Una tarde senté a la Belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié. (A. Rimbaud)
martes, 15 de septiembre de 2009
Era el imperio del caos... (Antonio Envid)
Era el imperio del caos,
inútilmente los ángeles intentaban,
con contundentes latigazos,
separar de la horrible promiscuidad
a las cosas y los seres innombrados.
De tarde en tarde, en el gris plomizo
del aire brillaba, como una centella,
la espada de Dios.
Llegó el hombre y nombró cada cosa:
“Que sea caballo, que sea rosa, que sea papagayo…”
Y cada cosa vistió su traje y cesó la confusión.
E iban las aves alegres con su nombre nuevo
hecho de gayas plumas y las flores eran gozosas
con el suyo de verdes, rojos y amarillos.
Y el mundo fue diverso
y nació la alegría de vivir.
Pero también se pudo decir:
“En días como éste, en que el cielo es gris
y la lluvia cae mansa, te recuerdo”
Y cierta tristeza, desde entonces,
acompañó siempre al hombre.
Antonio Envid (de “Larvario”, inédito)
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