domingo, 30 de octubre de 2011

DON MARIANO BERDUSÁN NOS HA DEJADO ESTA SEMANA


Como lo oís, amigos, nuestro querido Mariano Berdusán nos ha dejado esta semana. Se ha ido sin hacer ruido, con sencillez. Como él era. 

Mañana, lunes, habrá una misa  en la Parroquia de El Portillo a las 20 horas.

Desde aquí, el testimonio de un cariñoso recuerdo imperecedero de su persona y un sentido abrazo a Marta, su viuda, y a sus hijos Mariano y Luis, los tres tan entrañables como él. 

Era creyente y deseo fervorosa y sinceramente que esté en lo cierto y disfrute ya de la visión divina, como el pequeño Zaqueo del que nos hablaba en esta narración, hermosa como todo lo que Mariano Berdusán nos ha dejado.

Descanse en Paz.

S.G.S





LA HIGUERA

 Siempre he pensado, como tantos otros, que tener suerte en la vida es solamente  eso, una cuestión de suerte. Hay quien piensa que la suerte es del que la busca. Hay quien piensa también que en la vida todos tenemos nuestro momento de suerte y que, por lo general, ésta solamente llama a nuestra puerta una vez. Hay quien sin pensarlo o creerlo, tiene suerte. Conozco a quien le tocó por sorteo un hermoso aparato de televisión, a otro le tocó un flamante viaje a Tenerife, para dos personas, gratis total. Y está, por supuesto, eso que todos llaman “la suerte del campeón”.

Pero no era de la suerte de lo que quería hablar, sino del caso del bueno de Zaqueo. Su momento de suerte nos lo cuenta Lucas en su Evangelio Cap. 19, 1 – 9. Entró Jesús en Jericó, nos dice Lucas, y andaba por la ciudad. Había allí un hombre llamado Zaqueo que era cobrador de impuestos y rico. Quería ver a Jesús, pero no podía a causa de la gente y porque era bajo de estatura.

En esto de la suerte existen, a veces, circunstancias negativas que pueden transformarse en circunstancias positivas. Tener a Jesús poco menos que al alcance de la mano, era una circunstancia positiva. Pero la baja estatura de Zaqueo era una circunstancia negativa que muy bien podía tirar por tierra lo primero. Zaqueo no se arredra.  No se lo piensa más. Quiere de verdad  ver a Jesús aunque sólo sea verlo pasar. Quizás también porque en su vida personal (cobrador de impuestos y rico) tenía algo que arreglar y quiere ver al Maestro y así posiblemente poner algo de orden en su vida.

Lo dicho. Zaqueo no se arredra. Había allí, a la vera del camino, una vieja higuera silvestre, medio abandonada y cubierta de polvo. Zaqueo se adelanta y se sube a la higuera para poder ver a Jesús pues tenía que pasar por allí. Zaqueo ha hecho todo lo que estaba de su parte. Ahora faltaba la recompensa a su acción que no tardaría en recibir. Cuando Jesús llegó al lugar, levantó la vista y dijo a Zaqueo:

- Zaqueo, baja enseguida porque hoy tengo que hospedarme en tu casa.

Zaqueo bajó y lo recibió muy contento, según nos dice San Lucas. Era el final feliz, el desenlace de una narración en la que todo lo anterior podría considerarse lo que comúnmente se llama “exposición, nudo y desenlace”.

Así fue el encuentro de dos personas que se andaban buscando: Jesús encontró a Zaqueo y éste encontró a Jesús. Y la sencilla y humilde higuera a la vera del camino fue el punto de encuentro para los dos. Una humilde y sencilla higuera.

Es la lección que ahora ella nos brinda: la importancia de las cosas pequeñas. Es curioso observar con qué frecuencia Dios, en la Biblia, y sobre todo, Jesús en el Evangelio, cuentan con las cosas pequeñas para realizar grandes cosas..Todos necesitanos de las cosas pequeñas que son, en realidad, las que nos ayudan a ser algo de verdad.

