Mostrando entradas con la etiqueta Anthony Bradgrapes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Anthony Bradgrapes. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de octubre de 2014

ALLÁ EN SU GRANJA DE COLORADO (Anthony Badgrapes)


sgs

Allá en su granja de Colorado, cuando se aproximaba la primavera, Johnny Goat paraba de vez en cuando el tractor y venteaba el aire con extraña expresión. Todos sabían que a poco desaparecería como todos los años sin decir nada a nadie, para volver dentro de unas semanas con aire satisfecho, aunque lleno el cuerpo de tumefacciones y la piel rasgada por profundos rasguños y heridas, a veces, de alguna consideración.
Numerosos bulos corrían por el pequeño downtown donde los granjeros de la zona se reunían los fines de semana para ahuyentar su soledad y romper la murria cotidiana. Por el salón local, entre el soso ritmo de las baladas tocadas por músicos paletos, se propalaban rumores sobre los enigmáticos viajes de Johnny. Mientras se vaciaban barriles y barriles de cerveza, que en vano trataban de saciar la eterna sed de aquellos campesinos, una fabulosa sed, mayor que la de las doce tribus peregrinando por el desierto, los más extraños comentarios sobre Johnny se escuchaban en los corrillos, que apenas eran capaces de acallar las guitarrerías y estentóreas voces del grupo de texmex, que era lo más celebrado de la fiesta. Al día siguiente, por lo general, nadie se acordaba de nada. La única preocupación era remediar, con escaso éxito, la terrible resaca general.
Un viejo granjero, entre escupitajos de tabaco y tragos de güisqui casero, relataba a quienes querían escucharlo, que Johnny había sufrido un terrible accidente en su niñez. Que estando en el campo con un hato de cabras, el macho le había arrancado de un mordisco un testículo y que el muchacho en venganza le había amputado los dos al viejo chivo con su navaja cabritera. El padre había encontrado a los dos medio desangrados y recogiendo las vísceras y chirajos de carne esparcidos llevó al muchacho al médico del pueblo, que como siempre andaba medio bebido. Y echando un largo trago, para aclarar la voz, tras carraspear largamente y escupir por la comisura de su boca una bosta de tabaco a considerable distancia (era reconocido como uno de los más hábiles de la región en este deporte), midiendo el tempo para aumentar el interés del auditorio, con cara pícara, terminaba: -Dicen que el doctor se confundió y le enjaretó al chico el testículo del macho, cosiéndole la bolsa, y hasta hoy. Claro que el viejo estaba completamente lerdo porque el alcohol y el tabaco habían terminado por infiltrarse en sus circunvalaciones cerebrales, y nadie hacía caso de sus peroratas.
Sin embargo, algunos, no más cuerdos que aquel viejo, aseguraban haber visto a Johnny enfilar con su viejo jeep, adquirido como chatarra en el cercano campamento militar, hacia las montañas Rocosas, donde aseguran que pastaban algunos rebaños de cabras cimarronas.

Anthony Badgrapes




viernes, 3 de octubre de 2014

¿DE QUÉ GUARDARROPÍA HABÉIS SACADO ESE ATREZZO? (Anthony Badgrapes)


