Una tarde senté a la Belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié. (A. Rimbaud)
miércoles, 6 de mayo de 2009
CRÓNICA CON FOIE (Por Azulenca)
Carla Bruni no tiene rival. La foto de la semana: dos culos subiendo las escaleras de la Zarzuela. Una zafiedad de pésimo gusto que ha sido portada en algunos periódicos. En España sólo cuenta lo que menos hay que tener en cuenta. Los españoles/as sólo estaban pendientes del desafío Carla versus Letizia. La visita del presidente de la República gala y sus palabras eran lo de menos.
Me gustaría saber cuánto nos va a costar a los españoles y a España la visita de Sarkozy, porque éste no se ha ido de vacío. No obstante me queda el consuelo de que ejerce mejor como ministro de Interior que el propio Alfredo. Baste recordar la limpia de terroristas que ha hecho en Francia. El discurso del galo fue brillante, eso dicen. Nicolás no es inteligente pero es un hombre conceptual y con esto ya le sobra, habla y se le entiende y eso gusta. Así las cosas en estos momentos es el amo de Europa, con contrincantes como Berlusconi y Zapatero no es necesario ser un estadista en toda regla: Nicolás no es el rey de Europa pero es el rey del mambo. En cuestión de protocolos y saber estar Nicolás no está, no sabe, pero hace gracia. A mí ninguna. Cuando lo vi adelantarse hacia el cuadro de Las Meninas me pareció un cicerone del Patrimonio Nacional, perdón por estos empleados; pero esa zancada en un hombre de corta estatura con alzas, extendiendo el brazo hacia adelante y gesticulando, sobreactuando, me pareció estar viendo a Paco Martínez Soria. Recordé las palabras de un compañero de trabajo que era monárquico hasta la médula: un presidente de república siempre queda hortera, un rey viste más. Lo cierto es que la música suena distinta según sea la planta del representante y hasta el mejor de los himnos puede sonar a fanfarria.
Carla es otra cosa. Es una mujer que ha nacido en un palacio, rica de familia, educada, culta, refinada y voluble: dice haber tenido treinta y tantos amantes. Las ricas se lo pueden permitir todo, en ellas todo está bien visto: los modos y las formas lo hacen todo, para que luego digan.
Nuestra princesa estuvo a la altura, pero ni igualó ni superó a Carla. Y es que la Bruni tiene muchas tablas y muchas pasarelas, le ayuda el físico y en lo tocante a elegancia va sobrada. Lo que menos favorece a Carla es su marido, que se ve a su lado como un monigote adjunto.
Otra que lleva alzas, no sé si imitando a Sarkozy, es Letizia; bueno, más que alzas lleva zancos. A todos los que escriben cuentos sobre princesas yo les recomendaría un título que daría mucho juego: Érase una princesa subida a unos zancos. Ví a nuestra princesa muy envarada en la cena de gala, así como con cara de pocos amigos, tensa. Yo creo que era debido a que la estaban comparando con la Bruni y no le gustaba la idea. Esos juegos no le gustan a Doña Letizia, ella es una mujer seria y está por encima de banales comparaciones. Es sobre lo único sobre lo que se puede estar cuando te superan en todo. No se puede andar sobre unos zancos y arrastrar tules cuando no se tiene soltura, no se puede estar envarada y mirar esquivamente cuando tú eres el centro de la foto. Como siempre lo elegante sigue siendo el color oscuro, el corte liso y laso pero con estilo en las prendas y por supuesto llevar los pelos recogidos: eso siempre ha sido así. Carla lo sabía y ahí puso su toque de distinción: estaba perfecta.
Sinceramente, lo que más nos duele a los españoles/as es que teniendo palacios, reyes, príncipes y princesas, nos falta lo que más nos gustaría tener: glamour.
El miércoles al cine. The International: Dinero En La Sombra. Un tiroteo de diseño, unas imágenes de lujo y los nuevos enemigos del mundo a cara descubierta. Bueno, lo de nuevos lo dejaremos estar. Impresionantes las tomas y las imágenes de Estambul, Milán, Lago Iseo, Nueva York… Y el final como debe ser. Una película para ver en pantalla grande.
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