Si queremos escachar el país es necesario dar cargos a los más incompetentes, en su defecto, a los más siniestros. Esta debe ser la nueva consigna de los puños florecidos. Con este planteamiento quizá podamos entender el último cambio de gobierno.
Las chicas ministro con melena posaron sonrientes en las escaleras de la Moncloa, también mostraron el instrumental, una cartera que debía pesar lo suyo a decir por sus andares de medio lado; se las veía satisfechas con ganas de trabajar, lo mismo había papeles de verdad dentro del cabás. O lo mismo era que les pesaba en cargo. A decir por la valía de las nombradas concluyo que es mejor ser mujer estorbo que ser mujer objeto. En otro tiempo en este país había mucha mujer objeto, pero como le decía una amiga a sus hijos: Sí, hijo, sí. Soy mujer objeto, pero de anticuario. Los tiempos han cambiado, ahora manda la paridad y la paridad es poner en el cargo a chicas con melena que la meneen, la melena, digo. Pero lo que verdaderamente necesita este país es un ministro con melena y pelotas.
Y todo esto lo escribe una mujer que no es feminista, pero que se considera rebelde y progresista; esto lo dice una mujer que se ha movido en un mundo de hombres y que nunca se ha considerado discriminada. En esta vida, independientemente de ser hombre o mujer, todo ha sido cuestión de valía y de echar un par; pero la paridad deja a un lado la valía y da prioridad al sexo, ahora ya no es cuestión de güevos sino de melena. La mejor está en su papel, como siempre, es la vicepresidenta en su doble cargo: lo mismo hace de madre abadesa que de perro ovejero, el caso es reagrupar al personal. La Vice en su sitio, expectante, bien vestida, iba como de liturgia penitencial, de morado, que para eso estaba en fecha.
Huevos aparte, los chicos ministro parecían haberse caído de un guindo, sólo que de pie. Pepe Blanco se lo merecía, vamos, que se lo ha currado a base de bien. Ahora ya no va de pedos azules, lo suyo ha sido un final con fuegos de artificio, luego vendrán los gases y los fuegos fatuos. Estaremos atentos a Fomento.
A Chaves lo han devuelto al corral, bueno, que lo han devuelto al paso que lo han sacado de su feudo. Siempre que el presidente de una Comunidad Autónoma acaba en Ministro, espérate lo peor; lo peor para el nombrado, baste recordar el caso Bono. Tendremos que estar atentos también.
Zapatero, aunque no lo parece, tiene mucho conocimiento, le sobra talento para quitarse de en medio a la gente, luego pondrá otro estorbo pero el caso es renovar. Él lo llama cambio de ritmo. Lo mejor sería cambiar de nombre a los ministerios, por ejemplo Ministerio de Trabajo y Ciencia Ficción, Ministerio de Ruinas y Solares; reconvertirlos podría ser otra solución, por ejemplo el Ministerio de Cultura pasaría a ser el Ministerio de la Subvención. Para paliar el paro convendría ir echando imaginación al asunto e inventar nuevos oficios, como por ejemplo vigilante de las filas del paro, supervisor de calles, contemplador de cielos... Con la nueva Alianza de las Civilizaciones sería interesante además de sexificar colorear, por ejemplo hacer un organigrama de la Administración en colores según contenidos: verde para Medio Ambiente, negro para Trabajo, Rojo peligro para Fomento... Un planteamiento así sería más que cambiar de ritmo vivir en un mundo feliz.
Yo no estoy preocupada por la crisis. De hecho a nuestros gobernantes lo único que les importa es seguir con la nueva Ley del aborto y hacer una Ley de libertad religiosa. Y es que estas Leyes son indispensables a la hora de comer y pagar hipotecas.
¿Y la oposición dónde está? Pues debe estar de campo o fumándose un puro, porque ni está ni se les espera. Bueno, lo mismo andan por los semanarios adelante retratándose y haciendo reportajes.
Desde que a Maldonado lo han prejubilado, los nuevos hombres y mujeres son los que más curran en televisión: la coreografía es preciosa. Hay que ver lo que mueven las manos, los brazos y la de vueltas que dan; el decorado de fondo es una obra de arte, un montón de mapas cubiertos de isobaras, isotermas, borrascas y anticiclones. Los pobres hombres/mujeres del tiempo deben acabar agotados. En mi casa los llamamos los trabajadores del tiempo.
El miércoles al cine: París, París. Una bonita película que deben ver los amantes del séptimo arte.
FOTO.- Fuente de la Vergüenza (Palermo)
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