martes, 8 de junio de 2010

EN LA TRASNOCHADA 24 (María Jesús Mayoral Roche)


En Villamayor de Gállego, 7 de junio de 2010

Quiero dedicar esta trasnochada a Vladimira, la poetisa de nuestro blog. No deja de ser tan curioso como universal este invento de Internet. No conocemos a Vladimira ni ella nos conoce a nosotros; y sin embargo formamos parte de esta familia que escribe y se atrinchera en La Barricada. Vladimira dejó una pregunta en mi pasada trasnochada y la verdad es que da tema más que suficiente para otra. Me preguntó sobre la posible voluntariedad de los que custodian los museos italianos. Conozco Italia y puedo asegurar que es personal pagado, bien o mal, pero pagado.

Soy una entusiasta del arte a cualquier hora del día y curiosa -no sé si impertinente o no- por naturaleza. En esta trasnochada me apetece contar algunas de las anécdotas que me han acontecido en los museos italianos, en parte debidas al enclave y a la original forma de organizar la visita. Por ejemplo en el Museo Arqueológico de Florencia, si quieres ver la segunda planta debes acudir a la sala y a la hora indicadas en una discreta nota clavada en la escalera de subida. Si quieres ver el pasillo de las monedas, tienes que hacer lo que te indica otra nota en su puerta de entrada. Así, tranquilamente, me pegué dentro del museo una tarde entera, -desde las tres de la tarde hasta la siete- con la particularidad de que recorrí el pasillo de las monedas yo sola en compañía de la empleada que me abrió la puerta, quien pacientemente esperó a que terminara de ver la sucesión de vitrinas repletas de monedas antiquísimas. Al final del corredor, pensando que la visita había terminado me despedí de ella, muy amable me sonrío y me hizo una señal para que la siguiera; me condujo hasta un gran ventanal, lo abrió de par en par y pude contemplar una preciosa imagen cenital de la Iglesia de la Santísima Anunciación. Cuando salí a la calle comprobé que el corredor de las monedas corresponde con el pasaje que cruza la Via Gino Capponi sobre un arco, uniendo el museo con la iglesia. Ya en la cena, hablando con Patrizia - mi amiga florentina- le pregunté a qué era debida esa forma tan particular de mostrar las salas del museo. Me aclaró que Florencia es una ciudad con poca población y que carecen del personal necesario para trabajar en los museos, y que bueno, es una forma de no cerrar los museos al público y que esta improvisación sobre la marcha era una solución.

Otro ejemplo, Museo Regional Arqueológico de Palermo. Allí pensé llorar de emoción al ver lo que tienen expuesto. Expuesto y abandonado a la suerte de guardianes que, envueltos en el sopor palermitano, te miran como diciendo qué ganas tiene esta de ver piedras con el calor que hace. Aclarar que el museo carece de aire acondicionado y que lo mismo puedes ver lápidas funerarias o saludar al vecino de enfrente. Actualmente el museo está cerrado al público y espero que todas las piedras que contiene las cataloguen y las expongan como se merecen. Curiosa y simpática fue también la anécdota que me aconteció en el Museo Arqueológico de Siracusa. La estrella de dicho museo es una Koré griega que, pese al plano que llevaba en la mano, no la encontraba. Harta de dar vueltas y viendo que se me echaba encima la hora de cierre, le pregunté a un vigilante. Me miró muy serio y me respondió que la sala donde se encontraba la escultura estaba cerrada. Me quedé de piedra al oír aquella respuesta, claro que allí una más daba igual. Los ojos me saltaron de las órbitas y repetí: ¿Cerrada? Viendo mi estupefacción y notando mi acento extranjero hablando italiano, el vigilante me preguntó: ¿Quiere verla? La pregunta me dejó estólida por completo y volvió a repetirme la pregunta: ¿Quiera verla o no? Sin pensarlo dos veces le asentí con la cabeza y mi amiga y yo lo seguimos a paso acelerado. El vigilante con precaución y disimulo nos acompañó hasta la sala donde estaba la escultura, levantó un cordón, nos dio la luz y nos dejó allí unos momentos para contemplar la Koré. ¡Qué momento! Una exposición en exclusiva para dos personas. El vigilante se asomó, nos hizo una señal y con el mismo disimulo salimos de la sala. Terminada la hazaña me dije, ahora es cuando nos pide dinero. Pero no, nada de eso. Nos sonrió, le dimos las gracias y continuamos nuestra visita. Añadir que el Museo Arqueológico de Siracusa es una maravilla y que está todo perfectamente clasificado.

