en forma de pera o “periforme”, muy bello, por cierto; culo cilíndrico, en forma de una manzana, aunque se ensancha ligeramente por el ecuador, básicamente mantiene sus dimensiones desde la cadera hasta el arranque de las piernas, aunque resulta algo viril, es el que priva actualmente (lo dicho, cualquier chiquilicuatre provisto de un master de una escuela de dudoso renombre ocupa hoy en día un puesto destacado en la dirección). Por supuesto, cada una de estas formas estándar presenta infinitas variedades, pero ahí está la inteligencia para extraer los parámetros comunes a esa infinita heterogeneidad. Puedo asegurarles, que a pesar de haber visto miles de traseros de chicas, nunca vi dos iguales, son tan personales como las huellas dactilares.
El otro carácter base es su mayor o menor concavidad, de acuerdo con ella, esta pieza anatómica con que la naturaleza dota a estas deliciosas criaturas puede clasificarse en otras tres categorías: culo respingón, ya me entienden, es característico de la raza negra; culo plano o “culo panadero”, propio de las razas latinas, por algo en la vieja Roma se inventó el zapato de tacón, que ayuda a disimular esta condición; por último, y en el presente caso por justicia, está el culo escurrido, poco estético, pero podría mencionarles una larga nómina de vedettes que padecían de esta falta sin que ello afectara a su fama, para remediarla están los pon-pones, los lazos, las plumas, no hay nada que un buen vestuario no pueda arreglar, eso si ese “derrier” hay que saberlo mover muy bien. En el caso de la convexidad es conveniente establecer tres grados para cada tipo, ligera, normal y extrema,  de modo que esta característica nos da nueve variedades.
Calculen ustedes, tres formas básicas por nueve grados de convexidad, dan nada menos que veintisiete formas estándar. Les aseguro que cualquier culo, por raro que sea, puede encajarse en cualquiera de estas formas elementales. Veamos, culo redondo y respingón, en sus tres grados, ligeramente respingón, moderadamente o exageradamente respingón; culo redondo panadero respingón……… En fin, dejo como ejercicio para casa el que ustedes desarrollen las veintisiete variedades e imaginen alguna chica que responda a cada una de ellas. Para no agobiarles más, damos fin a la clase, espero para el próximo día que traigan los deberes hechos y cientos de preguntas. Buenos días.


Armando Muchabulla


jueves, 25 de julio de 2013

TURISTAS DEL IDEAL (Armando Muchabulla)



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Ese es el título de la última novela de Ignacio Vidal-Folch, que confieso pendiente de leer, como tantos otros libros que se amontonan impúdicamente en mi mesa a la espera de que mi pereza les permita mostrarme sus delicias interiores, pero con este haré un esfuerzo, sobre todo después de haber leído una entrevista a su autor, llena de agudas verdades. En ella, el escritor dice sobre su relato: “Este es un libro más ideológico y a la vez más pegado a la realidad que otros, porque lo he escrito en respuesta y burla de actitudes que me irritaban y no veía contestadas por otras plumas. Me refiero a esa beatitud izquierdista, a cierto bonismo, ciertas ideas a priori repetidas mil veces y nunca cuestionadas; esa pereza mental, esa autoindulgencia que padecen tantos progresistas entre nosotros que, parafraseando a San Agustín, parecen decirse: Ama al pueblo y haz lo que quieras.”
Sorprendentemente, a veces, se encadenan algunos hechos aislados, sin ninguna relación entre ellos, que nos llevan a una nueva visión de las cosas, porque el otro día tuve la ocasión de volver a ver la excelente película “El último rey de Escocia”, en la que se cuenta la historia de un joven médico escocés que va a Uganda a practicar la medicina en un hospital de una ONG y allí, por un hecho casual, traba amistad con el terrible dictador Idi Amin, hasta el punto de hacerlo su consejero y médico personal. Hacia el final de la película, cuando el feroz dictador (fabulosamente interpretado por Forest Whitaker)  se dispone a torturar y asesinar brutalmente a su joven amigo, le dice: “Viniste a África para jugar al hombre blanco. Pero no es un juego. Somos reales. Este cuarto es real. Y cuando mueras, será la primera cosa real que hagas”. Hay que advertir que el pecado cometido por el médico es seducir y dejar embarazada a una de las mujeres del dictador; un grave delito para la mentalidad de los ugandeses, ya que desacreditaba totalmente el poder del indiscutido tirano.
Pues esa frase de “ir a Africa a jugar al hombre blanco” me bailaba por la cabeza cuando leía la noticia de la liberación de dos médicos catalanas que habían sido secuestradas en un campo de refugiados de Kenia a las que bauticé de inmediato como “turistas del ideal”. No me cabe duda alguna de que esas dos chicas fueron al campo aquel llenas de abnegación y altruismo, que su única voluntad era la ayudar desinteresadamente a sus semejantes, y me conmueve el calvario que habrán tenido que pasar en sus casi dos años de cautiverio, y me alegro con ellas de que ese sufrimiento haya felizmente terminado, pero, ya está bien, de que un año tras otro, con nuestros impuestos y recortando gastos de sanidad en nuestro país, estemos pagando rescates millonarios a bandas de criminales para poder traer otra vez al hogar a estos idealistas. Resulta que el español comienza a ser apetecible para estos bandoleros, pues el Estado español paga, no envía al ejército o a los marines como Francia o los norteamericanos. ¿Porqué estas humanitarias almas tienen que viajar hasta los más apartados lugares de África cuando el tercer mundo lo tienen, quizá, a la vuelta de la esquina? ¿Porqué no se dan una vuelta, pongamos por caso, por El Raval de Barcelona?. Vi unas imágenes del campo de refugiados en el que prestaban sus servicios y me pregunto qué podían hacer esas buenas chicas en un lugar tan dantesco, desprovisto de todo, contando, seguramente con un termómetro y un fonendoscopio por todo equipo, y algunas vendas y aspirinas como todo remedio. Seguramente el brujo africano era más útil que ellas, al menos con sus conocimientos de las propiedades de algunas hierbas y contando con la fe de sus enfermos en sus conjuros podrían proporcionar algún consuelo a los dolientes.