sgs

-¿De qué guardarropía habéis sacado ese atrezo? –Jefe, nos dijo que había que venir trajeados. Este es el traje de mi boda, el único que he llevado en la vida. Me lo hizo un sastre italiano, un espagueti ¡Vamos!. ¡Angelitos! Para llevarlos al museo de cera. Parecían huidos de El Padrino I remasterizada. ¿Cómo vamos a tener autoridad, vistiendo como unos espaldas mojadas?. A partir de hoy seremos los elegantes del gang. Nos llamarán los dandis, me encargo yo. – Ahora a escuchar la misa con seriedad. Os levantáis cuando todos se levanten y os sentáis cuando todos se sienten. Nada de cuchicheos. Seriedad. Cuando empiecen a repartir la comunión, os vais con paso normal a la sacristía, como hemos dicho. Así de fácil, tan fácil que pueden entenderlo hasta vuestras obtusas mentes. Cuando os hagáis con la recaudación a salir por la puerta lateral que sabéis. Allí estará esperando, en la cincuenta y una, Brokenass con la furgoneta. Nada de tiros, ni jaleos ¡Ya os lo he dicho!
La cosa parecía transcurrir con normalidad, pero cuando nos reunimos tras el golpe en el lugar convenido, vinieron con las manos vacías. –Jefe, es que cuando llegamos a la sacristía, la recaudación había volado, se nos había adelantado una chica rubia con dos tipos, según dijeron los dos tíos que estaban atados y amordazados-. Nos había levantado el muerto la rubia amiga de Crookedleg, aquella de toda confianza. No cabía duda.- Y vosotros, inútiles, aun perdéis el tiempo desatando a los dos tíos de la sacristía, y os dedicáis a una alegre cháchara con ellos. Pronto estará la bofia sobre nosotros y la rubia tan feliz con el producto.


Anthony Badgrapes


domingo, 28 de septiembre de 2014

Cité a los muchachos en una trattoria... (Anthony Badgrapes)


sgs

Cité a los muchachos en una trattoria de Little Italy y de allí, sin previo aviso, los llevé a un sórdido sotabanco de Chinatown que funciona como caraoke para chinos. Con la misma enigmática sonrisa que utiliza Wong tanto para echar a un cliente borracho, como para recibir al boss de su triada, tomó mi dinero y mi recomendación de que no nos molestara nadie en el cuartucho que le habíamos alquilado. Aquí no nos ha seguido nadie, ni puede saberse donde localizarnos. Sitio perfecto para planear el golpe.
-Bien, business are business.- Comencé. –Hace seis semanas que todos los domingos voy a misa de 10:15 a.m. a St. Patrick y ya me la sé de corrido. Al que se ría le frio los huevos. No quiero interrupciones. ¿Por qué a la de las 10:15? Porque hay coro. ¿Por qué esta súbita fe religiosa? Por la colecta. ¿Por qué mi interés por la música? Porque la música centra la atención de los parroquianos y no se percatarán de nuestros movimientos. Sí, vamos a por la colecta. No son los tiempos en que concurrían a la catedral los Kennedy, pero continúan asistiendo peces gordos de la comunidad irlandesa y se dejan un buen puñado de dólares en la cestilla de la colecta. En este momento Brokenass comienza a liarse un canuto. Se lo arrebato de un manotazo. –Es solo un tirito, buss.- Es un carajo ¡Nada de fumar en el templo! ¿Lo oís? Y todos con traje, si no tenéis lo alquiláis ¿entendido? Tú, Loosedick, nada de esas corbatas con tías en pelotas ¿eh?. Pues bien, escuchad, una vez realizada la colecta se lleva a la sacristía y allí permanece hasta que una vez contada y registrada llega el coche blindado para recogerla, esto lleva algo menos de media hora, y ese es el tiempo del que disponemos. Cuando sea la comunión, no hace falta que os lo indique, ya veréis que muchos asistentes se acercan al altar, mientras el coro entona algunos cantos, entonces es cuando hay que actuar. Nos dirigiremos, como si fuéramos al altar, a la sacristía. Aquí está el plano de la catedral, ya veis que el movimiento es fácil. Entonces tú, Badface, y tú, Loosedick, dejáis vuestro asiento y con paso normal os vais derechos a la sacristía, amenazáis con las pipas al tío que está contando la recaudación y os la entregará sin resistencia. No quiero disparos, ¡eh! ¡Está claro! En caso de que ofrezca alguna resistencia, un culatazo. Todo limpio y silencioso. Vosotros dos los esperaréis afuera, en la 51, con el coche en marcha. Nos largamos y ya está. Así de sencillo. El domingo a las 10:15 a.m. en St. Patrick, para hacer un ensayo.

