domingo, 22 de marzo de 2009

Las parejas de Narciso y un poema



Y en el exterior, la vida.
Ónfalo infinito de muchacha no tan casta.
Oculto arrecife de abatidas sombras.
Poliédrica bruma que la noche abraza.

Lloro, gimo, grito,
araño el cristal difuso,
la pared turbia y fascinante,
la incitante voz de la ventana inquieta.

Luego, cuando cede la reja,
cuando la luna arranca,
mis párpados me traban,
la voz que nunca oí me engancha.

Y en el exterior, la vida.
La comisura temprana.
El beso fugado.
El verde anhelo de la ciega empalizada.

Suspiro, deseo, codicio,
imploro el sollozo furtivo,
la rémora de luz, los núbiles lamentos.

Y el labio convicto,
el párpado audaz,
proclama el inicio de la noche,
de mi noche exenta, de mi noche anclada.
* * *



Oigo, oigo el arpa. El canto de mariposa estrellada. La voz quebrada de una de mis vecinas, gemelas y hermosísimas, a través de la pared del baño. Rebeca o Paula. Paula o Rebeca. Habla con su madre. Y esta vez, sí, entiendo claramente lo que dicen. Grita, gritan las dos demasiado.

- Es Roberto, mamá. Roberto.
- Hombre, ya. No faltaría más que eso, que no fuera él. Pero ¿estás segura segura? ¿De verdad?
- Sí, mamá, seguro... Cuatro faltas.
- ¡Cuatro meses ya! Dios mío de mi vida. Y ahora, a ver, a ver cómo se lo decimos a tu padre, que esa es la otra.

Sí, una de mis gemelas, Paula o Rebeca, Rebeca o Paula, está dulcemente preñada, hermosamente encinta. Paula, amor, ¿eres tú la que está embarazada? No, es Rebeca, mi hermana, pero yo también. Siguen confundiéndome, claro, les encanta jugar a confundirme. ¿Tú eres Paula? Sí, yo soy Rebeca. ¿Cómo, cómo va tu embarazo, Rebeca? La embarazada es Rebeca, mi hermana, bueno, yo también estoy preñada, pero no es lo mismo, lo de Paula es como más de verdad. Ya.

- Poco a poco, poco a poco, más cerca la luna está. La luna, que me lleve la luna, si yo no soy de este mundo que a mí me lleve la luna, la luna, por la ribera del río que yo más quiero.
- ¿No eres de este mundo, Paula?
- No, creo que no, y además yo soy Rebeca, y estoy preñada.
- ¿Por qué quieres que te lleve la luna, Rebeca?
- Porque yo no soy de este mundo, y además soy Paula. Poco a poco, poco a poco, me voy hundiendo en el mar.
- ¿En qué mar, chiquilla?
- Será que pasan los años, será que me hago vieja, será la luna, será el destino, será la estrella que llevo dentro. Poco a poco, poco a poco, siento que me voy perdiendo.
- Paula, amor, no te estás perdiendo ni te haces vieja, es sólo la tristeza del embarazo, enseguida pasará.
- Soy Rebeca, y no estoy embarazada, bueno, sí lo estoy, pero no como Paula, lo de ella es como más real, más cierto, más auténtico. Si yo no soy de este mundo que me lleve la luna.
- Y dale con la luna, qué perrenque has cogido con la luna, Rebeca.
- Es cosa de la estrella que llevo dentro… y yo soy Paula.

Sí, una de mis gemelas, Paula o Rebeca, Rebeca o Paula, está dulcemente preñada, hermosamente encinta, no sé cuál de ellas, nunca lo sabré, pero una de las dos está embarazada, o tal vez las dos, quién sabe. Ni Víctor, el padre bombero de mis gemelas, ni Charo, la madre sus labores de mis gemelas, saben cuál de las dos está embarazada. En realidad no saben quién es Paula y quién es Rebeca, nunca lo han sabido, nunca lo sabrán, como yo. Creo, pero sólo creo, que tampoco ellas lo saben, tanto tiempo jugando a ser la otra, a ser la una, a ser las dos, a ser ninguna.

- Paula.
- Dime, amor.
- ¿Dónde está Rebeca?
- Rebeca soy yo, cariño.
- ¿Y Paula?
- Paula ha bajado a comprar el pan, mira ahí viene. Hola Rebeca.
- Dios mío y tío de los demás.

Extraído de 'Cuescos' -Narciso y Servando-
IMÁGENES: Edward Hopper: 'Stairway' y 'Stairway at 48 rue de Lille, Paris 1906'

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