Armando Muchabulla



lunes, 24 de junio de 2013

LAS CENIZAS DEL REMIGIO - Cuento popular aragonés (Armando Bulla)


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Ya lo he declarado cien veces, de modo que es una tontería volverlo a decir, ¡qué más da!, o sea, que si insiste contaré otra vez lo mismo. Cuando encontraron muerto, de madrugada, a Remigio en la puerta del club; sí, el que está a las afueras del pueblo, en la carretera que va a Madrid; se desataron todo tipo de habladurías, pero todo quedó aclarado, porque el forense dictaminó que fue por un paro cardíaco y aunque tenía desabrochada la bragueta, parece ser que era porque iba a orinar en el arbolillo que está cerca de donde lo encontraron, y como la Húngara, que la llamamos así porque es de Bosnia, que yo bien me lo sé, que me ha contado su vida un fascal de veces, trasegándose a mi cargo varias arrobas de güisqui, pues, eso, que ella había declarado que aquella noche había estado más fogoso que de costumbre, de modo que se habría pasado con el pastillaje. ¡Cabal!, el Remigio, aunque mozo, para muchas hazañas, ya no estaba. Pues bien, se le encontró en el bolsillo de la chaqueta un billete de lotería y una lista de cosas. En la lista, una vez descifrada la barullera caligrafía de Remigio, se leía: comprar la pantalla de plasma más grande del mercau; ir a la final del prainsa; un viaje a disneiuorl. Hubo mucha polémica en la sesión del ayuntamiento en la que se debatió el asunto, pero al fin, triunfó la interpretación del Roque, alguacil, cartero pedáneo, vocero y representante de piensos jens en el pueblo, además de compañero de francachelas del finado, se dice así, ¿no?,  finado, ah, bueno, por eso. Quién mejor que yo para descifrar el enigma, dijo el Roque, ahuecando la voz, como cuando anuncia por el altavoz de la iglesia que se puede empezar a regar en la huerta, que ha venido el agua, quién mejor. El billete de lotería, está claro, si le tocaba realizaría los tres deseos que apuntó en el papel. Lo de la pantalla de plasma, una estupidez, a burro muerto, cebada al rabo, y lo del final del prainsa, la copa de la Reina, que se disputaba ese fin de semana, precisamente, entre el Barcelona y el Prainsa, era una verdadera pena que no hubiera podido asistir, pues seguía todos los partidos del equipo femenino zaragozano y verlas enfrentarse contra las catalanas, eso habría sido p´a morirse del gusto, como decía, ¿quién podría oponerse a la rasmia de las mañas?. Que bien mirado, mejor que se haya muerto, porque el cuatro a cero que nos endiñaron las catalanas, con rasmia o no, lo habría fulminado; un bochorno, por mucho que la árbitro estuviera por las catalanas, que eso se vio, y eso que es madrileña, que vergüenza tenía que darle. Pero lo último, lo del disneiuorl, eso sí que se podía hacer: si tocaba el billete de la lotería, con el dinero del premio, pues que fuera uno de nosotros a esparcir sus cenizas por el parque ese, así podría disfrutarlo toda la vida eterna con el ratón miquei y el pato donal. Es lo menos que se merecía el Remigio, tan buen vecino, que siempre pagaba una ronda para todos en el bar. Pues bien, como el diablo lía bien las cosas, en el sorteo no resultó premiado el número del Remigio, y ante la decepción de todo el pueblo, don Numancio, que le salen los dineros por las orejas, nadie sabe como, que de chico se limpiaba el culo con una piedra y le colgaban siempre dos candelas de las narices y ahora es don Numancio, pues eso, que dijo que no pasaba nada, que él pagaba el viaje al que eligiéramos para llevar las cenizas. Hecho el sorteo me tocó a mí. No vean las felicitaciones y las caras de envidia de mis paisanos, desde que vino un candidato de no sé qué partido, que todos son igual, a decirnos que si lo votábamos nos pondría el ave para ir a la capital, no he visto tanto entusiasmo. Total que don Numancio me dio un paquete con las cenizas del pobre Remigio y me dijo que en el aeropuerto me esperaría un primo suyo, que le entregara las cenizas, que era de toda confianza, que me acompañaría al parque, porque como yo no sé inglés, pues eso, que me resolvería todo. Y ya ve, aquí estoy acusado de tráfico de estupefacientes, ya llevo tres meses y esto parece que va para largo.

