miércoles, 15 de mayo de 2019

AMAISAN. SONRISAS DE ÁFRICA - Eduardo Forcada. En la DPZ. Hoy, 23 de junio, último día.

VISITA VIRTUAL (click en la fotografía):


AMAISAN


Click sobre la imagen para ver un ejemplo, nunca comparable
con las fotografías reales exhibidas en el exposición

Las imágenes de AMAISAN, pertenecen al noroeste de Kenia, suroeste de Etiopía y Triangulo de Ileni, territorio en disputa entre Sudan del Sur, Kenia y Etiopia, y están concebidas desde la sensibilidad de alguien que ama África, y la ama porque la conoce bien al haberla recorrido en numerosas ocasiones, internándose en detalles que marcan las esencias de esas culturas.
Es la zona donde se encuentran algunas de las tribus más intactas de la Tierra.
En los recónditos valles del Río Omo en Etiopía, donde los paisajes de exultante verde se entremezclan con inhóspitas tierras yermas, unos quince grupos étnicos, algunos de ellos en riesgo de desaparecer, viven fieles a sus costumbres y tradiciones desde hace siglos con sorprendentes rituales de decoración del cuerpo y una forma de vida atávica regida por códigos tan solemnes como indescifrables.
Para estas tribus la belleza es un concepto abstracto, pintan su cuerpo con pigmentos minerales y vegetales y lo adornan con tocados hechos por ellos mismos con elementos de su entorno. Para ellos, esta forma de expresión es mucho más representativa que la música o la danza, y pueden cambiarla dos o tres veces al día según la situación o su estado de ánimo.
Desde una perspectiva occidental, en la que nos han inculcado unos valores de belleza prefabricada, que encaja en unas medidas perfectas, unos rasgos bastante definidos y unos estándares de lo masculino y lo femenino casi incuestionables, encontrar una visión tan artística y personal de lo bello resulta fascinante.
Son retratos de mujeres y niños pertenecientes a las tribus nómadas que habitan en estos territorios, y que se hicieron inicialmente con la intención de difundir y dar a conocer la labor humanitaria que llevan a cabo dos misioneros de la Comunidad Apostólica de San Pablo en estos remotos lugares.
Nada hay más reconfortante que la sonrisa de un niño. Las imágenes de los niños de África que, a pesar de la pobreza, sonríen con sus preciosos ojos brillantes de sensibilidad y esperanza, nos llaman poderosamente la atención y, en muchos casos, tranquilizan nuestra mala conciencia. Pero hay una infancia que no sonríe, porque la sonrisa es imposible cuando la vida duele tanto. Precisamente por esto, he querido titular la colección “sonrisas” (amaisan), porque si bien no todas las fotografías muestran sonrisas, si que existe esa sonrisa dentro de cada uno de los niños fotografiados y que a buen seguro aflorará tarde o temprano antes de alejarte de ellos.
Nunca se esta lo suficientemente preparado para encontrarse con una niña de las tribu de los Karo que se aferra a tu mano como queriendo fundirse contigo pidiendo con los ojos y su sonrisa que de alguna manera no te apartes de su vida.





EDUARDO FORCADA GONZALEZ, Zaragoza, Licenciado en Derecho. Aficionado a los viajes y la fotografía, especialmente al retrato de mujeres y niños africanos en espacios que ha frecuentado a propósito en más de treinta ocasiones. Pero su vocación viajera no es nueva. Forcada se ha recorrido medio mundo, y hasta cuentan que de joven se autofinanció algún viaje como músico que también es. Nada extraño, porque el artista, el verdadero artista, no repara en formas ni métodos, expresando cuanto lleva dentro en cualquier soporte, género o formato que considere eficaz. Pero además, Forcada pertenece a esa clase de artistas que se nutre de todo lo externo, que no se conforma con la mera contemplación. Necesita vivirlo. Y vivirlo emocionalmente, para luego asimilarlo interiormente, elaborarlo, reelaborarlo, y finalmente mostrárnoslo bajo el filtro de su mirada. Esa mirada que se refleja inexorablemente en la sincera sonrisa de sus modelos, y ello por mucha amargura que desgraciadamente escondan. Las fotografías de AMAISAN dan buena cuenta de esto. Concurre aquí lo hermoso y lo terrible. La sonrisa y el dolor. Lo bueno y lo sórdido. La acuarela seductora del aliño más atractivo y el disuasor cañón del kalashnikov más convincente. 





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