lunes, 6 de febrero de 2012

TABERNAS DE LA ZARAGOZA ROMANA (Antonio Envid)

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SGS



(Beati hispani, quibus vivere bibere est.
Dichosos los hispanos, para los que vivir es beber)


Cuando a principios de nuestra era se les concedió a los legionarios veteranos de la IV Macedónica, VI Victrix y X Gemina el establecerse en lo que sería la ciudad inmune de Caesar Augusta, tras su dura lucha contra los cántabros, los fundadores de la ciudad debieron de sentirse satisfechos por su situación, en la confluencia de tres ríos, por la fertilidad de su huerta y por la ancha planicie cerealística que la circundaba. Pero, además, contaban con un río navegable que los comunicaba directamente con el Mediterráneo, esto es, con todo el mundo. Así que se afanaron en construir un puerto fluvial, que si no era tan importante como el de Tarraco, si que era comparable al de Tortosa.


Al  lado del puerto se levantó el foro, al que dotaron de cierta monumentalidad, a tenor de lo que se adivina en las ruinas conservadas, que son los restos de la reforma realizada durante la dinastía de los Julio-Claudio, en tanto que el puerto se rodeo de  grandes almacenes para las mercancías a intercambiar, tiendas y, por supuesto, tabernas, cuya ubicación aun puede contemplarse. Estas primitivas tabernas zaragozanas gozarían de gran popularidad, pues allí acudirían los desocupados para contemplar como arribaban, río arriba, las gráciles naves portando gentes y mercancías exóticas y chismes de la capital Tarraco y hasta de Roma, y también los mercaderes y los soguillas y arrumbadores, mano de obra sierva o liberta atenta a ganarse un salario cargando o descargando la mercancía. También acudirían los funcionarios y oficiales del vecino foro y los ciudadanos libres para cerrar negocios, tratos, o, simplemente, para tomar algún alimento y beber el vino indígena o el más exquisito que pudiera llegar de otras zonas a través de la potente línea fluvial.


¡Quién pudiera contemplar el espectáculo! En un rincón el pobre esclavo que ha conseguido una moneda come en éxtasis unas aceitunas mientras bebe unos chatos de tintorro(1), en otro lugar unos soldados se juegan la paga a los dados ruidosamente y vacían tazas y tazas de vino, mientras unos ciudadanos acomodados consumen unos escabeches gaditanos y piden a gritos que les saquen una jarra del vino traído hoy por un birreme desde aguas abajo del Ebro, procedente, con seguridad, de la zona que andando el tiempo se llamaría El Penedés y que ya gozaba fama por sus tánicos vinos, mientras rechazan el de la región layetana (zona costera de Barcelona y Blanes, de gran producción pero de poco grado) que trata de venderles el bodeguero.   "Tenemos pollo, pescado, jamón y gallina", reza en una placa de mármol.  
 
Quizá nos topemos con Marcial, que haya venido desde su retiro de Bilbilis a recoger las cartas y algún texto que le envían desde Roma y contemple sin interés la zafiedad de sus paisanos, él que ha sido mariposa de los jardines de las más bellas villas romanas y abejorro de sus espléndidos festines. Marcial no se conformaría con algo menos que una jarra de vino de Falerno, pues “¿Qué te hicieron de bueno los vinos malos? ¿Qué daño te causaron los vinos buenos?”.
 

No nos extrañemos de encontrarnos con Marco Valerio, que había gozado de fama en Roma, pero que ahora vivía retirado en una pequeña posesión de Bilbilis, pues si cuando en la gran urbe había añorado la paz de la aldea
 

Te admiras Avito:….que desee volver al patrio Jalón, y a los campos mal cultivados de una casita bien abastada. Me gusta la tierra en que soy rico con poco, y los recursos pequeños me hacen nadar en la opulencia.   (Epigrama, X, 96)


Y había expresado su gusto por los pequeños placeres
 

Taberna, carnicero y baños,
barbero, dados y mesa de juego;
pocos libros, pero de mi gusto;
un compañero no del todo rudo.
y una tierna muchacha que le agrade.
          Dame Rufo, todo esto, aunque sea en Batunto,
y guárdate las termas de Nerón.
( Libro II.48.)
 

Ahora que vive en su patria añora la vida culta y elegante de Roma, como lo manifiesta en una carta escita desde su aldea:



En suma, todas aquellas cosas que por melindre abandoné ahora las echo de menos como si me las hubieran quitado. A ello se añaden la dentera asquerosa de mis paisanos y su envidia, puesta en el sitio de la crítica, y algún que otro malicioso, que por estar en aldea chica vienen a ser muchos.


De modo, que se acercaría, cuando el tedio le agobiara en su pueblo, a Caesar Augusta, aunque solo fuera por ver si las naves le traían nuevas de Roma, o, al menos, algún libro recientemente publicado.
 

En fin, Caesar Augusta gozó de buena salud durante más de doscientos años y hay que pensar que durante este dilatado tiempo sus tabernas estuvieron bien concurridas. A mediados del siglo III algo debió de perturbar tanta felicidad, pues los zaragozanos se dedicaron con ahínco a reforzar sus murallas, utilizando para ello, en gran medida, los sillares del espléndido teatro de la ciudad. Estos hechos hacen pensar en el endurecimiento de la, hasta entonces, plácida existencia, pues sugieren la decadencia, incluso abandono, del ocio agradable y una preocupación por la defensa, prueba de que la seguridad había decaído y aumentado la violencia. Hasta esta apartada ciudad llegaron las convulsiones que vivió el Imperio durante este siglo, hasta que Diocleciano comenzó a restaurar otra vez la paz.

De modo que si el conocido personaje de Baltasar del Alcázar hubiera mostrado tanto interés por la historia, como por las morcillas, el aloque de la taberna del Castillo, el salpicón, los quesos, por el pichel y la taza de trasañejo, no le habría costado mucho enterarse de que la invención de la taberna no era cosa nueva, sino que sus comienzos eran parejos a los de la civilización mediterránea y que con Roma había llegado ya a la plenitud de tan delicada invención. Aunque entonces, como hoy


Gran consuelo es tener
la taberna por vecina.


Antonio Envid

_______
(1)“chato” procede de la palabra latina “ciato”,un cuarto de litro equivaldría a unos cinco ciato.

2 comentarios:

  1. -¿Qué va a hacer una si le gustan los cuentos?

    -Elemental, leerlos y disfrutar con ellos

    Gracias por escribirlos

    "una incondicional" (así ahorramos interpretaciones, etc., -tiempo-)

    isabel

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  2. Usted es fotógrafo y se dio una vuelta por allí en el Caballo de Troya...diga la verdad


    angel

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