lunes, 10 de octubre de 2011

EN LA TRASNOCHADA 57 (Mª Jesús Mayoral Roche)




MJM

En Villamayor de Gállego, 10 de octubre de 2011

En esta trasnochada, escuchando el parte médico del torero gravemente herido en el Coso de la Misericordia, me planteo muchas dudas y otros tantos interrogantes sobre las corridas de toros. Y yo, taurina por parte de abuelo materno, reconozco que mi opinión respecto a los toros está cambiando.
La Fiesta es la Fiesta y cuando hablamos de fiesta se sobreentiende que estamos hablando de toros. No puedo decir cuántas veces mis amigos italianos me han preguntado sobre las corridas de toros; unas veces admirándolas y otras criticándolas. Mi discurso sobre el tema siempre es el mismo: el toreo es un arte y en la arena el toro y el torero se desafían a muerte. A continuación les explico las diferentes suertes y el sentido de la Fiesta. Ni que decir tiene que casi siempre acabamos enzarzados en una disputa o en un interrogatorio en el que tengo que explicar la diferencia entre corrida y novillada.
Y es que la Fiesta, con anti-taurinos fundamentalistas incluidos, por el momento no tiene intención de morir. Una forma de matar la Fiesta es prohibirla; pero las prohibiciones avivan la pasión por todo aquello que se prohíbe. La Fiesta para mí, que he sido taurina, hoy por hoy es un aburrimiento mortal: lejos de ver una buena faena, todo lo más que se llega a ver es una buena cornada. De acuerdo que el fatalismo forma parte de la Fiesta; pero tanto fatalismo acompañado de tan poco arte me aleja cada vez más del ruedo. Hace años que no piso una plaza.
Las cosas han cambiado respecto al arte de Cúchares: antiguamente había pocas corridas y pocos toreros. Hoy las corridas se cuentan por centenares y el elenco de toreros, que antes podía contarse prácticamente con los dedos, se cuenta por docenas. Añadir que el toro también ha cambiado: los cuernos, algunas veces son menos cuernos y la flojera del animal se deja sentir en el ruedo. En estos casos el torero se limita a salvar el tipo sin complicarse la vida, es una posición inteligente y acaba sacrificando al animal como un auténtico matador de toros sin exhibición de arte, como un matarife. Si la Fiesta sobrevive es gracias al gran acto social que se desarrolla en torno a ella como lugar de encuentro: alta sociedad, famosos, artistas, políticos, intelectuales… Por supuesto asisten también los amantes de la tauromaquia, los que más críticos son con la fiesta y los que más defraudados salen de la plaza. Porque esa parte social, que acude a los toros como lugar de encuentro, sale de la plaza como ha entrado. Debo hacer una distinción entre plazas y plazas. Hay plazas en las que impera el silencio y no se oye una mosca, hay plazas en las que no se calla un momento y hay plazas gastronómicas en las que se va exclusivamente a comer y lo que haga el torero no tiene importancia: se sale con la tripa llena que es de lo que se trata.
Vuelvo a repetir que hace años que no piso una plaza de toros… y es que me he hecho el siguiente cálculo: ¿Cuántas corridas de toros tengo que ver al año para poder disfrutar de una buena faena? Por ejemplo, Feria de San Isidro en Madrid, tardes y tardes de toros con buenos carteles, ¿cuántas faenas buenas pueden verse? Se podría hacer el balance y el resultado sería desalentador.
Y en esta trasnochada, haciéndome estos planteamientos, me atrevería a decir que la Fiesta es una tradición que debe cambiar, entre otras cosas porque el arte se ha agotado y tanta sangre en la arena ya no se aguanta. Y cuando digo sangre me refiero tanto a la del toro como a la del torero. Hay tradiciones que se extinguen por agotamiento o deben cambiar para subsistir. Qué pasaría si el circo romano siguiendo la tradición continuara en pleno siglo XXI con el mismo espectáculo.

María Jesús Mayoral Roche


6 comentarios:

  1. ¡Olééééééééééé.......!

    PACA PALLÁ

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  2. Buena trasnochada, María Jesús. Yo no soy taurino. Me preocupa más se reabrá un nuevo debate sobre el aborto: los avances científicos desde los 7o hasta hoy exigen un replanteamiento del asunto.

    En cuanto a la Fiesta (e insisto en que no soy taurino, pero no dejo de apreciar un montón de detalles que me parecen artísticos), en cuanto a la Fiesta digo tiene un montón de connotaciones y referencias no sólo a la idiosincrasia española sino también a la europea. Amén de Creta y el rapto de Europa, pasando por la obra de Goya, recuerdo en el siglo XX la novela de Hemingway (Fiesta) y hasta el primero coche que la Ford fabríco en España: el ford Fiesta.
    Somos únicos para hacernos el harakiri. ¿Quién puede haber detrás, qué intereses ocultos puede haber? lo ignoro, pero es para hacérnoslo mirar.

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  3. Efectivamente. En el mes de julio visité la Camarga (Francia), en esta región los toros son los protagonistas, unos toros que parecen vaquillas. Cuando quieren hacer una corrida en condiciones contratan toros españoles y toreros españoles, lo mejor es dónde lo hacen, en las Arenas de Arles, un anfiteatro romano. Impresionante.

    María Jesús Mayoral

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  4. Esa región francesa, también es conocida por sus caballos. Me gustaron por su sencilla estampa y su color blanco desleído y decidí apodarlos caballos grunge.
    La fiesta ya no es como fue y mucha culpa es de la falta de criterio de los aficionados. Ya no saben dustinguir y ven lo que les pongan sin protestar.
    Estoy con Servando en la importancia del debate que plantea y espero que con algún día tengamos ocasión de poner en común nuestras opiniones.
    Salud!
    Vladimira

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  5. ¡Qué alegría volver a saber de ti, Vladimira! Lo cierto es que los nuevos tiempos van abriendo más y debates, más y más interrogantes.

    Saludos.

    María Jesús

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  6. Ahora pienso en un debate que quizás no sea tal. Como ya he comentado estoy encerrada en casa por problemas de salud. Para meterme en la cama necesito ayuda y ayer se me hizo tarde y no quería molestar a la familia, así que me quedé en el sofá.

    Ví dos películas: El Crak y Jerry Maguire y parte de "Los Santos inocentes". Quizás por mi especial sensibilidad en estos momentos pude darme cuenta de quién es Don Alfredo Landa. No es un tipo guapo ni alto ni nada de eso pero tiene TALENTO y una mirada que habla. No soy conocedora de cine, sé que aquí hay personas como Servando que entienden, yo sólo soy una espectadora y encima de esas que ven una película y se creen lo que ven sin cuestionárselo. Hasta que ví la siguiente peli: Jerry Maguire. ¿Y qué tiene Tom Cruise? Muchos dientes y un enorme complejo por su estatura que condiciona su actuación: falta de seguridad. ¿Cómo es posible que le dieran un Óscar por esta interpretación?

    Prefiero a Alfredo Landa mil veces que a Tom Cruise.

    Salud!

    Vladimira

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