(Notas del recopilador.- Estas notas son de todo punto innecesarias, pero se recogen para mostrar el componente étnico del relato y justificar el trabajo del recopilador.
“Fascal”, conjunto de treinta gavillas o fajinas de trigo o de otro cereal, en general una “carga” de cereal. Procede del latín “fascis”. Se utiliza con el significado de un montón de cosas y por extensión: mucho, abundancia.
“Arroba” medida de capacidad que en Aragón equivalía a unos 13,33 litros para el aguardiente. También era una medida de peso y de superficie. No confundir con @,  utilizada en las direcciones de correo electrónico. Procede del árabe con el significado de una cuarta parte.
“Rasmia”, empuje, tesón. Como muchos otros aragonesismos viene recogida en el DRAE.
 “Candela” del latín candela, vela o cirio. En Aragón el uso del “moquero”, el pañuelo fue siempre para atar la cabeza, fue introducido muy tardíamente, mi abuelo afirmaba que era una cochinada llevar los mocos en el bolsillo.)


Armando Bulla 

martes, 18 de junio de 2013

LOS ALCORQUES DE LA PLAZA DE TASKIM (Armando Bulla)



Deambulo por esta levítica y provinciana ciudad donde se hunden mis raíces y de la que nunca he podido alejarme. Esta querida/aborrecida ciudad barrida siempre por el viento. Contemplo los alcorques vacíos como ojo de tuerto que bordean sus calles y sus plazas, a la espera de una piadosa mano que plante en ellos un chito, por vulgar que sea. Huérfanos alcorques del necesario árbol, atormentados por inevitables excremento de perro, cómo no sentir piedad por vosotros. Blanche DuBois confiaba en la bondad de los extraños. ¡Oh, ediles arboricidas, seréis amontonados con las secas ramas de los árboles que han perecido bajo vuestra municipal hacha y arrojados con ellas al fuego! ¿Ésta es tierra de cristianos viejos? Mientras, en una lejana plaza los infieles se amotinan porque el gran visir quiere talar un bosquecillo para construir un moderno centro comercial.


Armando Bulla

viernes, 10 de mayo de 2013

¿EDUCACIÓN EN ESPAÑA? (Armando Muchabulla)



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Escucho por una emisora de radio la despedida de una becaria: “He de deciros que he estado supercontenta mientras he estado trabajando con vosotros, sois unos compañeros supermajos que me habéis tratado superbién. Vale. He estado trabajando supermotivada con vosotros. Vale. Tanto los compañeros de redacción, vale, como los técnicos, vale, os habéis comportado conmigo superbién……”. Y así seguía una larga retahíla de súperes y de vales, haciendo gala de una fluidez de lenguaje no muy apropiada en quien se ha preparado para ser experta en comunicación.
En una televisión nacional entrevistan a un joven que teme por la supervivencia de su puesto de trabajo en la fábrica de chocolates de Ateca, pueblo de la provincia de Zaragoza. Esta fábrica centenaria va a ser cerrada, según ha informado su propietaria, una multinacional, para trasladar la fabricación  a otras factorías que posee en Valladolid y Polonia: “No hemos querido estudiar, ya que al tener la fábrica y por ahí, para qué estudiar. Pero si la cierran, sin estudios y sin nada, qué vamos a hacer…”.

