Un mundo construido en imágenes
resulta desastroso para la paideia [educación]
de un animal racional
(Giovanni Sartori)
¿Cómo es posible
que, en seis o siete siglos, Europa adelantara tan ventajosamente al Imperio
Chino, en el plano cultural, técnico y económico? Advierto, o más bien aclaro,
que la pregunta está formulada en términos de cultura o civilización propia,
puesto que, evidentemente, el contundente despertar asiático actual nos está
golpeando en la nuca, si no nos ha adelantado ya. Ahora bien, lo está haciendo en su mayor
parte con nuestras técnicas, procesos y conceptos; con las herramientas (especialmente científico-racionales) de
nuestra civilización occidental; puesto que las suyas cierto es que le
sirvieron en viejísimos tiempos, pero China se plantó ahí.
¿Qué es lo que ha
posibilitado lo que hoy llamaríamos ese "sorpaso" de Occidente sobre
China? Diversos factores. Pero entiendo que tres han sido determinantes: el
primero de ellos una mentalidad aristotélica, racional posibilitadora a la
larga del método científico; el segundo, una estructura social burguesa; y, el
tercero, que seguramente es el principal, y causa o raíz de los anteriores, un
sistema de comunicación escrita basado en la abstracción y la economía de
signos (significantes, dirían los lingüistas). Aún habrá un cuarto factor,
derivado también de este último y el más estrechamente relacionado con él. Un
invento relativamente tardío, pero definitivo. Mas prefiero no desvelarlo hasta
el final.
1.- Aristóteles:
del mito al logos
De entrada, y ya desde
Grecia -con diversos altibajos a lo largo de la Historia-, entre la visión
platónica del universo (de influjos
orientales) y la aristotélica, Europa optó por la segunda: la racional. Parece ser que Aristóteles dijo todo lo que
había que decir sobre lógica y, salvo
Kant, poco o nada se ha aportado después.
La lógica, el pensamiento lógico, está detrás del racionalismo, por
supuesto; del Derecho (con Roma), y de la propia ciencia. En definitiva, el sistema racional,
propiciado por aquel decisivo paso del mito al logos, ha sido piedra de toque
en el avance práctico, científico, mecánico, jurídico y social de Occidente. Suavizado si
se quiere por la pincelada oriental idealista que el Cristianismo comporta,
impregnado a su vez de cierto platonismo.
La opción aristotélica
en lugar de la platónica resulta también primordial para la consideración del
hombre como centro del universo: el ser humano en cuanto individuo. ¿Por qué?
Porque si anteponemos la lógica y un sistema racional como principal
herramienta de progreso, la lógica y la razón está en cada una de nuestras
cabezas, que, eso sí, aunque discrepemos entre nosotros sobre muchas cosas,
razonamos y nos relacionamos con arreglo a un mismo método mental.
La Edad Media,
época oscura cuyas tinieblas se ponen cada vez más en entredicho, supuso una
gran convulsión sobre todo este sistema greco-romano (helenístico) precisamente
por la influencia del Cristianismo (Dios vuelve a desplazar al hombre -y por lo
tanto al logos- a un segundo y extremo plano); y, sobre todo, por la barbarie
(valga la reiteración) bárbara que desde el norte invadió el Mediterráneo,
también con culturas colectivistas. Y,
por supuesto, resulta indudable que la Edad Media, y sobre todo la Alta Edad
Media, es una época oscura para el hombre en cuanto tal, individualmente
considerado, y consecuentemente para su libertad personal.
Pero, como ocurre
siempre, los pueblos vencedores (cristianos y bárbaros) saben apreciar, si lo
aciertan a detectar, lo mejor de los vencidos. Y de ahí que poco a poco se
fuera produciendo un "renacer" de lo helenístico. Una "recuperación" de... no de todo
lo griego ni de todo lo romano, sino de lo aristotélico que había en todo
aquello: de nuevo la razón, de nuevo el hombre. Algo que solo es posible con
una visión "crítica" que ya en los siglos XIV y XVI oponen filósofos
como Guillermo de Ockham y Francis Bacon. Visión crítica que vuelve a poner en el
centro del universo a lo singular (el nominalismo), y de nuevo la razón para
entendernos y para analizar el universo escépticamente, con una mirada crítica
(de nuevo el logos), limpia, libre de pasiones, creencias y revelaciones
(mitos).
