viernes, 1 de noviembre de 2013

MERODEANDO A.... Muchacha aposentada en lo duro y gris (Narciso de Alfonso)


sgs

El fotógrafo cruel del rosa al amarillo, nos ha dejado abierta una ventana en la que, siendo un poco exigentes, no se ve –cabalmente- nada, pero quizá nos convenga quedarnos cerca de la muchacha que está en un descanso de canguro, con las piernas de saltar recogidas mientras ella mira, posiblemente, al mar o a las últimas amapolas o al horizonte detenido o a ese otro horizonte portátil que llevamos dentro, que desplegamos si hace falta y que viene a ser una línea confusa, seca y sin campanas, en la que se acaba el pensamiento y empieza la corriente incolora de la conciencia o la imagen mental que tenemos de la vida en bruto, en grueso, en gordo, en tonto o –incluso- ese límite largo en el que empezaríamos a pensar, de verdad, si alguna vez lo alcanzáramos, pero, como el mismo horizonte, es inalcanzable. 

La muchacha, que puede ser muy hermosa, o menos hermosa, lleva una camisa del color del coral, y tal vez se ha venido a ver a papá mar directamente desde el amor o desde la escuela, porque arrastra recelos largos y pegajosos y verdes como las algas tupidas, o porque se siente llena de círculos viciosos, o porque tiene muchas neuronas heridas o enfermas. 

Como una vampiresa eficaz, ha chupado todos los colores de la foto para cumplir el eslogan que dice que la vida es en color, pero la realidad es en blanco y negro –como unas cuantas hormigas en la nieve-. La muchacha está natural, bonita, recién ordeñada, con un rulo de menos –quizá para hacernos hablar-, tragándose todos los colores del mundo como cuando cae la tarde y deja descolorido el paisaje, los rebaños y el pueblo. 

Tal vez así, abandonada, está haciendo vida y recuerdos, montada en la bicicleta de sí misma y dando pedales al corazón, que es muy memorioso para las cosas pequeñas y para los divinos detalles, como un costurero con hilos de muchos colores y muchos botones sólo para desabrochar, que son más bonitos y eróticos. 



Narciso de Alfonso
El Merodeador, IV


4 comentarios:

  1. Me encantan los merodeos... quiza este en especial -ignoro el porque-

    Tengo una curiosidad. Por ejemplo este merodeo... ¿usted pide una foto determinada o simplemente le pide al blogger que le lance una cualquiera y de ahí...?

    Srta. Alparcera

    ResponderEliminar
  2. Es como una Sirenita de carne y hueso. Los merodeos me gustan pero hoy es la imprescindible
    Foto la que me ha cautivado. A mí, como a casi todos, nunca nos han sacado una foto como esta. Salimos conscientes de que la cámara está ahí. Esta foto tiene la belleza de la realidad.


    Gracias,

    Vladimira

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vladimira, nunca se sabe si no te han sacado alguna vez una fotografía parecida a esa. De hecho, esta Sirenita, no sabe, no tiene ni idea de esta fotografía, y quizá algún día, quién sabe, ante otra fotografía similar (o incluso ante esta misma si por casualidad se cruza en su camino) se haga el mismo planteamiento que tú ahora.

      Gracias y un abrazo.

      Eliminar
  3. Puede que sí. Sin embargo esta foto representa un momento muy íntimo. Parece una confluencia de muchas cosas demasiado especiales como para que se repitan. Sólo habla el cuerpo y es más elocuente que cualquier gesto facial.

    Gracias a ti. Un abrazo

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...