viernes, 1 de marzo de 2013

ARMANDO MUCHABULLA

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5 comentarios:

  1. Narciso de Alfonso1 de marzo de 2013, 21:22

    .

    eres un homónimo heterónimo

    pero acabaré pillándote, listo....

    mmmm....

    te pondré alguna trampa


    Javi no eres... ¿no?


    Narciso


    .

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  2. Homónimo, del género homo, primate provisto de un boli en el extremo de uno de sus miembros superiores, que se camufla entre las grafías donde habita, formando una selva de palabras. Suele ir acompañado de otro espécimen de su género al que llaman tocayo.
    Cuando a la vez es heterónimo, pertenece a la tribu de los heteros, raza africana de apariencia pacífica, pero de costumbres caníbales, pues se alimenta de la sangre y el espíritu de un huésped innombrado y por lo tanto doble víctima, pues a él se le atribuyen todos los fallos del parásito y ninguno de sus posibles aciertos.
    Máxima Muchabulla

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  3. Narciso de Alfonso2 de marzo de 2013, 11:38

    .

    no sé, la veo a usted muy enterada, Dña. Máxima...

    sin duda da usted la talla, Máxima. Y ¿quién vendría

    a ser su hermano, además de un Mucha -de rancio

    abolengo-?

    No tendrá por ahí -su hermano- algún amigote

    con el que yo pueda hablar de... negocios, buenos

    para D. Armando -y, por ende, para usted misma,

    Dña. Mínima... ?

    Qué ojazos le relucen a usted en la cara, por Dios...

    ¿libra alguna tarde, que saldríamos a tomar un

    café o a hacer las bellaquerías -detrás de la puerta-?

    Cuídese, guapa, buenota.


    Gracias

    Narciso



    .

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Cuesta distinguirte, la verdad, en alguno de esos trozos tuyos rotos que nacieron con voz suya, como si animaron o anidaron en huevos distintos de tu mucho bandear --o es vadear-- los límites acomodados de la lengua.

    Como si estrenaras otra avenida-fuente del hablar cada vez que empuja uno de tus otros o de tus trozos que puedes ser a la vez. Nada cabe reprochar, porque tú, como todos si quisieran, puedes --¿o debes?-- nacer cada vez, estrenarte, al tomar de frente la nueva situación que toca: pide siempre hombre nuevo. Y no ya una voz nueva, sino un lenguaje primigenio, al apropiado a la realidad, que viene de estreno. Aunque solo fuera porque lo quieres tú. Pero es infinitamente más que eso.
    Como me lo recuerdas al hablar, te reconozco sorprendido en la vida que todavía no soy o no tengo por mía aun.
    Ignacio

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