Todos necesitamos de las cosas pequeñas, que son, en realidad, las que nos ayudan a ser algo de verdad.

Todos necesitamos de las cosas pequeñas para auparnos.Todos – aún el niño de menor edad  – necesita de sus pequeños pasos para llegar hasta su madre, que lo esta esperando con los brazos abiertos.

Aúpate sobre tus miserias y verás a Jesús hacerse el encontradizo contigo y decirte como a Zaqueo:

-Amigo, baja pronto de ahí, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa.



El color de mi cristal


sábado, 29 de octubre de 2011

ROLLING IN THE DEEP (Antonio Envid)




-
Un cielo plomizo de panza de burra y la cinta de la carrera que se extiende por el páramo. El gris sucio de la calzada y el sucio gris celeste terminan por confundirse en el horizonte. Pasan barbechos, baldíos, planas tierras del páramo, pardos terrizos que a veces son blanquinosas arenas calcáreas.


Un nombre le barrena el cerebro, envenenando cualquier pensamiento. Un nombre de mujer y la despectiva mirada de un frío adiós clavados en su ijada, como cristales de hielo. Y la carretera que no parece tener solución de continuidad. Huir, huir de la decepción, de la realidad, rodando en el vacío. Una carretera que no es ruta, que no conduce a ninguna parte.


We could have had it all
Rolling in the deep
You had my heart
Inside of your hand
but you played it with a beating



La grave voz de Adele, desesperada y colérica suena en el reproductor. Una canción de desamor, tan eterna como la canción del agua, siempre actual, siempre la misma, pero nunca vulgar. Él, al contrario de Adele, no es capaz de sentir rencor, únicamente desesperación. Caer en el vacío, rolling in the deep. Pudieron tenerlo todo. Dejó su corazón en sus manos y creyó oírlo sonar, pero todo fue una quimera, una mentira cruel y despiadada.

Y el cielo se oscurece y es cruzado por una centella. Su cerebro se rasga por el doloroso destello de ese nombre, ese nombre de mujer que nunca debería de haber escuchado. El cielo, de súbito, se convierte en una catarata que golpea la luna del coche. Un agua cruel se precipita sin piedad sobre la polvorienta tierra, como la fría mirada del adiós se precipitó sobre él arrastrando cualquier esperanza.

Todo se vuelve impío: la tormenta que vulnera la tierra violentamente, el nombre de esa mujer que envenena sus sueños, la carretera que se despliega delante de él sin esperanza.

Antonio Envid

viernes, 28 de octubre de 2011

Sssshhhh.... (Cuescos)

SGS

Albertina,  cómo olvidar tus ojos.  Cómo borrar tu mirada en mis Recuerdos.

-Sire, ¿se encuentra bien?
-Sí, waiter, pero ahora déjame en paz.
-Parece, no sé, parece como sí...
- Que me dejes en paz, waiter...  Qué calor.  Qué calor y qué frío...


Me llamo Conrado Arbués.  Soy  del Moncayo. 


Y qué me harán
Lo justo
Y qué es lo justo
Lo que corresponda

Sabe, cuando entré, que lo hice por equivocación, el conserje me había dicho que la tienda de obleas, la del rechoncho Cooper, estaba aquí.
Y de alguna manera, tenía razón.
¿En lo de la tienda de obleas?
En lo de Cooper.  Cooper es rechoncho.



Pero qué hago yo a las cinco de la mañana en misa de doce del Pilar.  Es la fiebre, seguro.  Porque sí, tengo fiebre y estoy frente a la entrada de la basílica esperando que salga la gente para hacer unas tomas.  La gente es mayor y la plaza está abarrotada.

-El siete ocho noventa y siete, ¡la suerte!


