viernes, 16 de noviembre de 2012

CHASQUIDO DE NUECES (Juan Serrano)

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La confusión es el dios
la locura es el dios... Charles Bukowski


Fue tuya la idea de que nos viéramos, pero, se te olvidó decirme donde. 

Alguien me sugirió que te buscara por un destartalado caserón a las afueras. 

La buena acogida de los mendigos que allí merodeaban, su cara encendida, la chispa de sus ojos embriagados, su aliento rastreador, el balanceo de su equilibrio, la inspiración etílica, (casi sagrada), de sus palabras, su potente debilidad, su sabia ignorancia ... eran pistas casi seguras para dar contigo. Así que me quedé a beber de su vino. Dormí en su jergón, reí su misma risa, lloré su llanto, comí del mendrugo de su indigencia... y esperé por si venías. Una promotora compró aquellos terrenos. Nos desalojaron como ratas y salimos desperdigados, locas golondrinas, privadas de su verano. Los maderos nos birlaron la gomaespuma de nuestro sueño, el cartón de vino y el plato de nuestras limosnas. No me dio tiempo a ver tu cara.

Sin saber a donde ir, un fuerte aguacero me cobijó en una taberna de zócalos progresistas. Desde la barra un hombre sin corbata arremetía contra su contertulio endomingado:

¡Ay de ti que tornas el juicio en ajenjo y echas por tierra la justicia! La medida del mal se ha desbordado... no respetas el derecho... Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia.....Tras oír tales palabras, con la esperanza de poder aún encontrarte, me alisté en las brigadas internacionales. Combatí codo con codo con bragados anarquistas, tiernos guerrilleros, poetas iluminados por la conquista de un paraíso para todos. Cospiración y revueltas. El dios de Jacob contra el dios de Ismael. La revolución traicionada. Y un nuevo desengaño por tu rastro perdido, tu senda quebrada.

Aquel a quien buscas debe estar más acá, aún te queda una última oportunidad, la oportunidad del amor -me dijo la esfinge.Debo reconocer que en aquella ocasión a punto estuve de encontrarte. Cada vez que hacía el amor, tal era la felicidad que corría por mi cuerpo, que mis ojos se abrían a la inmensidad del universo. Pero pasados los sudores del arrobamiento, de nuevo: el vacío del deseo, la disipación y la oscuridad. Tampoco en esta ocasión te presentaste. 

Durante cincuenta años en vano me he arrastrado por el desierto, he subido a la nieve de las cumbres. Zozobré por los siete mares. Mil y un par de botas desgasté por los caminos perdidos del mundo, machaqué chinches en cárceles y comisarías, dormí en el metro, husmeé por pensiones, estaciones de autobuses... De tanto otear y no verte, mis ojos son dos almendras agusanadas. O como dice el proverbio chino: ¡Qué difícil es dar con un gato negro en una habitación oscura, sobre todo si no hay gato!

Después de medio siglo, mi antigua obsesión por encontrarte se ha adormecido. Ahora, le toca a mi amigo, el escondido, mover ficha; bastantes torres y caballos llevo yo sobre mis espaldas tras su búsqueda. 

Y en este quieto atardecer, sentado estoy debajo del nogal que hay en la puerta de casa. Veo crecer el árbol, noto su savia subir fresca por el interior de su tronco plateado, escucho los pájaros que se posan en sus brazos, el canto de sus hojas, oigo como el agua se filtra por sus raíces, siento como su sombra empapa mi corteza carcomida. Un racimo de nueces me rozan el hombro hundido. A través de su chasquido generoso siento en el centro justo de mi abdomen la vibración oculta de un eco fosilizado que me susurra:

¡Por fin, ya era hora!



Juan Serrano 
(En el Blao
5 de noviembre, 2012)


1 comentario:

  1. ¿el desencanto o la paz?
    todo el relato está traspasado por un tono bíblico,
    como la historia del hombre en busca de su creadora
    la diosa madre, la diosa amante, la diosa ausente
    ¿quién ha dicho la estuidez de que el principio creador es masculino?

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