Narciso de Alfonso me abrió universos nuevos con cosas como esta:
Los altos campanarios del mar
Me gusta contemplar los altos campanarios del mar, Ignacio de Azevedo, escuchar el húmedo sonido de sus oxidadas campanas. Desde el delta del Ebro puede verse el campanario de la iglesia de Santa Verónica de Binasco, todavía blanco, aunque en la cara norte las algas trepadoras han alcanzado ya el pararrayos y las gaviotas anidan en sus tejas rojas. Es un campanario esbelto y altísimo; con los prismáticos aún se pueden leer algunas de las inscripciones que dejaron los devotos fieles del siglo doce: ama y haz lo que quieras; Jesucristo perdonó a la adúltera; viva san enrique de osó y carvelló, fundador; bebe vino del priorato.
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