Salida de Misa de 12 de la Basílica de El Pilar

Las miradas me rodean y una de ellas, la más penetrante se ríe y repite constantemente
 

EL VALLE LLEVABA UNA VALLA, la cual no fue                                                      dado atravesar



Entonces Cooper se ríe enseñando su boca despiñada, sus hueras encías, su lengua azul

En las rotas márgenes rojas
 del rígido amarillo regio
rugen rejas inhóspitas

Los cojones, Aldo, los cojones
Pero al menos deja que te mire la herida
¿Herida? ¿Qué herida?



-Querría unas chinchetas...

El ruido
Con que rueda
La ronca tempestad



Buñuel, sí, fue Buñuel quien habló por vez primera del Valle
...del valle que llevaba una valla



Se lo repetí, mire que se lo repetí,
pero usted se empeñó
¿Por qué?



Sí, porque si no hubiera cogido la sartén limpia del fregadero, alguien podría pensar.  No sé, alguien podría pensar


Mariana, Mariana mía, traeme agua.  Anda, haz el favor tráeme un poco de agua.
Te dije, ¡te lo dije y no me hiciste caso!
Sí Maríana, lo que tú quieras pero tráeme agua, por favor. Mariana.

Con la cabeza blanca, sí. Las chinchetas, claro

Si me hubieras hecho caso ahora no te verías como te ves.

¡Mariana!

...si te ocurre todo esto y de verdad estás solo, solo, solo,
 entonces acude esta noche al Cuesco,
 a partir de las dos de la mañana



Narciso de Alfonso
Servando Gotor
Cuescos (2004)


jueves, 27 de octubre de 2011

EN LA TRASNOCHADA 59 (Mª Jesús Mayoral Roche)



MJM

En Villamayor de Gállego, 25 de octubre de 2011

En esta trasnochada, una triste noticia me retrotrae a algo que escribí hace algunos años. Mañana se celebrará el funeral del piloto Marco Simoncelli, fallecido en un trágico accidente el pasado domingo. Vaya esta carta, de mi libro Cuore Ingrato, como homenaje a los que nos han dejado: la cercanía al día de Todos los Santos invita a tener un recuerdo para ellos.

“Tras conocer la trágica noticia de la muerte de Claudio, tu mejor amigo, te has recluido en una casa de la Toscana. Quieres huir del dolor, pero el dolor está dentro de ti. No tienes consuelo, los buenos recuerdos, los ratos vividos junto a él se apoderan de ti en estos momentos y te duelen en lo más hondo de tu ser. Cuando la muerte se lleva a un ser querido, una parte de nosotros muere también. Tu amigo ha muerto, pero nosotros no sabemos cuánto vamos a vivir. Piensa, que los héroes y los mitos murieron jóvenes.

Ha muerto tu primer gran valedor, tu única compañía de la infancia. De niños, él defendía tu fragilidad frente a la cruel tiranía a la que te sometían tus compañeros, que te despreciaban porque eras delgaducho y pálido, porque sabían que no podías volverte contra ellos. Malo es ser débil y mucho más parecerlo. Eras inocente, te acusaban de no hablar, de no hacer travesuras y te llamaban cobarde. Los inteligentes no son cobardes sino cautelosos, prudentes. Escapabas de los gritos, de los enfrentamientos, vivías en tu mundo; ese mundo que la imaginación nos reserva ya desde niños y nos aleja del real porque nos parece minúsculo, insignificante. Ellos no podían comprenderte y tú, sin saberlo, eras un privilegiado en tu universo.

No maldigas la vida ni la muerte, para muchos es lo mismo. ¿Cuántos muertos hay entre los vivos? ¿Cuántos después de muertos siguen todavía vivos? El paso del tiempo, dicen, que lo borra todo; pero para los que amamos intensamente, no habrá un día en el que no recordemos a aquellos que han formado parte de nuestra existencia dejándonos su legado particular.
              
