lunes, 27 de abril de 2009

CRONICA CON CRIADILLAS (Por Azulenca)



Esto de la paridad pone cachondo a cualquiera, a cualquiera que sea normal quiero decir. Como siga mucho este gobierno al mando del país vamos a acabar todos idiotizados. Yo comienzo a tener síntomas. Me pongo ante caja tonta, escucho a los políticos y me quedo estólida escuchando lo que dicen, a veces me pregunto si oigo bien, porque es increíble la capacidad que tienen para decir tonterías en poco rato. Mientras, la oposición ni está ni se le espera y con sus ausencias y silencios da más cancha a los que mandan. Increíble.
Esta semana ha sido gloriosa o mejor dicho, esperanzosa. Porque nuestra Esperanza sólo quiere bailar chá-chá-chá y al parecer sola. En mi opinión creo que sufrió daños colaterales después del incidente en Bombay. Con un poco de mala suerte va a pasar de muñeca Repollo a muñeca Chochona. La invitan a desayunar y se despacha largando de lo que le atañe, de lo que no le atañe y como colofón arremete contra la subida salarial de los funcionarios como si saliera de su bolsillo, como si la patronal fuera ella. Esta es una nueva forma de ganar votos, quizá sea otra forma de hacer amigos: menospreciar al personal que trabaja para el Estado. Espe siempre ha sido la lista de la clase y a decir por una foto en la que muestra una pulsera con el apellido de su jefe (Rajoy), todo un detallazo de vasallaje, además de lista es la pelotas de su partido. Bien, Espe, bien.
Perpleja me dejó José Blanco en su presentación en el Ministerio. Ahora con su nueva política de transporte va a enseñar a los americanos a circular, incluso se ha brindado a USA para lo que necesiten saber. Un día de estos le pone Obama una videoconferencia para cambiar impresiones. El caso de José Blanco es un caso excepcional. No se vengan abajo con el fracaso escolar de sus hijos, ahora el fracaso escolar tiene premio. Como me decía un castizo en plan de guasa: ¡Niña! Esta es una Grande y Libre que soñaba José Antonio. La entrada de Blanco en Fomento me recordó a Sancho Panza en la Insula Barataria. Encontré a Pepe relamiéndose de gusto en el cargo, igual que el Tío Gilito cuando contaba millones y trillones.
¿Y Trini? Triniá, ay, mi Triniá. Esta habla por hablar, o habla por no callar, que viene a ser lo mismo. Por ejemplo dice que va a tomar medidas para lo que sea, pero a continuación dice que ya sabe que serán insuficientes. Que viene a ser algo así como tomar medidas para hacer trajes inservibles. También ha aclarado que el aborto va a ser una prestación sanitaria. Ahora llega una a la Seguridad Social y lo mismo puede quitarse una verruga que un embrión. Esto ya es insuperable. Compareció Trini para dar la noticia ayudada de Bibiana. Hay que ver lo que chotearon las dos, disfrutaron de lo lindo sacudiéndose la melena y taconeando, haciendo gala de la paridad, que para eso las han puesto. Estos planteamientos dan buena idea del magín de las interfectas, que no confundir con el caletre de la Pajín.
Y lo que ya suena a completamente soviético es ese Banco de Buenas Prácticas para internautas: una iniciativa que lo mismo sirve para movilizar el voto, que para informar de los wáteres que ha hecho un ayuntamiento con el dinero que ha soltado Zp. Estas son las soluciones mágicas que los socialistas promueven en plena crisis.
Parece que la sombra de la Memoria Histórica amenaza de nuevo; aunque a mí me gusta más llamarlo alzheimer político, más que nada por la parcialidad que aplican a la historia. Yo pongo por caso el París de Napoleón o la Roma de Mussolini. ¿Se imaginan si los políticos de estos dos países se ponen a derribar las obras hechas por estos dos dictadores? Creo que, tal y como se aplica en España la memoria histórica, es la mejor forma de asolar el pasado; algo parecido hicieron en Afganistán cuando dinamitaron los Budas milenarios. Bien pensado, lo mismo tenemos un denominador común con los Talibanes.
El miércoles al cine, La sombra del poder. Una peli en la que un tipo legal que ejerce el periodismo rastrero y su amigo, un político débil sentimental e incorrupto, se ven involucrados en la trama de unos asesinatos a raíz de la investigación de una empresa de armamento. Russell Crawe está inmenso en su papel de periodista desaliñado con un punto pasota. Una película que no me defraudó. Recordé aquellos tiempos cuando en España aún quedaban periodistas que ejercían labores de investigación en el campo político.

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