sábado, 26 de junio de 2021

Y POR OÍRTE ORINAR EN LA OSCURIDAD... (Narciso de Alfonso)

                                                                         




A los 20 poemas de amor y la canción desesperada, opongo estos versos, los últimos del poema que se titula Tango del viudo:     

Y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa,
como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada,
cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo,
y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,
y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extrañamente inseparables y perdidas.

Sin embargo, los 20 poemas son de 1924 y Tango del viudo es de 1928, es decir, Neruda tenía unos 20 y unos 24 años cuando los escribió. Pero en esos cuatro años de diferencia, había conocido y había vivido con Josie Bliss, una mujer birmana bastante especial.

En el poema 20, Neruda habla, en términos paradójicos, de una mujer de la que estuvo enamorado; el modo de decir es muy eficaz porque nos sorprende:

yo la quise, y a veces ella también me quiso
ella me quiso, a veces yo también la quería
ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise
ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero
qué importa que mi amor no pudiera guardarla
nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos
de otro. Será de otro. Como antes de mis besos


y, sobre todo: 

       es tan corto el amor y es tan largo el olvido


Si me refiero a la oposición entre los 20 poemas y Tango del viudo, es porque la muchacha o la mujer del poema 20 es, más bien, parte del paisaje nocturno, como las estrellas o los árboles blanqueados; con sus grandes ojos fijos, sus ojos infinitos: como los astros que vemos y nos ven.

Parece que Neruda escribe de la noche, a la noche, en la que también estaba aquella muchacha, más bien anónima o intercambiable, aunque sin duda nos la vende como única: el talento verbal o poético de Neruda es enorme.

Se oponen, sobre todo, en la densidad real:

El poema 20 es bonito, verbal y con juegos de palabras, con versos ya famosos y con toda la nostalgia de Neruda, que viene a ser la alegría de su tristeza.

En los últimos versos del Tango del viudo, Neruda echa de menos a esa mujer de manera cruda, insoportable: no por sus besos, ni por su cuerpo claro, sino por el sonido que hacía al orinar, en la oscuridad, que tiene que concretar con cuatro términos para atraparlo realmente, para hacer suyo el orinar de Josie Bliss: como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada.

Habían pasado solamente cuatro años entre los dos poemas, pero Neruda, con Josie Bliss, aprendió algo importante, que no sé qué es, pero que enriquece tremendamente sus versos, ya que en vez de la realidad solamente verbal del poema 20, puede escribir la realidad real de Josie Bliss.


                                                                                               Narciso de Alfonso


4 comentarios:

  1. Impresionante. Leer poesía es duro para los que estamos ocupados. Porque exige tiempo y esfuerzo. Ese tiempo que no tenemos y ese esfuerzo al que ya casi no llegamos. Y, además, si no aciertas con el poema (o el poema no acierta contigo) malgasta tiempo y esfuerzo. Porque no ves nada, porque no lo ves, o porque el poema nada tiene. Por eso me gusta el comentario y loa crítica literaria (y artística, en general), porque al menos tenemos algo seguro: que no vamos a perder el tiempo. Que el trabajo de elegir el poema nos lo dan hecho. Y, a veces, como es el caso, hasta el trabajo de buscar. Tampoco se trata de que se te dé todo hecho, pero un empujoncito siempre ayuda. Y luego, una vez sumergido, hasta encuentras nuevas cosas por ti mismo Muchas gracias, Narciso.

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  2. Nar, si querías sacudir cabezas, te aseguro que lo has conseguido. Y, como vuelvas a desaparecer, te las verás conmigo. Te encontraré, no lo dudes.

    Zitoz
    La Conchaparis

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  3. definitivamente van a decir que somos amigos. Mmmmmm

    Gracias a los dos, me encanta ese Zitoz que no recordaba, Concetta.

    unos besos

    narciso



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  4. Calla, calla, que estoy resistiendo la tentación de robarte ese 'unos besos'
    ¡Ay, Señor, Señor! hombre sin desperdicio.

    Remuac.
    PD. Me pondré a trabajar un poco. Si dejo la tarea sin hacer, el Maestro me regañará.

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