El problema de estos museos arqueológicos, así como el de otros tantos en Italia, más en provincias, es que son grandes y no pueden tenerlos abiertos al público por falta de personal. Otra de las cosas curiosas que he podido comprobar es la plácida siesta de los vigilantes del Museo de Arte Contemporáneo de Palermo, o la celebración de un cumpleaños con pasteles incluidos en el Museo Provincial de la misma ciudad. Pero todo esto es achacable al carácter meridional, por mi parte añado que los prefiero mejor dormidos que despiertos. Esta relajación meridional, inevitablemente, te lleva al caos: museos en los que falta personal y museos en los que el personal está tan sólo para decir que está cerrado. Incomprensible pero real.

En cualquier caso -respondiendo a la pregunta de Vladimira- toda esta gente tan singular que custodia los museos italianos está pagada, desconozco su tipo de contrato o si son funcionarios; pero en cualquier caso es gente pagada y muy relajada.

4 comentarios:

  1. Así que ya saben: la próxima vez que vayan por Siracusa no dejen de contemplar en su museo Arqueológico la última adquisición: María Jesús Mayoral estólida y de piedra...

    Por cierto, Vladimira: ¿no tienes dicho -tengo mala memoria, pero hay cosas que se me quedan por su expresión y profundidad-, no tienes dicho que los museos te parecen cementerios o algo así de obras de arte...? Es que, en parte puedes tener razón, pero en parte creo que son hasta necesarios.
    No sé, me suena haberte oído algo así...

    María Jesús, a mí me gustaría que hablaras -si es que lo has visitado alguna vez- del Corredor de Vasari en Florencia. Me parece algo de lo más curioso. Si no te apetece, no te preocupes, me documentaré y hablaré yo (¿algún voluntario...?)

    Besos.

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  2. Hola Mª Jesús,

    Muchas gracias por este artículo. Me has dado una explicación a un interrogante mental. No hablo italiano y además creo que soy algo retraida, así que si no lo llegas a explicar, me quedo con la copla de que son voluntarios.

    Servando: es cierto que los museos no me gustan. Siempre que puedo los evito, o me salgo sin terminar la visita cuando considero que un paso más me empacharía. Otras veces no me queda otra y entonces me fijo en la gente más que en el arte.

    La Barricada...no sé, es un sitio de mayores. Comentando con vosotros las cosas o viendo cómo Servando cuelga algún poema mío, me siento..no sé, como si yo también poseyera vuestra cultura, como si fuera un igual. Aunque no sea cierto.

    Sin duda, en esta Barricada hay soldados valientes y bien preparados. Provistos del arma más benigna que pueda existir: la palabra, que no hiere sino que fortalece.

    Os lo agradezco porque en mi vida diaria no tengo nada parecido.

    Gracias Mª Jesús por responder con la amenidad que te carecteriza a mi pregunta del otro día.

    Vladimira

    PD: como todavía no he pasado el examen de mosquetero...al menos dejadme que os lleve las espadas y embride a vuestros corceles...

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  3. Entiendo perfectamente que haya personas que se decanten por visitar museos (cementerios de muertos). No obstante no entiendo como debemos de constear obras como el Museo Pablo Serrano, para que posteriormente y como ya ocurría antes de su remodelación lo visiten cuatro y "el gato", como estamos en un país libre y la democracia es lo que dice la mayoría, los que durante la semana trabajamos en cadenas como la GM, preferimos un Campo de Futbol nuevo (que seguro se llena) para tener un foco de distracción despues de una semana de trabajo intenso.

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  4. Servando, dejo lo del Corredor de Vasari en tus manos.

    Vladimira, en en La Barricada no hay grados, estamos todos en primera línea y ya es bastante.

    Gracias por vuestros comentarios.

    Saludos.

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