Rubias y peligrosas. Una vez terminado el Consejo de Ministros, enternecedora fue la imagen de la Vicepresidenta de la Vega con Bibiana Aído: parecían una abuela con su nieta felicitándose por haber dado un paso adelante en la Ley del Aborto. Las dos tan delgadas, tan rubias, tan elegantes, tan progres. Complacidas y sonrientes se dieron cita para dar paso a la píldora del día después. Bibiana se pertrechó días antes justificando que habían hablado mucho, con mucha gente, con muchas asociaciones; claro que una cosa es hablar y otra escuchar. Porque escuchar no han escuchado, han hecho como que escuchaban: a los del talante este recurso se les da muy bien. Han hablado con todos menos con los que tienen que expender y prescribir la famosa píldora; una pastilla que lejos de curar puede causar importantes daños colaterales. Médicos y farmacéuticos se han quedado estólidos ante la licencia que se ha tomado el Gobierno, al no valorar el posible incremento en el número de enfermedades de transmisión sexual y de trastornos hormonales. El pastillazo, tal y como lo están publicitando, será un éxito en ventas. España no venderá coches pero pastillas… por un tubo
Pese a todo la niña Bibiana no se despeja. No sé si es que todavía le dura la resaca de la feria, quizá pueda ser también que el estreñimiento crónico-mental le da padecimiento o que es así de tan natural que es. Ahora ya no bebe agua, tampoco le ponen el botellín. Tal vez esté agotada de tanto oír hablar, de tanta reunión sin dejar opción a nada. El papel de mujer estorbo debe ser agotador, aunque quizá sea peor el de mujer monigote. Ahora dice niña Bibiana que un feto de trece semanas no es un feto mayor de edad, vamos que no es una persona en carne y hueso, que sólo es un ser a medias y que se puede tirar a la basura. Y dice todo esto científicamente.
Esta pastilla va ser la pócima española por excelencia para practicar el sexo sin peligro añadido. Lo peor lo traerá el paso del tiempo: daños mentales y generacionales irreparables que harán mella en una sociedad ya de por sí ya decadente. Porque el mensaje es duro y contundente: deshacer antes de nacer, el placer por encima de todo. No obstante queda el documento histórico, una enternecedora imagen entre abuela y nieta sonrientes que pasará a la historia de la paridad. Y la sociedad que se prepare en breve a recoger los frutos de esta píldora: una promiscuidad sin reservas con todo lo que conlleva. La adolescencia, la edad de la inmortalidad, no sabe de peligros y tampoco los contempla.
Estoy dudando. No sé si me compre un Audi o un Mercedes. Con estas ofertas que nos brinda Zapatero estamos obligados a cambiar de coche. La pena está en que no hay dinero ni para cambiar de coche ni para nada. ¡Qué cerebro tiene este Zp! Lo debe de tener tan circunflejo como sus cejas. Lo que más me espanta es la diabólica habilidad que tiene para adocenar a los ideologistas de base y para blanquear mentes transparentes. Me avergüenza confesarlo, pero las intervenciones del Presidente de Gobierno, de María Teresa y de Bibiana me echaron la semana pasada a la bebida. Por suerte se me ha pasado, fue algo circunstancial y muy puntual. Y es que un chupito de orujo después de esas actuaciones estelares me confortaba el ánimo. Digamos que entre la bebida y yo se crean unos lazos espirituales que me elevan, más, cuando me empacho de oír tontadas.
Los listos dicen que ganó el debate del Estado de la Nación Rajoy, los tontos dicen que lo ganó Zp. Yo que no me dejo aleccionar, ni de unos ni de otros, pienso que Mariano debería volver a su Galicia natal y que sentado en un velador tomando pulpo haría más que sentado en su escaño. Que un hombre con la escasa talla de Zapatero, que de no ser por la política nunca hubiera llegado a nada, bueno, quizá como mucho a sindicalista paseante, con la crisis, el paro y la que está cayendo se ría de toda una oposición en pleno, es para irse a casa o para disolver el partido.
Si Zapatero, que no se caracteriza por ser un hombre de fe, confía en que vamos a salir en breve de la crisis; a mí me toca La Primitiva antes de que termine el año.
No sé dónde vamos a ir a parar: una final de la Copa del Rey para antipatriotas. La famosa pitada al Rey y al Himno me pareció vergonzosa y sin precedentes. La censura del Ente TVE también fue para nota: una burda manipulación que ni en tiempos del Generalísimo lo hubieran sabido hacer mejor. En fin… como decía mi amigo: Esta es una Grande y Libre que soñaba José Antonio.
El miércoles al cine. La Reina Victoria. Una película que se deja ver. Bonitos jardines, palacios espectaculares, un vestuario de lujo… En fin, lo de siempre, más de lo mismo. Nada nuevo que añadir. Una peli para pasar el rato sin más pretensiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario