martes, 30 de abril de 2013

VENÉREO, ASQUEROSAMENTE BLENORRÁGICO (Servando Gotor)





Todo empezó al poco de entrar en la vieja compañía de tranvías. 

Dos flores, dos, apostando por un paraíso sin manzanas frente a mí, el joven cobrador aspirante a conductor de la línea veinticinco.

dos 

Y la pelirroja, la más resuelta, riéndose de mí, seguramente por lo grande que me viene el uniforme –pensé entonces y más tarde supe que acerté-.  Sin embargo es la morena con gafitas la que habla:

dos.
sí, dos, ya veo, ¿completo?
no, sólo hasta Noviciado.
los dos, ¿verdad?
sí, los dos 

Y sin previo aviso lo ojos de la pelirroja, bañados en una profunda maldad apenas oculta bajo su tenue sonrisa, me lanzan cegadores rayos:

usted… tú…  ¿no eres de Peligros?

Embobado no hablo, no contesto (¿me conoce?, yo a ella, no, por supuesto, imposible olvidar el aroma a lavanda que en aquel momento me hechiza, ni la sonrisa, ni esos visos de maldad que dibujan sus labios). 

sí, claro, de Peligros
en el estanco, te vi un día en el estanco -dice como sin darle importancia, como arrepentida de haberme hablado. 

Se alejan, se sientan y sonríen.  De vez en cuando vuelven la cabeza hacia mí y murmuran entre codazos mal disimulados. Se bajan en “Noviciado”. 

adiós
adiós

“Noviciado” se despide de nuevo.  Y yo con el rabillo del ojo las veo desaparecer por la acera, a mi espalda, esperando que el tranvía regrese de nuevo a la misma parada una, dos, tres, seis veces, hasta que acabada la jornada vuelvo solitario a mi buhardilla, a experimentar por vez primera las más variadas fórmulas para fabricar sintéticamente los metales, ensayar aleaciones, agitando el crisol, alejándolo, acercándolo a la llama siempre viva. Allí empezará mi búsqueda, la del matiz inalcanzable.  Leo un poema de Byron mientras las estrellas brillan en lo alto y la luna se proyecta en los tejados. 

¡Cuánta belleza!  Todavía formo parte de esta Naturaleza, en que la noche ha sido para mí un rostro más familiar que el del hombre; en cuya sombra estelar de oscura soledad y encanto, aprendí el lenguaje de un mundo diferente.

Y se hace Pentecostés, habitando en mí en ígnea y penetrante lengua: Foen einoe opñsie pindo ge inos didj slieniñagournviñasoekdic iedkura di dkieospaieut djfieñaoie ndinvoeeñasid entos see…. ¿dedd?  ¡Neoeñasdodei vidneisoeñaidfn! ¿Glosolalia o xenoglosia? ¿Acaso, sueco? No, sólo una mezcla, una especie de rapsodia nórdica con ecos babilónicos. Glosolalia, simplemente.

Al llegar a casa, hipnotizado, enajenado, bajo los efectos de aquel hechizo, me relajo con un split y luego escribo mecánica, extáticamente, mi primer soneto en glíglico, sin entender -ni siquiera lo entiendo ahora- cómo demonios en un momento tan místico pude recurrir a algo tan míseramente carnal:

Amor, bómbame las mandias bercandes

y déjame embubar tu rimbo azul,
ascendiendo benco por tu senso rul
hasta que las randias flecquen timbandes.

Axpelúname con todos tus brandes
y deja que te ayumbe con mi arnuz.
Que así abramarás simbia y beniruz
y yo rambaré voraz por tus landes

Y cuando al fin vencalos a la inestra
y tú, con tu bonda tris me avenjices,
ay, bembla, no me hagas la cirestra,

pues ya hurzamos mis monfas ceranquices
arboniando hasta el límite la bestra,
hasta ronjarme de branadas quinces.


Venéreo, asquerosamente blenorrágico, grito al fin vacío y estupefacto.

Servando Gotor
Entre las ruinas del cielo, 2011


3 comentarios:

  1. Narciso de Alfonso30 de abril de 2013, 22:01

    .
    espléndido, magnífico, un pedazo de

    idioma castellano que muestra cuánto

    puede dar de sí nuestra lengua, un

    fragmento entre torturado y torturado,

    pero con dos tipos de tortura distintos,

    una muestra de la variedad de estilos

    y modos de decir que se pueden utilizar

    en pocas líneas, en fin,

    un pequeño prodigio de la lengua española.


    Gracias por compartirlo, Maestro


    Narciso


    PD. el Cielo -y algunas otras personas-

    saben que no juego con los elogios.

    .

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  2. Muchas gracias, Narciso. Viniendo de ti, es de agradecer, por supuesto.

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  3. Del poema final me ha fulminado.Ese homenaje a Cortázar no lo puede hacer cualquiera. Vlad

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