Monumento a los emigrantes (L. Sanguino, 1973 Nueva York) Foto: sgs |
Ya nadie
se acordará
A
las víctimas de guerras y pandemias
―que
todo es uno―,
y
a sus hijos.
Y, luego, cuando las
lluvias
Hayan arrastrado los
últimos restos de sangre
Del soldado muerto,
La mañana seguirá a
la noche y la noche al día
Los niños saldrán de
la escuela gritando y saltando
Y muchachos y
muchachas se buscarán
Y buscarán ansiosos
las sombras de la tarde.
Y ya nadie se
acordará de que un día
No muy lejano
Hubo hombres que
volvieron a matarse
Para que todo
permaneciera igual
Y así seguirá el
desgaste de la nueva paz
Germinando la semilla
de una próxima
De otra inútil
guerra.
(Servando Gotor, marzo, 2020)
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