Tras estas desconcertantes declaraciones se esconden dramas personales de jóvenes que nos conmueven, pero sobre todo nos obligan a pensar sobre la responsabilidad que tenemos todos y cada uno de los adultos de este país sobre la formación de estos muchachos. No solamente por las frustraciones personales que pueden derivarse de nuestro hacer, si no, también, porque  de estos jóvenes depende el futuro de nuestra sociedad. La educación en este país se ha utilizado como arma ideológica, una manera de captar votos, una forma de fabricar súbditos de la aristocracia política, un sistema para satisfacer intereses personales de formadores en los que se ha tenido más en cuenta su adscripción ideológica que su capacidad docente, un sistema que ha diseñado los estudios de acuerdo con la formación e interés en su puesto de trabajo de los docentes, sin escuchar las demandas de la sociedad. En fin, un sistema de fines espurios en el que se ha olvidado el fin primordial de la formación: formar gente libre y adecuada para ser buenos ciudadanos y para ser útiles para la sociedad, y, en definitiva, con capacidad para ser felices.

Muy mal lo hemos hecho en las últimas décadas en esta materia cuando hemos cosechado uno de los índices de fracaso escolar más altos del mundo, cuando nuestros licenciados han de buscar trabajo fuera de España, cuando se reciben currículos de aspirantes a puestos de pequeña categoría donde figuran la realización de masters y doctorados, cuando hay una legión de gente sin cualificación profesional, cuando no se ven líderes jóvenes, y los pocos que salen a la luz son personas airadas, en contra de cualquier sistema, incapaces de crear órganos de discusión civilizada, que creen que todo ha de resolverlo el Gobierno. Gentes que no se han enterado de que lo máximo que puede pedirse a un Gobierno es que no estorbe la iniciativa privada, personas que no saben asumir que son mayores de edad y que ya no precisan de un papá Estado.

Armando Muchabulla  


domingo, 7 de abril de 2013

ELOGIO DE LA IGNORANCIA (Armando Muchabulla)



AEM

Sobre la ignorancia se han vertido toda clase de maléficos calificativos y se la ha acusado de todo tipo de crímenes y sin embargo deberíamos de revisar nuestra opinión sobre ella. Las grandes naciones se cimentan sobre una gran masa de ignorantes, véase si no los EE. UU. de América, de quien Óscar Wilde pensaba que irían de la barbarie a la decadencia sin pasar por la civilización, y ahí los tienen ustedes. En gran medida la felicidad se basa en la ignorancia, los grandes episodios de amor, en el fondo, solo pueden sustentarse en un descomunal desconocimiento por cada uno de los amantes de las cualidades reales del otro. En el amante existe una idealización del amado, que se acepta como única verdad, rechazando cualquier manifestación que contradiga esa imagen preconcebida.

La ignorancia nos proporciona una gran tranquilidad de espíritu, reduce el mundo y lo hace abarcable, lo transforma en un cómodo sofá, que podemos encerrar en nuestro cuarto de estar, e, incluso, tendernos confortablemente sobre él. Tiene efectos benéficos no solo en nuestra salud espiritual, sino también sobre nuestro cuerpo, al suprimir el estrés que nos produce el conocimiento de la realidad de las cosas, reduce la tensión arterial, el pulso se tranquiliza y llega fácilmente la risa a nuestra boca ya que mantiene nuestro espíritu alegre, con todos los benéficos efectos que ello conlleva. Clarasó decía que si es difícil adquirir conocimientos, mucho más difícil es conseguir no llegar a saber lo que debemos ignorar. Hay que tener mucho temple para no caer en la tentación de saber, ya ven lo que les pasó a nuestros primeros padres por la insana manía de querer enterarse de las cosas.

Contemplo a todo el mundo inquieto y preocupado porque cada día el personal se despierta con la noticia del descubrimiento una nueva corrupción, de que un respetado personaje resulta que metió mano a la caja común, sumándose a la legión de desaprensivos que han devastado el patrimonio de los españoles. Esto no solo ha ocurrido en el erario público, sino lo que es más inaudito, en las instituciones privadas, que sobre el sagrado principio de que “con su dinero pueden hacer lo que quieran” han sido arrasadas por sus directivos, y si bien por su naturaleza sus propietarios debieran cargar con las consecuencias, ahora asistimos atónitos a la realidad de que el dinero era privado pero los agujeros los tenemos que pagar entre todos, en aplicación de otro principio, no escrito pero de constante aplicación por estas latitudes: que los beneficios son privados pero las pérdidas son sociales. Sin embargo, cuando realmente estas cosas estaban ocurriendo éramos una sociedad feliz y satisfecha, nuestros dirigentes eran llamados a reuniones de un selecto número de dirigentes mundiales, se jactaban de poder dar lecciones de economía y prosperidad a otros países que no contaban con la fortuna de tenerlos a ellos de capitostes y maniobreros, sacábamos pecho y asegurábamos ser la quinta potencia mundial y nos refocilábamos en ello. Dan ganas de gritar con los del cantón de Cartagena aquello de ¡Vivan las caenas! (puedo asegurarles que ya lo vengo escuchando, por lo bajinis, por ahí) y sumirnos otra vez en la amable ignorancia.




Armando Muchabulla


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