Una tarde senté a la Belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié. (A. Rimbaud)
martes, 3 de marzo de 2009
Glíglico
Amor, bómbame las mandias bercandes
y déjame embubar tu rimbo azul,
ascendiendo benco por tu senso rul
hasta que las randias flecquen timbandes.
Axpelúname con todos tus brandes
y deja que te ayumbe con mi arnuz.
Que así abramarás simbia y beniruz
y yo rambaré voraz por tus landes
Y cuando al fin vencalos a la inestra
y tú, con tu bonda tris me avenjices,
ay, bembla, no me hagas la cirestra,
pues ya hurzamos mis monfas ceranquices
arboniando hasta el límite la bestra,
hasta ronjarme de branadas quinces.
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