2.- Una estructura
social burguesa
Dos pasos nuevos
serían fundamentales: en primer lugar el desarrollo de las ciudades (los
burgos), en donde al contrario que en los feudos, el ciudadano tiene sus
derechos, su propio estatus, sus fueros; y con ellos un importante avance hacia
la libertad personal. Se le permite ejercer un oficio con el que ganarse la
vida y vivir de un modo libre dependiendo solo del rey, un poder distante; no del varón feudal ni eclesiástico, ambos
siempre cercanos. Las ferias, los mercados son fenómenos consustancialmente
urbanos. La cultura, los saberes, hasta entonces en los aislados y herméticos
monasterios, se desplaza también a las catedrales, en medio de la urbe, entre
los ciudadanos. Y junto a todo ello el fenómeno de los gremios con sus saberes
prácticos y, por supuesto, los estudios, primero y las universidades después.
Y mientras todo
esto ocurría, ¿qué pasaba en China? Que seguía igual que en sus mejores
tiempos, pero sin avanzar. Adam Smith en
"La riqueza de las naciones" (1776), se lo llegó a preguntar. Y él
mismo se respondía, así:
China ha sido durante mucho tiempo uno de los países más
ricos, es decir, uno de los más fértiles, mejor cultivados, con más industria y
de los más poblados del mundo. Parece, sin embargo, que ha permanecido
estancado durante mucho tiempo. Marco Polo, que lo visitó hace más de
quinientos años, describe su agricultura, su industria y su población casi en
los mismos términos que los viajeros de hoy en día. Tal vez adquirió, incluso
mucho tiempo antes, todo el conjunto de riquezas que la naturaleza de sus leyes
e instituciones permite conseguir.
Y aún decía más:
sus salarios siempre fueron insuficientes y las clases bajas especialmente
pobres. Feudalismo. No se había potenciado la ciudad ni el burgués como se
estaba haciendo en Europa.
Pero detrás de todo
esto, había algo más. ¿Por qué Europa sí, y China, no? ¿Por qué en el Mediterráneo
Aristóteles, y en Asia Confuccio? ¿Por qué aquí la razón y en Oriente la sura y
la superstición? La respuesta es obvia: precisamente porque la razón, una vez
descubierta, es "crítica", pone en tela de juicio toda sentencia,
toda afirmación. Cosa distinta será el juego de poderes: si este juego
posibilita o no un cambio, un avance, una erosión de las viejas instituciones.
Bien, pues ese cambio es el que se va produciendo poco a poco en Europa.
Pero, ¿por qué?
¿Por qué allí prima la sura doctrinal y aquí el silogismo? ¿Son distintas
nuestras mentes y las de los orientales? La respuesta es sí. Un sí rotundo...
al menos hasta hoy. Porque con seguridad irá cambiando, probablemente esté
cambiando ya, en estos mismos momentos, hacia un híbrido (razón/creencia) cuyas
consecuencias no parecen muy previsibles. Pero, y ¿por qué nuestras mentes son
distintas? Sencillamente porque la
lógica te obliga a extraer de todas las cosas tus propias consecuencias,
mientras que la sura te las da hechas. El criticismo, en suma. Pero ¿por qué?
Porque nuestra mente es más abstracta, porque la lógica es precisamente
abstracta.
Aristóteles llega a
lo que llega, primero porque aquellos griegos que le precedieron, se lo
preguntaban todo. No se abandonaron a determinadas creencias ni emociones, eran
observadores inquietos de la naturaleza.
Naturaleza que, en vez de inspirarles poéticas emociones o perniciosos
agüeros, les despertaba una profunda curiosidad. Y, en segundo lugar porque
tenía ya de por sí una mente abstracta, debido al alfabeto (pero a esto me
referiré después). Una mente abstracta, en suma, que le llevaba de lo particular
(la cosa) a lo genérico/abstracto (el concepto). Aristóteles no solo veía
perros o peces, vislumbraba el concepto (la abstracción) de perro, pez... Y esa
abstracción, ese concepto, esa "idea" -al contrario que Platón-
tampoco se la creía: tenía una mera existencia lógica y mental: los peces y los
perros, los hombres y las cosas solo existen individualmente considerados. Con todo, la abstracción, la lógica o la
gramática, como herramientas mentales, nos permiten funcionar, entendernos con
los conceptos. Entendernos y, además,
discutirlos.
