miércoles, 12 de enero de 2011

JOHNNY COGIÓ SU FUSIL (Vinomio Pañuelo)


Y fue justo entonces cuando lo vi llegar en el mismo instante en que el señor de los sacos cerraba la persiana pardusca de su almacén al tiempo que el sol se ponía tras los tejados tras las antenas tras los humos y las chimeneas de esta maldita y alicaída Zaragoza de principios de los setenta y a mí nadie se atreverá a llevarme la contraria de que fue entonces cuando lo vi llegar a lo lejos por donde empezaba la calle Conde Aranda que a la sazón era la del General Franco y que su andar era chulesco hasta el punto que alguno lo confundió con el Sr. Calvet de la Casa Patín Patán de Barcelona y lo decían cuando ni siquiera lo veían de lejos que estaba que tan sólo era como una motita dorada en el punto de fuga de un oleo renacentista de tonos pastel ya ves tú como para identificarlo con el tal Calvet pero no no lo era y yo lo sabía muy bien porque siempre he sido muy observadora y aquella primera impresión de todos no era sino un grave error ya que en realidad ni se trataba de una motita dorada ni del Sr. Calvet sino que era él que a mí me lo iban a decir con lo bien que lo conocía y pues eso claro que yo sabía que era él que se hacía llamar Juanito aunque su verdadero nombre siempre lo ocultó como si le diera vergüenza llamarse Dámaso Tomé de Mascarado el muy chulín que venía que parecía Johnny Cash con su guitarra acústica americana de doce cuerdas metálicas y su sombrero de cowboy sus tejanos y hasta un cinto canana y luego cuando se acercaba y su imagen crecía hasta llenar todo el campo visual tapando incluso la puesta de sol por allá por el Portillo entonces sí entonces claro todos sabían que era él y me daban la razón pues ya os lo decía yo que no era el Sr. Calvet sino Juanito y luego todos y todas y más todas que todos se reían porque creían que llevaba la bragueta abierta porque por esa parte se le veía como colgando una cosilla carnosa pero no no era lo que todas imaginaban que ya les decía yo que siempre estaban pensando en lo mismo que no que no sé yo tampoco qué era lo que aquello podía ser pero que ni hablar que no llevaba la pilila al aire y entonces se reían de mí y me decían que qué finoli me había vuelto pero lo cierto es que conforme se iba acercando llegué a dudar porque en efecto entre sus piernas arqueadas entre las que bien pudieran caber no uno sino hasta tres burros había una cosilla entre amarillenta y encarnada que ya cuando la tuvimos cerca no nos atrevimos a mirarla con atención porque todo parecía apuntar a que en efecto se había olvidado de cerrarse la bragueta y sólo la Andrea que no tiene vergüenza ni nunca la ha tenido ni la tendrá se atrevió a gritar esa vulgaridad que se dice por ahí de jaula abierta pájaro muerto instante en el que Juanito soliviantado dijo que de qué ibamos todos que venía del viejo Far West y que lo que se veía entre sus piernas no era precisamente la pilila que por lo demás la tenía a buen recaudo sino su caballo y entonces hizo ver que cogía un fusil y nos apuntaba a todos diciendonos que Johnny que eso que a partir de ahora le deberíamos llamar Johnny y que no consentiría mayores risas por el caballito que llevaba entre las piernas pero para qué quieres más cómo se le empezaron a cachondear todos y todas más todas que todos con que tú quién coño de mierda te has creído que eres y sobre todo que qué mierda de caballo era ese a lo que Jonnhy un tanto enojado contestó que era un caballito de mar y que los caballitos de mar son así de pequeños momento en que la Andrea para qué quieres más prorrumpió a carcajada limpia diciéndole que sí que su caballito de mar era tan pequeño como su pilila y que desde luego vaya pinta de cowboy que daba el Juanito montado en un caballito de mar y el Johnny cabrado diciendo que él no iba de cowboy sino de cantante country o mejor aún de guitarra country y nos miraba a todas y nos preguntaba si se parecía a Johnny Cash y claro le contestamos que era la viva estampa del cantante ese que todo lo que él quisiera pero que por favor no se le ocurriera cantar nada que por el amor de dios nadie nos merecíamos semejante castigo momento en el que se bajo de su caballito cogió su fusil y nos mató a todos y a todas más a todas que a todos claro y que ya estaba bien y que estaba muy harto de este puto barrio pero ah no dijo entonces el de los sacos abriendo de nuevo su persiana metálica y pardusca y que se había salvado oculto dentro de su almacén observándolo todo pues bueno era él ah no repitió con muy mala baba y cogiéndole al Johnny por los cuadros del cuello de la camisa de pana le amenazo con que mira mañico puedes hacer lo que quieras matar a quien te de la gana jugar con tu fusil como si fueras el rey del mambo todo lo que quieras que más o menos te lo admitiré pero ahora bien de ahí ha decir que esta calle o esta zona es un barrio y además como te he oido perfectamente un puto barrio de eso Johnny de eso nada monada que no se lo consiento ni a mi padre y ahora mismo vas a resucitar a todos y les vas a pedir perdón inmediatamente y así fue que vamos que me lo conozco yo que anda que no tiene mala leche ni nada el de los sacos como para que el Johnny se le ponga tontín y claro pues eso que nos resucitó a todos de inmediato y nos pidió disculpas que parece que lo estoy viendo vamos como que vuelvo a revivirlo todo y no veas cómo se puso la Andrea que qué clase de bicho era el Johnny ese que nos había matado y que la cosa no iba a quedar así pero lo cierto es que el Johnny montó de nuevo en su caballito de mar iniciando la marcha cabizbajo hacia el punto de fuga hasta que el de los sacos le dijo que cogiera lo que se había olvidado ah sí dijo el Johnny es verdad y se desmontó de su caballito y cogió su fusil el fusil ese que nadie habíamos llegado a ver yéndose por donde había venido en el mismo instante en que el señor de los sacos cerró por segunda vez la persiana pardusca y metálica de su almacén esta vez con estruendo al tiempo que el sol se terminaba de poner tras los tejados tras las antenas tras los humos y las chimeneas de esta maldita y alicaída Zaragoza de principios de los setenta.

Vinomio Pañuelo

1 comentario:

  1. Muy divertido el texto.

    Juega con todo, al comienzo por el título: Johnny cogió su fusil pensé que tal vez el texto hiciera referencia a la inolvidable película del mismo nombre. Cuanto más avanzaba en la lectura del texto (y sin una coma) mayor era la sorpresa.

    Gracias por compartirlo

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