Me viene a la memoria a raiz de una cena que esta noche 26 de junio celebrará el extinguido grupo Cineceta y a la que no podré asistir, el recuerdo de otra época, digo que me salen los exabruptos de una tiempo lejano. Eran los años 80 cuando un grupo de jóvenes zaragozanos se reunían en un local de la calle Zumalacárregui para simplemente hablar de cine, bien es verdad que se rodaron películas, importantes (cortometrajes) de cierto presupuesto que poníamos de nuestros bolsillos, téngase en cuenta que no existía la desatinada SGAE, ni las subvenciones que con tan beneplácito se obsequia a los nuevos valores de hoy día para filmar esas series “infumables” que nos ofrecen las diferentes cadenas de tv y, más duro todavía, se estrenan en Salas de Exhibición convertidas en largometrajes.
Posteriormente, una vez disuelta la sociedad, cada miembro tomó un camino diferente, pero sigo pensando lo de entonces, esto es, nunca logró Zaragoza un festival de cine en condiciones, ni salas en VO, a pesar de ser una ciudad cinéfila, de genios del séptimo arte, cayendo en lo mas bajo, las salas de los centros comerciales que proliferan por doquier, allí se exhiben filmes con escasa garantía cinematográfica, a veces depende del menú paquidermo a que se tiene acceso guardando la entrada, para elegir una u otra película.
Lo verdaderamente lamentable es que estudiantes universitarios sean los mas adictos a estas series, con unos actores artificiales, muñecos parlantes, lejos de los Fernando Delgado, José Bodalo, José Mª Rodero, José Mª Prada, Paco Rabal, José Luis Ozores, Victor Valverde, Manolo Galiana (recurriendo a “Escenas de Matrimonio” para comer), Fernando-Fernán Gómez, Rafael Alonso, Juanjo Menéndez, Jesús Puente (acabó sus días presentado aquel bodrio “Media naranja”), Pablo Sanz y tantos otros. Hoy resultaría un privilegio contar con alguno de ellos. En la actualidad, los jóvenes actores la mayoría retocados, parecen “chermineichiors”. Y no me imagino a Bodalo operado de la nariz, ahora sería un factor a retocar, cuando le daba cierta personalidad en sus personajes de policía con esa voz entrecortada.
Los nuevos tiempos, las estúpidas “operaciones triunfo”, la escuela de “fama”, todo ello son muñecos diabólicos, recreados por los espectadores. Hace poco decía Chicho Ibáñez Serrador que lo mejor que se puede hacer con televisión es apagarla. Por mi parte, jamás he pasado mas pánico que viendo “Historias para no dormir”. Tertulias estúpidas con unos “personajillos” de pacotilla, basta recordar a la histriónica Belén Esteban, debatiendo unos problemas interesantísimos, levantando la voz a gritos, el Conde Lequio, vividor empedernido sin oficio ni beneficio, todos ellos anotándose cada mes un buen pellizco en su cartilla de ahorros, ¿alguien ha oído hablar de “La Clave”?, posiblemente interesa mas lo que ocurre en la finca “ambiciones” que el aumento del paro. ARCADIO MUÑOZ.
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