Si te sirve de consuelo: dedica tiempo a tus muertos más queridos, coge sus fotografías y habla con ellos en tus momentos más bajos. En mi dormitorio sobre una vieja cómoda descansa una colección de fotos en sepia de mis antepasados, a algunos ni los conocí; pero es tanto lo que sé de ellos a través de los relatos de mis abuelos, que los quiero casi tanto como a ellos.  Porque muchas veces no sólo quieres a los que te quieren, sino también a los que ellos han querido. Todas las noches, antes de apagar la luz, dedico la última mirada del día a esos retratos para pedirles que protejan mis sueños.

Claudio fue tu defensor, el que te alivio en tantas ocasiones de una pesada carga, tu paño de lágrimas, el consuelo en tu desolación; seguirá estando a tu lado, no lo dudes. Volverás a pedirle consejo y razonarás de la misma forma que lo haría él, escucharás su voz.

El tiempo borra lo malo, lo desagradable, lo que no es digno del recuerdo. Lo bueno y los buenos siempre prevalecerán, Claudio estará siempre contigo.

Cuando frecuentaba la biblioteca del Ateneo, me gustaba hacer un alto en el trabajo y bajar a la Cacharrería para fumar un cigarrillo frente al retrato de Séneca, hablaba con él y me parecía sentirlo a mi lado; me volvían al pensamiento las frases, consejos y ejemplos que tan magistralmente supo plasmar en su obra. Si me sentía agobiada, me repetía a mí misma su lema estoico: soporta y renuncia. Lee “La consolación a la madre Helvia”, quizás veas las cosas de otra manera, la resignación como consuelo puede ser una pobre solución al sufrimiento, pero siempre hay un sitio para la esperanza. La vida sigue para los vivos, debemos continuar el camino emprendido: solos o acompañados,  tristes o felices.

Recuerda a tu amigo cuando te llevaba esa cartera con la que tú no podías, piensa que él te seguirá ayudando. A los buenos la vida siempre les reserva lo mejor y en la muerte, forman parte de una reserva especial que nos protege. Tú mismo lo notarás, incluso puede que lo sientas a tu lado.

Sé que estás llorando, no quiero que llores. Que no te hieran los recuerdos, que tu garganta no se ahogue por el dolor. Claudio, ese amigo que tuviste de niño, se ha convertido en tu madurez en el amigo imaginario que te faltó en tu infancia. Piénsalo así. No te aísles del mundo ni te encierres en ti mismo, no se puede huir del dolor.”


María Jesús Mayoral Roche




miércoles, 26 de octubre de 2011

SADAM, GADDAFI Y EL FUTURO DE QUIENES NOS GOBIERNAN (Truhán)

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SGS

El día que sodomizaron con un palo a Muammar Al-Gaddafi como el día que se abrió la trampilla hacia el abismo bajo los pies de  Sadam Husein al grito “vete al infierno” de uno de sus verdugos, temblaron muchos dictadores, dictadorcillos, dictadorzuelos y dictadorazos del tercer mundo.
Los líderes occidentales, no. Es más, al enterarse en una entrevista en directo rabioso de la muerte del coronel libio, la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, no pudo reprimir una carcajada y soltar una puta gracia: “fuimos, vimos y murió”.  Mamarrachada que resume el verdadero yo de los mandatarios del mundo desarrollado.  
¿Creen de verdad que a ellos no podría pasarles lo mismo? ¿Por qué están tan seguros?
“Porque en occidente tenemos otros principios, otra cultura”.
¿Seguro?
A primera vista puede que lo parezca.  Pero prefiero no pensar en la hipótesis de situarnos todos nosotros en el contexto de esos pobres locos (o bestias, como se quiera, qué más da), prefiero desechar esa posibilidad porque verdaderamente, desde nuestros televisores y nuestros sillones, desde nuestras cabecitas y nuestro “bienestar” las cosas siempre se ven de otro modo.
Quiero creer, de verdad, que el sedimento cultural europeo nos ha hecho de otra pasta a los occidentales… Quiero, sí, pero no puedo.  No puedo cuando veo tan cerca el Auschwitz nazi o el Gulag soviético.
¿De verdad somos diferentes aquí?  En lo que a mí respecta, y por si acaso, no me gustaría que mis hijos o mis nietos aspiraran en los tiempos que se aproximan a ningún cargo político. 
No. Porque las vamos a pasar demasiado canutas y de nuevo nuestras cabezas occidentales  se pondrán a prueba. Ojo.
En todo caso, malditos sinvergüenzas. Todos.

