jueves, 29 de octubre de 2009

CRÓNICA ROSA (Por Azulenca)


Berlusconi tildó al gobierno Zp de rosa y acertó. El rosa es un color que va de perlas para estas hijas de la paridad que están resultando incapaces de hacer algo con sentido común. Y es que Zp las prefiere tontas y bufonas. Antiguamente, a finales del siglo XX, el color de las mujeres progresistas era el violeta casi morado; este color representaba la lucha por la igualdad, la fuerza de las mujeres a la hora de desempeñar trabajos que tradicionalmente correspondían a los hombres. Entre el rosa y el morado, la vicepresidenta Salgado ha escogido el rosa. El color de las niñas ñoñas, de la debilidad, del amedrentamiento. Y prueba de ello es que para defenderse del contrario y como anda algo escasa de argumentos; ella que es la clásica delgadita alternativa y Mariano que es el clásico bien alimentado, pues no se le ha ocurrido nada mejor para tumbarlo dialécticamente que acusarlo de machista. Este es el progreso de las mujeres del siglo XXI. ¡Genial! Y lo más genial ha sido la respuesta que ha dado la “reina de las nieves” (La Salgado) al elfo económico (Montoro) cuando éste le ha preguntado por la salida de la crisis: la salida de la crisis será "cuando se produzca". ¡Y encima se cachondea! Y es que ella sí puede reírse de la crisis: la muñequita rosa veranea en la Costa Azul, en su apartamento de lujo situado en el centro de Niza.
Mosén Mariano y las dos sacristanas. No, no es una película del Padre Pitillo, pero casi. María Dolores de Cospedal huye de las preguntas y de las cámaras de televisión como si fuera un personaje de la prensa del corazón. Soraya no contesta, más bien pregunta. Soraya ha cambiado su cara en diéresis por el punto interrogativo. Pregunta, pregunta y pregunta sobre el Caso Faisán y la Serrana de la Moncloa (Tere de la Vega) esquiva, esquiva, esquiva, mientras, el de Interior se oculta, se oculta, oculta. ¿Merece la pena morir por defender unos principios? ¿Merece la pena que te maten para que luego salgan faisanes coleando?
Avispa, oso, faisán… Los sobrenombres de la corrupción, del escándalo. La política quiere coparlo todo, a cualquier precio y todos quieren el poder, más poder. Esperanza Aguirre calladita estaría mejor. A estas horas todavía no se ha dado cuenta la Presidenta de la Comunidad de Madrid de que el mayor divieso en el P.P es ella, y que esta clase de grano se extirpa. No digo más.
Me voy a poner menos trascendente. Leire. A Leire Pajín le ha durado poco el “marcao de la pelu”. El otro día salió otra vez en TV “toda espeluchada”. Yo en su lugar hablaría con Elena Pavofrío, sin duda la mejor consejera en materia de apartamentos en la Costa Azul, en peluquerías baratas y estilismos, en moda de firma… Todo eso se le da muy bien a Elena y ahora que Leire va a ganar más dinero por aportar las mismas ideas, o sea nada, pues nadie mejor que la Vicepresidenta rosa-económica para asesorarla.
Por fin tenemos un torero sin orejas, sin rabo y con medalla. Fran Rivera recibió su Medalla a las Bellas Artes. Era un hombre feliz, un torero, un triunfador con el máximo galardón a las artes entre sus manos. Esos otros toreros con la Medalla a las Bellas Artes, esos que salieron de la nada y se hicieron a sí mismos han quedado como unos pobres tirando la comida. Yo de pequeña jugaba a la baraja de las familias, recuerdo que me encantaba, entre otras cosas porque la baraja era una monada. A mí la familia que más me gustaba era la tirolesa, a mi amiga la familia bantú. La familia gótica todavía no existía. ¿A qué viene esto? Fran es nieto, hijo, sobrino de toreros y a eso se le llama pedigrí. Lo importante en estos tiempos no es hacerse a uno mismo, lo importante es pertenecer a una familia, a una tribu, a un clan.
Ayer al cine. Si la cosa funciona, la última de Woody Allen. Un guión brutalmente inteligente –como diría Servando Gotor-, la cuadratura del círculo y algunos golpes buenos.

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