Anthony Badgrapes

lunes, 15 de septiembre de 2014

TUVE QUE ECHARLE JABÓN A LA COSA... (Anthony Bradgrapes)


sgs


Tuve que echarle jabón a la cosa para vencer la resistencia de la Superiora, que si era loable la labor que hacía con esos chicanos, que ya podía el Ayuntamiento subvencionar tan meritoria obra. Jabón y dólares, porque comenzó a comprender que éramos de una organización sin ánimo de lucro dedicada a impartir cursos de formación para gente que quería reinsertarse en la sociedad (eso le dije, así no le chocaría el pintoresco aspecto de los chicos de la banda) cuando dejé sobre la mesa un buen puñado de billetes. “Señora, está bien, pero todos me llaman madre o reverenda madre, como guste”, me soltó ante mis dudas sobre el tratamiento. Pero a mí eso de “madre” no me salía, porque, a pesar de los velos y el hábito, la chica no estaba nada mal, y a ver si iba a cometer incesto de pensamiento, que uno tiene la conciencia muy estrecha para estas cosas, que uno tiene principios, que para eso sus padres lo mandaron a uno a una escuela católica, aunque yo sacase poco aprovechamiento. “Bien, las reglas son las siguientes: ustedes utilicen el aula las dos horas diarias por las que la han alquilado; sobre todo puntualidad; nada de mezclarse con los chicos que están en clase y no interferir lo más mínimo con la actividad docente, si necesitan algo toquen la campanilla y una hermana acudirá y les proveerá de ello. El precio incluye el uso de la pizarra, pero si quieren utilizar el proyector, eso se cobrará aparte….” Continuaba hablando y yo dando cabezadas de afirmación como si fuera un caballo, mientras mis pensamientos volaban por debajo de tocas y ropajes talares. 
Por fin había encontrado un sitio discreto y tranquilo para exponerles el plan a los chicos y organizarlo todo. Además, seguro que el lugar les cohíbe y estarán atentos, y allí, vista la monja cancerbera que tienen en la portería, jamás podrá irrumpir la rubia de Crookedleg. Tuve que utilizar toda mi autoridad para acallar las protestas. A ver quien es el boss. Que si los bancos están duros, que si huele a tiza y a lápiz, que como se enteren de las otras bandas vamos a ser la rechifla, que si puedo salir a fumar un cigarro, que si puedo ir a mear, que si podemos pedir un güisquitos. Esto último dicho con cierto deje irónico. Al rato llega la superiora toda escandalizada diciendo que esto era intolerable, que habían querido sobornar a una hermana para que les trajera una botella de güisqui del bar de enfrente. Tuve que calmarla convenciéndola de que solo se trataba de una broma, mediante un donativo extraordinario como ayuda de comedor de los chicos que no pudieran pagarlo. “Que no se vuelva a repetir esto, os jugáis la calificación del curso de fontanería”. Cuando marchó la monja les dije en ese tono tan convincente que empleo yo cuando quiero convencer, que a la próxima les cortaba los huevos allí mismo. Cuando estaba más enfrascado en mis explicaciones, trazando en la pizarra el esquema del plan, llega una hermana y me dice que la inspectora de la oficina federal quería entrar para hacer un informe sobre la marcha de los cursos. -¿No será rubia, por casualidad? –Sí, señor, rubia, muy rubia, yo diría que muy teñida, si me lo permite y que Jesús me perdone. –No la deje entrar por nada del mundo, no es ninguna inspectora, sino una alumna expulsada por pésimo comportamiento en clase y vida desarreglada. –Ya me lo ha parecido a mí, que no tiene pintas de inspectora, y me callo lo que parece. Y que me perdone la Santísima Virgen por ser tan mal pensada, que no tengo remedio, ya me puedo confesar esta falta sin falta…
Ya nos habían descubierto, alguien había filtrado el plan para desarrollar el plan. A alguno le huele ya el pelo a socarrado, menudo soy yo en esto de la disciplina.