Truhán

martes, 25 de octubre de 2011

NUESTROS COLEGIADOS SON EXCELENTES CONSEJEROS (Antonio Envid)

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ANTONIO ENVID En la sede del Colegio de Titulados Mercantiles de Aragón.
Fotografía CARLOS MUÑOZ (Heraldo de Aragón)

ANTONIO ENVID: PRESIDENTE DEL COLEGIO DE TITULADOS MERCANTILES DE ARAGÓN

 
¿Cuáles son las principales preocupa-ciones del empresario aragonés hoy?
La tesorería, la financiación a medio plazo, las ventas y cobros, las relaciones laborales y con las administraciones, pero, sobre todo, la soledad en la toma de sus decisiones.

¿No le parece un panorama bas-tante desolador?
Sí, lo es. Por ejemplo, parece que todos los problemas se solucionanmodificando leyes, dictando decretos o promulgando normas en los 17 boletines oficiales de forma continua.  De hecho, desde el 6 de julio del 2010 hay una ley contra la morosidad, que obliga a las empresas a pagar a los 60 días y a las Administraciones Públicas a los 30 de expedirse las certificaciones de obra. ¿Qué ha solucionado esto? Que los clientes, sobre todo los grandes clientes, pagan cuando quieren, mientras que las Administraciones Públicas son las principales incumplidoras.

¿Cuáles son los problemas más impor-tantes a los que se enfrenta la empresa aragonesa?
El mercado y la financiación. Las únicas empresas que en estos momentos están capeando la crisis son aquellas que tienen un mercado exterior, como consecuencia de la restricción del consumo interno. En cuanto a la financiación, los escasos recursos que hoy proporciona la banca se hacen en condiciones muy duras y se rodean de garantías, de modo que el empresario ve cómo todo su patrimonio queda sujeto a la garantía del préstamo.

¿Cómo puede el Colegio de Titu-lados Mercantiles ayudar a este empresario preocupado?
Los profesionales integrados en nuestro colegio profesional, intendentes, profesores y peritos mercantiles y diplomados en Ciencias Empresariales son excelentes consejeros en la toma de decisiones y valiosos a la hora de elaborar proyectos de inversión, de financiación y de tesorería. Pueden encargarse de cuestiones relativas a los impuestos y a la contabilidad. Además, conocen los problemas de los empresarios locales, suelen estar disponibles y trabajan a precios muy razonables.

¿Qué le parece la protección al em-prendedor?
Hay que protegerlos, pero sobre todo hay que conservar los negocios ya en marcha. Hay emprendedores que tienen una gran intuición para la apertura de nuevos negocios, pero una vez puestos en marcha no tienen la constancia de administrarlos. El empresario es el que innova todos los días con una buena administración, trabajo y tesón.

25 octubre 2011






lunes, 24 de octubre de 2011

ES UN TRANQUILO SECTOR DE UN FRENTE TRANQUILO (Antonio Envid)

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AEM


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Observo por la sierra de Alcubierre los restos de trincheras de la guerra que han sido acondicionadas para su visita y me viene a la memoria un verso, “This is a quiet sector of a quiet front”. Quizá fuera una dulce mañana como ésta en la que cantan alondras y calandrias y la naturaleza se mostrase indiferente ante la tragedia que se desarrollaba a su alrededor, quizá fatigados, ese día habían callado los obuses y las ametralladoras y la muerte sesteaba. Era un tranquilo sector de un frente de guerra tranquilo, dice el poeta, aunque, quizá, solo expresase un cruel sarcasmo.


