domingo, 21 de junio de 2009

LEVÁNTATE Y ANDA (Servando Gotor)

Vivir mata y obvio es que la muerte disipa la vida. Sin embargo, al morir, pierde más quien más ha vivido porque, aunque todos vivimos, unos viven más muriendo menos; algunos parecen soñar en vez de vivir; muere más el que más vive y vive más el que más muere, y al morir muere más el más vivo porque cuando muere un muerto apenas muere. ¿Y quiénes son los vivos y quiénes los muertos?

Avancemos. Primero, un viejo chiste: el médico exige al paciente una vida “sana”, nada de excesos, nada de cigarrillos, nada de alcohol, nada de sexo, nada de nada… ¿Y usted cree que así viviré más? Pues no lo sé, pero la vida se le hará eterna. Chiste que enlaza muy bien con aquello que decía, creo que Groucho Marx, acerca de que el mayor enigma no es saber si hay vida después de la muerte, sino si la hay antes de la muerte. Con lo que volvemos a la cuestión: ¿quiénes son los vivos y quiénes los muertos?

Los más vivos, no me cabe duda, son los que más quieren vivir. Y el paradigma literario nos lo ofrece Calderón en “La vida es sueño”: Segismundo, amordazado desde que nació sin haber visto nunca a otro ser que a su carcelero, siente un fogoso deseo de vivir cuando ve por vez primera a una mujer: la bella Rosaura. Vean lo que siente y lo que dice: “Con cada vez que te veo / nueva admiración me das, / y cuando te miro más / aún más mirarte deseo. / Ojos hidrópicos creo / que mis ojos deben ser, / pues cuando es muerte el beber / beben más, y desta suerte, / viendo que el ver me da muerte, /estoy muriendo por ver. / Pero véate yo y muera / que no sé, rendido ya, / si el verte muerte me da, / el no verte qué me diera”.

Otra muy –“pero que muy”- viva era Santa Teresa. Tanto, que se le quedaba pequeña esta vida y ansiaba otra mejor aun a costa de perder la primera. Y esperando aquella claro está que no perdió el tiempo en ésta. Miren si no, qué versos se marcó la extática abulense: “¡Ay, qué larga es esta vida! / ¡Qué duros estos destierros, / esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida! / Sólo esperar la salida / me causa dolor tan fiero, / que muero porque no muero”.

¿Y los muertos? Para mí que no hay vivos más muertos que quienes, esclavos de la moda, presumen de estar al día. Porque vivir es elegir, no que elijan por ti; vivir tu vida en lugar de la ajena; buscar, no encontrar; luchar, en vez de someterse. La excelencia está en no dejarse dominar por nada, dijo Antístenes. El esclavo de la moda, subyugado, hipnotizado, se deja arrastrar cómodamente y eso puede llevarle al hastío y a la imbecilidad. Que no hay duda: “el diablo es quien maneja los hilos que nos mueven. /Atractivo encontramos lo más repugnante”. Baudelaire lo vio.


Por eso, mientras tú que presumes de estar al día te empeñas en cuidarte, prohibir y obedecer, yo lucho, busco, elijo y hasta fumo. Me moriré antes, quizá. Y más gastado, seguro. Pero habré vivido. Aprende: vive y deja vivir. No dejes que los demás lo hagan por ti o a tu costa, ni amargues ni te amargues. Rebélate. Monta tu propia barricada contra el mundo, este atroz y doctrinario mundo de la anulación del individuo y sus libertades, la tiranía de la moda, el despotismo de las minorías resentidas y el fundamentalismo de lo políticamente correcto. A ti, a ti te digo: hastiado, perezoso, abducido: despierta, lucha, vive. ¡Levántate y anda!

(El Comarcal del Jiloca, 12/06/09)

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