3.- Una vieja
aportación fenicia en la raíz de la mente occidental: el alfabeto
¿Y por qué nosotros
tenemos una mente más abstracta que los asiáticos? ¿Por qué surge Aristóteles?
¿Por qué los occidentales pudimos dar aquel trascendental paso del mito al
logos? He aquí la pregunta fundamental, de no fácil respuesta.
Pero tengo para
mí que una de las claves fundamentales,
sino la fundamental, está en al alfabeto: con alrededor de escasos treinta
signos podemos explicar y nos pueden explicar el universo. Y esto es para cada
uno de nosotros no solo una realidad sino algo que manejamos con normalidad
desde que tenemos cinco o seis años.
Qué capacidad de
abstracción: la a, la b, la c..., las
vocales, las consonantes... Con infinitas combinaciones, podemos contar y nos
pueden contar la Biblia. Occidente pasó
de la representación gráfica de cada cosa al signo. Y eso es lo que aprendemos
desde niños: en lugar de representar a un perro con una imagen, lo
representamos con una combinación de signos: P-E-R-R-O. Signos que ni juntos ni por separado nos
evocan imagen alguna del perro. Todo son símbolos o signos: tanto las letras
como el dibujo del perro. La diferencia entre ellos es el grado de abstracción.
Cuanto mayor es, más nos realizamos racionalmente. El hombre es un animal
simbólico (Ernst Cassirer).
Bien, pues los
chinos carecen de alfabeto, de ese sistema que permitió al hombre occidental
adelantarles. Pero, por fin, caminan indefectiblemente hacia él, o hacia
un sistema parecido. La escritura china
consta de miles de caracteres (pictogramas), llamados en chino hànzì, que se
han utilizado durante al menos tres mil años.
Y, afortunadamente, llevan un tiempo en el empeño de poner fin a
semejante obstáculo paralizante. Porque tamaña deficiencia ha apresado el saber
entre muy pocas y poderosas manos. E indefectiblemente los conocimientos, sin
la riqueza que proporciona su difusión y la confrontación de ideas que tal
difusión suscita, se congelan.
El poeta Ezra Pound
dice que Gaudier-Brzeska, un escultor franco-polaco, acostumbrado a contemplar
la forma real de las cosas :
era capaz de leer una determinada porción de escritura
china sin NINGÚN ESTUDIO previo.
'Pues claro -decía-, se ve perfectamente que se trata de
un caballo' (o un ala, o lo que fuera). En las tablas que muestran los
primitivos caracteres chinos en una columna
y los signos actuales y 'convencionalizados' en la otra, cualquiera se
da cuenta de que el ideograma que representa 'hombre' o 'árbol' o 'amanecer' se
ha desarrollado, o 'se ha simplificado a partir de', o se ha reducido a la
esencia de la primera imagen de un hombre, un árbol o un amanecer (Ezra Pound:
El ABC de la lectura, 1934).
Evidentemente, todo
esto puede resultar algo exagerado, pero práctico y plástico para tener claro
cómo empiezan a pensar los niños en nuestra civilización desde hace montones de
años y cómo lo hacían los asiáticos. Cómo se modulan y moldean sus cabezas y cómo
lo hacen las nuestras.
El método de
escritura china ha sido más un arte para
iniciados (elitista y contemplativo), que una herramienta de comunicación
(activa, dinámica y popular). Pero es que hasta los poderosos, esos
privilegiados que dominaban el lenguaje escrito podían avanzar poco con una
mente que, desde niños, no estaba familiarizada con lo abstracto, con lo
conceptual, hasta el punto en que lo estamos los occidentales.
4.- Por último: un
invento decisivo... pero solo operativo en Occidente
Pero aún hubo algo
más, que para mí constituye la prueba capital de todo esto: la imprenta. El
invento de la imprenta de tipos móviles.