El verso es de John Cornford. John nació en el seno de una familia culta y acomodada inglesa y muy conocida en su país. Recibió una esmerada educación en Cambridge, de cuya universidad, su padre era profesor. En el verano de 1936 Conford, con veinte años, viajó a España para enrolarse en las Brigadas Internacionales. Dejó su país, su familia, su novia, su confortable vida para ir a un país extraño, participar en una bárbara guerra y cultivar unos ideales de justicia social en una tierra que carecía de las mínimas condiciones para ello.


Aquí precisamente, en Alcubierre, por las resecas tierras de esta áspera sierra descubrió el horror de la guerra, el miedo y la muerte:


Enterramos a Ruiz en un ataúd de pino nuevo,
Sin embargo, el sudario era demasiado pequeño y le sobresalían los pies.
Llegaba a través de las juntas de madera el hedor de su cadáver

y algunos de los portadores envolvieron sus caras con pañuelos.
La muerte no fue digna.
Se cavó una irregular fosa en la tierra hostil
y se disparó una pobre descarga sobre su tumba.
Se puede decir, por nuestra indiferencia, que nadie lo echaría de menos. (1)


En esta “Carta desde Aragón”, que comienza con el verso: “Es un tranquilo sector de un frente tranquilo”, el poeta descubre que la guerra no tiene nada de sus sueños románticos, que los cadáveres hieden, que la muerte es indigna y se vuelve cotidiana, restándole cualquier atisbo de gloria y de grandeza. 

El poema más popular suyo es el que dedicó a su novia, por el que sobrevuelan tristes barruntos de muerte


A Margot Heinemann
Alma del mundo desalmado,
alma mía, tu recuerdo
es el dolor que siento en mi costado,
la sombra que ensombrece cuanto veo.

Al atardecer se alza el viento
a recordarnos que el otoño viene,
yo, yo tengo miedo a perderte,
y tengo miedo a mi miedo.

Camino de Huesca, en el último tramo,
última barrera para nuestro honor,
tan tiernamente pienso en ti, mi amor,
como si tú estuvieras a mi lado

Y si la suerte acaba con mi vida
dentro de una fosa mal cavada,
acuérdate de toda nuestra dicha;
no olvides que yo te amaba.
 (Traducción de José Agustín Goytisolo)

Aunque el poema está escrito cerca de aquí, en la última milla de Huesca, cuando los republicanos fracasaron en su intento de recobrar esta ciudad, es premonitorio de su cercana muerte, ocurrida el 28 de diciembre de 1936 en la batalla de Lopera, debida a una ráfaga de ametralladora cuando intentaba ayudar a un compañero. Un día antes había cumplido los 21 años de edad.

En la santa paz de esta mañana me golpean los poemas de este poeta con su carga de belleza y tragedia.
   
                     

Antonio Envid




______

(1) We buried Ruiz in a new pine coffin,
But the shroud was too small and his washed feet stuck out.
The stink of his corpse came through the clean pine boards
And some of the bearers wrapped handkerchiefs round their faces.
Death was not dignified.

We hacked a ragged grave in the unfriendly earth
And fired a ragged volley over the grave.
You could tell from our listlessness, no one much missed him.


(2) Heart of the heartless world,
Dear heart, the thought of you
Is the pain at my side,
The shadow that chills my view.

The wind rises in the evening,
Reminds that autumn's near.
I am afraid to lose you,
I am afraid of my fear.
On the last mile to Huesca,
The last fence for our pride,
Think so kindly, dear, that I
Sense you at my side.
And if bad luck should lay my strength
Into the shallow grave,
Remember all the good you can;
Don't forget my love.

