miércoles, 24 de febrero de 2010

CRÓNICA CACAREADA (Por Azulenca)


El pasado 14 de febrero disfrutaron de su noche estelar los cinecomediantes. Al día siguiente de esa ceremonia farandulera, en la que da pena ver como cogen a Goya del cuello y lo levantan, fueron recibidos por Zp en la Moncloa. Estos socialistas son unos sobones, debe ser la moda progresista: se besan, se abrazan, se manosean. Enternecedora la foto de la familia cinecomedianta en la Moncloa con Zp y Sónsoles, acariciando la cabecita de un Goya. El régimen Zp cada vez más cercano al del Caudillo: él también se retrataba con las familias numerosas. Si Goya levantara la cabeza…

Me apetece ser frivolona en esta crónica, lo necesito y quiero comentar dos modelitos de la noche goyesca. Leire, nuestra sibila Pajín, me defraudó. Me veo obligada a despojarla del título de sibila y dejarla en pitonisa rasa. ¿Dónde va luciendo un modelito típico de Aramis Fuster? No era tipo ballena pero le realzaba tanto como si lo fuera. Y ese pelo… que para una vez que va a la peluquería se lo dejan recogido al estilo paleto de reina de las fiestas. ¿Y la de Cultura? La Sinde escogió una prenda discreta, un modelo color indeciso con una especie de prepucio plisado rodeándole el cuello. Mejor lo dejo aquí.

En estos días hemos visto también en TV una actuación vergonzosa por parte de los políticos en el Parlamento. No sé cómo no se les cae la cara de vergüenza. Pepiño Blanco, sentadito en su banquito azul con su camisita y su canesú, se atrincheraba como un galápago estreñido. Dónde está aquel brazo de mar, con aquel cutis resplandeciente en el día de su nombramiento como Ministro de Fomento. Ahora se asemeja a un Pepiño Blanco de dibujos animados: con los ojos desorbitados, con ese mohín que atufa a cabreo. A Rubalcaba un espontáneo lo citó con la muleta por el caso Faisán, nada, ni entró al trapo. Los del PP no valen ni para formular preguntas. Y Alfredo, con esa cabeza de elefante asiático que la naturaleza le ha dotado, respondió sin decir nada, en su línea.

Cuando dije que la Ley del Aborto era más una ley para el desarrollo del furor uterino que otra cosa, levanté alguna ampolla que otra con mis palabras. Pues no exageré mucho. Nuestra Bibiana va a dedicar una cantidad sustancial de dinero para la elaboración de un “Mapa de Inervación y Excitación Sexual en Clítoris y Labios Menores". Yo no sé si lo de Bibi es labial, geográfico o de nacimiento, en fin, cuando se tiene el sexo en el seso, pasa lo que pasa…

¿Y la oposición, qué? Es una oposición desgastada, sin ganas, sin empuje, sin soluciones, sin estrategia que acorrale al Gobierno a la hora de buscar alguna salida a la crisis. Se lo ponen tan bien a Zp que al final el P.P será el culpable por no echar una mano. A Mariano eso de no hacer se le da muy bien. Y llegados a este punto me pregunto: ¿No hay alguna ley, algún apartado donde acogerse para inhabilitar a un Presidente del Gobierno por incapaz?


Esta semana los políticos se han dedicado a cacarear sin dejarse caer una pluma; pero no están los tiempos como para aguantar el cacareo de una clase política que se dedica a no resolver; eso sí, dispuestos a cobrar lo que haga falta, a asegurarse bien el futuro con dos legislaturas y a tener más vacaciones que nadie, sin dignarse a acudir cuando les toca sesión en el Congreso.

La derecha ya no es lo que era. Esa peineta que Aznar dedicó a los que le insultaban ha sido muy controvertida. José Mari debe estar harto de que lo llamen asesino y al final ha devuelto la ofensa manualmente: más vale un gesto grosero que mil insultos. Pues si Aznar hace la peineta, el Rey debería haber hecho la “coroneta” a los silbidos y abucheos que le dieron en Bilbao.

El miércoles al cine. Up in the Air, la de George Clooney: el cine lleno de señoras, ningún caballero suelto. Una película real como la vida misma siguiendo el patrón americano. George Clooney, sin problemas en el papel de representarse a sí mismo. La buena es ella, Vera Farmiga, en su comportamiento se adivina el final; un final que intenta sorprender pero previsible. No sé para qué fui a ver esta película, si ni siquiera me gusta George. En la “peli” me recordaba constantemente el vendedor de cafeteras en que se ha convertido.

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