Anthony Badgrapes


domingo, 7 de septiembre de 2014

EN EL DOMINICAL DEL NY TIMES... (Anthony Bradgrapes)


sgs

La lectura del dominical del New York Times me proporciona una gran idea para nuestros planes: las sardinas, para despistar al enemigo, se camuflan dentro de un gran banco. Perfecto para nosotros. Llamo a Crookedleg y a Loosedick , mis lugartenientes, para tener una sesión de trabajo y planear un asunto. “En Central Park, a las nueve a.m.” les digo, “con ropa de deporte”….”¿Que qué es eso? Unos chandals cualquiera……. ¿Qué no tienes? Baja al chino de la esquina y te compras uno. No te irá mal un poco de ejercicio”. Loosedick protesta, pero yo me impongo, que soy el jefe. Gracias a mi inteligencia sobrevivimos, que si fuera por ellos… Dónde pasar más inadvertidos que en Central Park. Tres amigos que dan un higiénico paseo mientras conversan entre la multitud de pirados que corren en chándal sin tener que llegar con hora a ningún sitio. Me escama que Crookedleg no haya puesto ningún reparo, porque es al que quería evitar, estoy seguro que a Central Park y a hora tan intempestiva no le seguirá su rubia y podremos hablar tranquilamente.
Como siempre, me hacen esperar para empeorar mi, ya de por sí, mal humor. De pronto me quedo ojiplático: por ahí viene Crookedleg con su andar “tumbao”, uniformado de dirigente del partido colorao, luciendo el mismo chándal que Chaves y Fidel en la foto de su encuentro. Si queríamos pasar inadvertidos, ese es el perfecto camuflaje, sus colores chillones se ven desde la Quinta Avenida. “Deportivo, dijiste. Este chándal me ha costado un huevo, lo estreno hoy, es el mismo que llevaba Chaves en Cuba, auténtico, certificado. Me lo ha enviado un amigo desde Caracas. Dice que aquello sí que es vida, que lo que nosotros hacemos aquí, allí no es robar, sino redistribuir la riqueza, una acción social, que a él lo conocen como el agente redistribuidor. Aquí en USA estamos muy anticuados en materia de acción social y no se cuantas pendejadas más. Deberías escucharle y ponemos una base de negocios allí……”. Si le dejo continuar me da la paliza durante toda la mañana. Está muy interesado en los problemas sociales, seguro que se ha echado alguna rubia comunista.
Cuando se incorpora Loosedick comenzamos nuestro paseo-job. A los diez minutos siento como se me agarrotan los gemelos del esfuerzo físico y, a pesar de esta puñetera primavera neoyorquina, más fría que el culo de una callgirl, me surcan gruesas gotas de sudor la frente. A los quince minutos mis compis han desparecido, los veo derrengados unos metros más atrás. Decidimos ir a donde siempre, a The Garden. “Hoy no me jorobes con tus malditos screwdrivers, Pepe, no tengo el cuerpo para tus brebajes, tráenos burbon, pero no del que destila la Paca, tu mujer, en la cocina, me traes la botella de four roses sin abrir, ¡eh!, no empeores mi humor”. “Haga algo de ejercicio, le conviene, un paseo por las mañanas, no le pido mucho. Ese jilipollas de doctorcete. Qué vaya él y deje de tomar bieres, qué pasa más horas en el pub que en su consulta”. Cuando me dispongo a exponer mi plan, aparece la tal Roose, la rubia de toda confianza según Crookedleg. “Papito, papito ¿dónde te habías metido?” se abalanza sobre él dejándole la cara toda pringosa de rouge barato. Seguro que la envía Bignose para apropiarse de mis grandes ideas, de modo que vuelvo a contarles el argumento del robo al tren Glasgow, sustituyendo, naturalmente, Glasgow por Atlanta, y a todos, rubia incluida, y eso que le he advertido de que solo aguanto a las rubias cuando están calladitas, les parece un magnífico plan y quieren empezar hoy mismo.