 

CRÓNICA TEATRAL (Por Azulenca)

-
MJM

-
Los anteriores Presidentes del Gobierno, Felipe González y José María Aznar, se han dedicado después de su mandato a dar conferencias por el mundo adelante. Sinceramente, no veo a Zp en la faceta de conferenciante trotamundos; yo lo contemplo en otra, lo veo en una ONG, en Payasos Sin Fronteras como repartidor de narices, ya que no se le conoce gracia alguna. ¡Vaya despedida y cierre que se ha atizado nuestro Presidente del Gobierno! Por favor, que no se ofendan los de la ONG mencionada, porque no es mi intención ofenderlos.

Ha sido una semana de vergüenza, empezando por esa conferencia de paz sacada de la manga y terminando con el comunicado de ETA, más el colofón de Zapatero para anunciar el final de la banda terrorista. El vídeo de esos tres “fantomas” con boina, levantando y bajando coreográficamente el puño y recitando lo que les han dicho, inspira tanta desconfianza como asco. Estos tres que parecen pertenecer a la cofradía del tiro en la nuca, tal y como iban aviados, tienen más pinta del rearme que de otra cosa. ¡Ojalá me equivoque! Por otra parte, quiénes estaban detrás de esas máscaras, quién estaba dirigiendo ese teatro macabro, los tres actuaban sincronizadamente como si estuvieran ante un espejo o siguiendo las órdenes de un director de escena.

Volviendo a la conferencia de paz donostiarra, esa que se han sacado de la noche a la mañana de la manga, ha sido una patochada. Y ha sido una patochada porque si algo tenían los participantes es nula autoridad moral, sólo hay que rascar en la vida de algunos de ellos para saber lo que cobran y lo que han hecho en el pasado. ¡Una vergüenza! Quién ha pagado esa conferencia… Pero claro, había que dar el golpe final, Zp tenía que aparecer como un pacificador, lo mismo le dan el Nobel este año; Zp tenía que concluir sus legislaturas con un notición que le diera una salida digna después del desastre en que ha sumido a España. Y qué final necesitaban tanto Rubalcaba como Zapatero: el final de ETA. Por otra parte esto era un secreto a voces que estábamos esperando. Creo sinceramente y por desgracia, que el recorrido de ese abandono de las armas será corto, será de 20 a 20 y TIRO porque me toca: de veinte de octubre (fin de ETA) a 20 de noviembre (fecha electoral), después lo otro… se entiende. Para terminar decir que ETA no se ha disuelto sino que la han absuelto. Todo ha sido un teatro hecho por los políticos, todos políticos. Rajoy también se ha subido al carro, sin duda porque le conviene en vísperas de elecciones adoptar una posición cómoda. Rajoy es un Mariano cómodo.

El pasado viernes Valeriano Gómez, emperador del paro, ha tenido a bien salir de su palacio y ha dicho a la CEOE, que las crisis no suelen ser buenos momentos para reducciones en el coste del despido y que lo que hay que hacer es dotar a las empresas de mayor flexibilidad, pero no a través del despido. ¡Ave, César! Y lo dice ahora, a estas alturas. Yo he visto siempre a Valeriano envuelto no en púrpura, sino en un guardapolvo de aquellos que llevaban los ferreteros o bien, cantando melódicamente Mirando al mar soñé… Ese bigotillo de jetilla le favorece para la canción melódica.

La última de los del PP. Se han retratado todos, quiero decir que se han hecho una foto de familia en una terraza de Madrid coronada con la boina, de polución, se entiende. Esa foto seguro que la hizo algún enemigo, vamos, es que por cualquier cosa a Mariano le crecen los enanos. Con lo fácil que es cambiar de color el cielo con las nuevas tecnologías y le dejan la boina: todo el equipo del PP coronado de polución madrileña. Anda, que empiezan bien.

