domingo, 24 de abril de 2011

HOY CLASE DE LENGUA, "AMIGUITO" (Servando Gotor)

SGS
Fue el primer profesor, el primer cura con espíritu crítico hacia todo, incluso hacia la propia Orden.  Llegaba nervioso, grande, grueso, esclavina sobre la sotana, sombrero de teja, una varita y la bolsa con bolitas de lotería.  Tras el rezo rápido, abría la bolsita, y uno de nosotros, normalmente Garrido, metía en ella la mano inocente y...   el veintitrés: dos, tres (no, entonces no sabíamos lo que era el bingo, sólo la lotería de andar por casa).  El veintitrés.  Anda, precsiamente el número de Garrido.  Y eso,  Garrido a hacer los ejercicios.  Lengua.  Era Lengua lo que nos daba.  A ver Garrido, "amiguito", decía el cura, escribe en la pizarra:  La bella heladera le puso en la mano un helado de vainilla.  Y Garrido:  La-be-lla-he-la-de-ra-le-pu... Veamos, Garrido, ¿es una oración simple o compuesta?  Compuesta, padre.  Compuesta, por qué ¿porque es larga, acaso...?  ¿Seguro, Garrido, seguro, que es compuesta?  Y el atontáo de Garrido a la suya:  sí, padre, seguro.  A ver, "amiguito", dime, ¿en qué te basas?  Y Garrido ni idea, ni puñetera idea, pero a la suya.  A ver, Garrido, a ver: si es compuesta dime, ¿en qué oraciones simples la dividirías?  Y Garrido: en dos padre.  En qué dos, a ver, sepáralas.  Una:  La bella heladera le puso en la mano; y la otra: un helado de vainilla.  O sea, Garrido, que para ti La bella heladera le puso en la mano es una oración ¿no? Sí padre. A ver “amiguito”, a ver.  Cuando el padre Emilio decía “amiguito” con su vozarrón ronco y grave, malo.  A ver “amiguito”, di en voz alta:  La bella heladera le puso en la mano.  Y Garrido: La bella heladera le puso en la mano.  Veamos, Garrido: ¿tiene sentido o no lo tiene? ¿Tiene sentido La bella heladera le puso en la mano?  Y Garrido a la suya: sí, padre.  Ya se sabía, Garrido era así para todo: cabezón. Garrido, por dios, ¿no ves que el cura te está echando una mano, gilipollas? Pero nada, ni hablar: sí, padre, tiene sentido.  Garrido, por favor:  sal de la clase, sal fuera.  Una vez fuera abres la puerta y desde allí, sin entrar, dinos en voz alta: La bella heladera le puso en la mano y luego cierras.  Garrido sale del aula, cierra la puerta, la vuelve a abrir, se asoma y grita: La bella heladera le puso en la mano.  Luego cierra la puerta de nuevo.  Y el cura:  A ver, “amiguito”, entra.   Qué, ¿tiene sentido o no tiene sentido?  Y el “amiguito” erre que erre: si padre, tiene sentido.  Pobre Garrido. Pero pobre cura también, que por cierto se quedó con el mote de “Amiguito”.  ¿Hoy tenemos Lengua?  Sí, con "Amiguito". 

Cuescos

3 comentarios:

  1. El pobre Garrido estaba bloqueado de miedo me parece.
    En mi cole en cuarto de EGB, pasábamos todos por las leshes.
    Empezabas a leer y si te trababas ( en la mecánica de la lectura) te llevabas un garrotazo en la cabeza con una vara de madera.
    Estabas mas pendiente de encadenar que de entender lo que leías.

    Ya no sigo que me enciendo.

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  2. ¿Y los dictados?:
    "sobre media horeja lleva ya en ebullición" (horeja diminutivo de hora, claro)
    "fue una gran batalla nabal" (se desarrollaba en un campo de nabos)
    "¡una va llena!" (se refería a una barrica que navegaba por un río desbordado, muy fácil de confundir con ¡una ballena!

    Puede uno imaginarse peor leche...

    "Los cartagineses desembarcaron al mando de Amilcar Barca, pero los españoles los repelieron con energía" Decía el texto, más o menos. Un imagiativo condiscípulo al recitar la lección de historia:
    "Los cartagineses desembarcaron de una barca, pero los españoles los repelieron con lejía" (a mi me parecía mejor esta interpretación, pero al maestro, desgraciadamente no). Antonio

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  3. Lo mejor era ver cómo se abría la puerta de la clase, se asomaba "Garrido" (evidentemente "Garrido" era cualquiera de nosotros), decía en voz alta: "La bella heladera le puso en la mano", salía y cerraba la puerta.
    Luego el cura le decía que volviera a entrar y le preguntaba: ¿Tiene o no tiene sentido?

    Este era un gran cura, uno de los buenos y, qué cosas, no pegaba (que muchos pegaban pero soberanas palizas por las que hoy estarían en la cárcel más años que De Juana).Qué cosas, los mejores, los más inteligentes, los que disfrutaban con su trabajo y nos hacían disfrutar... eran los menos violentos. Hay cosas que son, casi, de cajón.

    El ejemplo puestoera una forma muy didáctica y muy graciosa para dejarnos clara la idea de que las oraciones simples tienen un sentido autónomo, propio, que son frases concluidas, terminadas, que por sí solas significan algo. Pero, no, Garrido gritaba: "La bella heladera le puso la mano" y -como dice Ángel, seguramente por los nervios- decía que sí, que la oración tenía sentido.

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