Desde los hititas
existen medios de impresión. En
cualquier museo vemos esos cilindritos que empleaban como sellos para estampar
sobre arcilla determinados signos. La revolución viene cuando se inventa un
sistema en el que en esos cilindritos puedes hacer cambios, permitiendo y
posibilitando crear tus propios contenidos con dinamismo y facilidad: un
cajetín en el que vas componiendo palabras y frases.
En Europa, Johannes
Gutenberg dio con esta clave en 1440. Y
ello propició que los amanuenses de los monasterios y hasta los de las
catedrales pasaran a mejor vida. Porque con la imprenta, la difusión de las
obras científicas y literarias se hizo de la noche a la mañana mucho más barata
y accesible. Popular... casi.
Y esto terminó de
cambiarnos y de distanciarnos aún más del estancamiento cultural asiático.
Sin embargo... Sin
embargo los chinos ya habían inventado
esto mucho antes de que lo hiciera Gutenberg. Porque la primera imprenta de
tipos móviles se atribuye a Bi Sheng, a principios del siglo XI. Asombroso.
¿Y entonces? Entonces, ¿por qué aquí sí y en China, no? ¿Por qué la
imprenta de tipos móviles no tuvo en Asia la misma trascendencia que en
Occidente? Sencillamente, porque la
aplicación práctica de la imprenta de tipos móviles resultaba inoperante para
su abigarrado y extenso sistema de pictogramas. No es en modo alguno equiparable tal
invento -o descubrimiento- para utilizarlo con tres mil pictogramas en lugar de solo
con treinta signos.
Y con esto creo que
queda dicho todo. Bueno, casi todo, porque conviene aclarar que no estoy
menospreciando la cultura china (a la que por lo demás admiro profundamente).
Nada más lejos de lo aquí esbozado. De entrada porque no estoy diciendo que
nuestra cultura sea mejor que aquella. Eso para empezar. Estoy diciendo que ha
avanzado más la nuestra, lo que tampoco comporta en absoluto valoración alguna
por mi parte: me limito a constatarlo (o a intentar constatarlo). Como tampoco
digo que lo racional sea superior a lo emotivo o instintivo (faltaría
más). Incluso preveo un futuro universal
asiático (por puras razones estadísticas y coyunturales) que acabará en un
sistema híbrido (de hecho China está despertando, en gran parte con nuestros
métodos). Por lo demás, hace ya mucho
que se cuestionan en Occidente las bondades de un saber ensayístico sobre las
de un saber científico. Valgan
como ejemplo estas palabras de Robert Musil:
Hay, pues, en realidad dos mentalidades que no se
combaten mutuamente, sino que de ordinario -lo cual es peor- coexisten la una
junto a la otra sin decirse palabra (...) La una se da por satisfecha con ser
exacta y se atiene a los hechos; la otra no se contenta con esto sino que mira
al conjunto y hace derivar sus conocimientos de las llamadas verdades eternas.
La primera gana en éxito, la segunda en extensión y dignidad. (Robert Musil:
"El hombre sin atributos", 1930-1942).
Quizá estemos
-antes de que la cultura y la población china nos invada-, quizá estemos
cuestionando por fin a Aristóteles para acercarnos más a Platón. No lo sé. No
estoy seguro. Como no lo estoy tampoco de si eso sería bueno o malo. Ahora
bien, lo que me parece indudable (a
punto estaba de añadir: "porque es algo
objetivo"), lo que me parece indudable, digo, es que la
civilización europea ha alcanzado las mayores cotas de un amplio bienestar
social y material jamás conocidas en la Historia de la Humanidad. Lo que tampoco sé si es o no mejor para la
condición humana. Como tampoco sé si la
era digital (quizá una aportación solo comparable con la del alfabeto) nos
permitirá seguir evolucionando o nos conducirá de nuevo hacia el mono del que
procedemos. Pero eso es otro cantar. Así, que aquí lo dejo.
Servando Gotor
(01/12/2018)
Bravo!!! Bien escrito y muy didáctico!!!
ResponderEliminarUn estudio serio y muy fundamentado, que en su final anticipa una segunda parte apasionante sobre el despertar del gigante asiático.
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