El miércoles al cine. Somewhere. Me dejó algo más que indiferente. Cuando terminó la película me pregunté: ¿Qué he visto? Nada.


 Azulenca


sábado, 22 de octubre de 2011

A TREBOR LE GUSTABAN LAS JUANOLAS... (Servando Gotor)

-
SGS

-
Cinco vertical.  Desconocido, no sabido. Ocho letras.  Ignorado.  Sé que es ignorado, pero no es correcto.  El crucigrama está mal hecho. 

Pasen, pasen y vean…

Cuando la señorita Frieling entraba cada mañana en el estanco de Harper y, especialmente los días lluviosos, encontraba en la tertulia del mostrador al señor maduro y atractivo de cabello ceniciento que, luego, una hora después, en la salchichería de Rooney, untaba tostadas en el café siguiendo el parte en el viejo televisor, ni de lejos podría imaginar que aquel hombre fuera Alejandro Stocovick. 

Exceptuando este encuentro matutino, casi cotidiano, la señorita Frieling, Diana Frieling, tenía referencia de Stocovick por dos vías: la primera y más antigua porque ya desde sus tiempos de universitaria era ferviente admiradora de sus trabajos literarios; y la segunda, porque Stocovick era el padre de Trebor, con quien mantenía una relación amorosa, adúltera y, por supuesto, clandestina. 

Convendrá recordar que Trebor –obsesionado con los estudios sobre endogamia en las monarquías europeas- estaba casado con Norah y tenía una niña. También convendrá puntualizar que Diana vivía sola y su única relación era ésta, así como que Alejandro Stocovick firmaba todos sus trabajos literarios bajo el seudónimo Stefan Gautier, por lo que sería más correcto afirmar que

cuando la señorita Frieling entraba cada mañana en el estanco de Harper y, especialmente los días lluviosos, encontraba en la tertulia del mostrador al señor maduro y atractivo de cabello ceniciento que, luego, una hora después, untaba tostadas en el café de Rooney  siguiendo el parte en el viejo televisor, ni de lejos podría imaginar que aquel hombre fuera Stefan Gautier 

o

cuando la señorita Frieling entraba cada mañana en el estanco de Harper y, especialmente los días lluviosos, encontraba en la tertulia del mostrador al señor maduro y atractivo de cabello ceniciento que, luego, una hora después, untaba tostadas en el café de Rooney  siguiendo el parte en el viejo televisor, ni de lejos podría imaginar que aquel hombre fuera el padre de Trebor

De hecho, la señorita Frieling ignoraba siquiera la existencia de un tal Alejandro Stocovick... 

(...)

Amaba a Trebor.

(...)

La señorita Frieling, Diana, amaba a Trebor y fumaba negro nacional.

Puedo verlo.  Ahora todo lo veo.
Trebor no fumaba ni negro ni rubio ni amaba a la señorita Frieling.

(O creía que no la amaba, o no estaba seguro de amarla, o quería y no podía amarla…

Y todo porque el verdadero color de pelo de Diana delatado en sus cejas, y no sólo en sus cejas, pervertía sus sentimientos hacia ella –nunca su deseo- al aflorar aquellos prejuicios endogámicos que tanto le atormentaban.

Prejuicios cuya ausencia, claro está, había actuado en su día de imán hacia Norah sin que su magnetismo, el magnetismo de lo exógámico, hubiera mermado en realidad con el paso del tiempo).

Los dos, la señorita Frieling y Trebor, eran profesores de literatura moderna en el instituto Edelstein de enseñanza secundaria.  Él estaba obsesionado con sus estudios sobre endogamia.  Ella con él.  A Trebor le gustaban las juanolas y la señorita Frieling iba siempre con un periódico entre los brazos cerrado no por la página principal sino por la de los crucigramas y el obituario: vertical ocho letras... evitar... s-o-s-l-a-y-a-r.  Sí, soslayar, ok.


Servando Gotor
Entre las ruinas del cielo, 2011
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