Anthony Badgrapes

sábado, 30 de agosto de 2014

Me hallaba en mi rincón favorito de "The Gardens" (Anthony Badgrapes)


sgs

Me hallaba en mi rincón favorito de The Gardens, un viejo club que había disfrutado de mejores tiempos, cerca de Central Park, qué quieren, también yo había disfrutado de mejores tiempos, tomando un screwdriver –“destornillador”, para entendernos-, lo más para ponerse a punto por la mañana, que solo sabía prepararme Pepe. Se hacía llamar Mr. Joseph, pero yo lo conocía desde cuando regentaba un tugurio por las Ventas del Espíritu Santo en Madrid y seguía llamándolo Pepe, a cambio, eso sí, de generosas propinas. No crean que tomo vulgares screwdrivers, mi decadencia no ha llegado todavía a tanto, se trata de una fórmula secreta, que hoy que me encuentro especialmente comunicativo voy a compartir con ustedes, ya que han tenido la pachorra de continuar leyendo hasta aquí, pero a condición de que no la divulguen, de otro modo el asunto pasaría a mayores, ya me entienden, y me vería forzado, entre otras cosas igual de perjudiciales para todos, a cambiar de combinado. Soy un espíritu selecto y no puedo tomar lo mismo que esa masa de frikis que pulula por ahí. Antes moriría de sed, que es para mí el peor tormento a que pueda ser sometido un ser humano, que tomarme un gintónic. ¡Estamos!, pues acérquense que les voy a confiar mi fórmula: 2/3 de gazpacho y 1/3 de vodka, se agitan en una coctelera bien fría, se agitan, ¡eh!, no se revuelven, y se vierten en una copa de martini, previamente helada, pero nada de hielo, ya saben, y con el borde escarchado con sal gruesa. Pruébenlo, mano de santo para esas mañanas en que el cerebro se encuentra envuelto en una espesa niebla producto de noches de pecado y de pasión. Bueno, quizá, pecado, pero pasión, la verdad, es que no mucha, al menos en mi caso, y ustedes no faroleen que esto no es una jugada de póker. Así de sencillito es el screwdriver, pero he de advertirles que no vale cualquier gazpacho, no, ni mucho menos, y no cometan la herejía de utilizar un alvalle de supermercado, aparte de cometer un crimen estético, esto les arruinaría el estómago por unos cuantos días. El ideal es el que prepara la mujer de Pepe, que es sevillana, a quien ayudo alguna vez a elaborarlo. Mientras su marido se halla ocupado en la barra nosotros nos encerramos en el laboratorio a cocinarlo, el marido tiene una absoluta prohibición de interrumpirnos , ya que es como una operación alquímica, que requiere de toda la concentración de los oficiantes y cualquier interrupción podría tener consecuencias fatales. El vodka, según Pepe, viene, por un oscuro canal, directamente de las bodegas del Kremlin, yo me lo creo y vale. Bien es verdad, que cada combinado de estos me cuesta un buen puñado de dólares, pero prefiero arruinarme tomando los combinados de Mr. and Mrs. Pepe, que pagando el impuesto sobre la renta. Bien, a lo que vamos, estaba en The Gardens donde debía de encontrarme con Eyedleg, un camarada de los viejos tiempos, que siempre se retrasaba, para tratar de un negocio. Apareció el interfecto acompañado de una rubia con más agua oxigenada que un botiquín de los Players. –Te dije que se trataba de business, de modo que tenías que venir solo, brother- le espeté a modo de saludo. La rubia me miró con la misma aprensión con que me miran todas las rubias, hasta que empiezan a conocerme, como si fuera una oruga defecando en un pétalo de rosa, mientras trataba de estirar la piel de su cara, abotargada de botox, para esbozar una sonrisa – Rosse puede escuchar todo, es seria y de toda mi confianza, my darling, no tengo secretos para ella-. Eso me dijo de la rubia anterior y así nos fue. De modo que le conté la película del robo del tren de Glasgow, cambiando las estaciones, claro, y le pareció un plan perfecto. “¡Espléndido, chico! Propio de tu genio ¿Cuándo nos ponemos a ello?” Preguntó.

Anthony Badgrapes


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...