miércoles, 19 de agosto de 2009

JAVIER MAS: “EVERYBODY KNOWS” (Servando Gotor)

Javier Mas conoce muy bien una canción de Leonard Cohen que dice: “todos saben (‘everybody knows’) que el barco se hunde y que el capitán lo oculta” ¿Les suena? Seguro que sí, seguro que “todos lo saben”. “Everybody knows”. Pero mejor no seguir por ahí… Almirantes zetaperos y grumetes rajoynianos aparte, cada vez que oigo a Leonard Cohen es como si descubriera el arte. A pesar de su idioma, de su autor/cantautor, de su estilo, todo ello lejano a nosotros, fluye en lo más profundo una impresionante guitarra con ecos mediterráneos que te atrapan. Por eso la conoce bien Javier Mas.

Pero ¿quién es Javier Mas? Nació en Zaragoza en el 52. A los 9 debutó tocando la bandurria. Con 18 cantaba en el metro de Londres temas de Dylan, Symon & Garfunkel y, cómo no, de Leonard Cohen. Hacia el 72 –creo- quedé exhausto escuchando su guitarra en un festival de verano (el primero de este tipo que recuerdo) en el Jardín de Invierno del Cabezo de Zaragoza: para mí, jazz fusión a lo John McLaughlin y su famosa Mahavishnu Orchestra. Actuó también la Compañía Eléctrica Dharma, grupo catalán verdaderamente vanguardista como lo era Cataluña entonces. Por cierto, PREGUNTA: ¿qué hay de aquella Barcelona que dejaba a Madrid a la altura del barro? RESPUESTA: ¡¡tots ho sabeu!!, que quiere decir ‘everybody knows’. Evidentemente, si había entonces una ciudad europea y cosmopolita, abierta y progre en España, esa era Barcelona. Lugar donde terminó de pre-formarse nuestro Javier Mas (uno nunca se termina de formar, el mejor maestro es el eterno alumno).

Allá por los noventa Leonard Cohen desapareció quince años para recogerse en un monasterio budista. Años después su representante y consejera Kelley Linch, harta -se dice que también era amante-, cogió el montante y dejó al pobre monje en dodotis. Vamos, ‘todo un ghandi’. ¿No querías té?, pues dos tazas. Así que a sus setenta y cuatro años ha tenido que volver al mundanal ruido.

Y eso, que el próximo 15 de septiembre el gran sacerdote recala en Zaragoza con todo su excelso equipo. Para mí uno de los más grandes músicos del siglo XX, amén de poeta enorme (“el opio y Hitler le convencieron que el mundo era de cristal”).

Ahora lo bueno: atiendan al suave aire mediterráneo que impregnará de azul brisa el concierto, pues no es otro que el soplo del viejo continente, de nuestra tierra, de nuestro mar: la mano ya madura y más que magistral y el alma misma de Javier Mas, ¿quién se/nos lo iba a decir, eh? “Es como si a un jugador de baloncesto lo ficha la NBA, hay un equipo de cincuenta personas pendientes de todo”, dice. “Y es que los músicos norteamericanos –sigue en una entrevista- flipan con la bandurria.” Por eso (“y por muchas cosas más…”, claro) ha pasado de cantar canciones de Leonard Cohen en el metro a los dieciocho años a compartir escenario con él: “¿puedes venir a Los Ángeles a preparar una gira de un año por todo el mundo con mi banda?”. Y Javier dijo sí. Dijo sí y arriba, sobre las tablas, el viejo y sabio monje se descubre ante los solos de nuestro aragonés como nos descubrimos todos. Esencia, pura esencia mediterránea y occidental es lo que aportan sus cuerdas: esta cultura nuestra que, como el barco de la canción, se hunde, se hunde, se hunde. Inexorablemente, se hunde. Y aunque el capitán lo oculte, “todos lo sabemos”.

Pero vale de lamentos, vale de blues. Estamos de vacaciones y, además, cuando acaben, cuando la canícula entone su primer adiós, podremos ver este exquisito concierto, con un aragonés también eminente. Ladies and gentleman, senyores i senyors, con todos ustedes, Javier Mas (http://www.myspace.com/maodeoro). ¡Everybody knows!, que quiere decir…

(De El Comarcal del Jiloca, 7 agosto 2009)

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