martes, 18 de junio de 2013

LOS ALCORQUES DE LA PLAZA DE TASKIM (Armando Bulla)



Deambulo por esta levítica y provinciana ciudad donde se hunden mis raíces y de la que nunca he podido alejarme. Esta querida/aborrecida ciudad barrida siempre por el viento. Contemplo los alcorques vacíos como ojo de tuerto que bordean sus calles y sus plazas, a la espera de una piadosa mano que plante en ellos un chito, por vulgar que sea. Huérfanos alcorques del necesario árbol, atormentados por inevitables excremento de perro, cómo no sentir piedad por vosotros. Blanche DuBois confiaba en la bondad de los extraños. ¡Oh, ediles arboricidas, seréis amontonados con las secas ramas de los árboles que han perecido bajo vuestra municipal hacha y arrojados con ellas al fuego! ¿Ésta es tierra de cristianos viejos? Mientras, en una lejana plaza los infieles se amotinan porque el gran visir quiere talar un bosquecillo para construir un moderno centro comercial.


Armando Bulla

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