viernes, 8 de octubre de 2010

DESPOJOS VIVOS

Hace unos días un grupito de nostálgicos cuarenta-cincuentones acudíamos de nuevo a una cena más o menos ritual celebrada una o dos veces al año. Eramos los despojos vivos de lo que fue la más potente asociación de cinastas que ha tenido Zaragoza desde la invención del kinetoscopio: Cineceta.
Como suele ocurrir con los vapores etílicos de la sobremesa, uno de sus miembros, el único que ha permitido que el veneno de la imagen dicte su quehacer profesional, José Angel Alegre, nos propuso a los allí presentes que recogieramos retazos de memoria, fotos amarillentas y películas corroidas por el abandono de lo que fue el efímero explendor de tan variopinto cenáculo.
En lo que a mi respecta, lamento no poder aportar gran cosa. Por lo que se refiere a material gráfico no conservo mas que un par de fotos de rodaje (una encabeza esta columna), y en cuanto a las rememoranzas, los diez años que permanecí en sus filas bailan en mi memoria en un totum revolotum de sensaciones más que de recuerdos concretos: las reuniones inacabables en Zumalacárregui, 42 a horas intempestivas, la exposición de proyectos y la jodida financiación, los chistes, las bromas, la elección de fecha para una cena, la risa fácil de quien aún va ligero de equipaje… todo eso me queda. Y algo más. Me uní a Cineceta porque me había comprado un tomavistas de super 8 y tenía un par de ideas para filmar sin otra pretensión que la del puro divertimento, pero en Zumalacárregui 42, flotaban las miasmas de una terrible enfermedad cuyos síntomas eran la compulsión a coger una cámara y ponerla a trabajar. En mi caso, la enfermedad tuvo fatales consecuencias, ya que, descontento como estaba de mi trabajo fijo, y enardecido por los gritos de ¡que le den por culo a todo! que resonaban en mi mente, di la patada de Charlot a mi jefe, quemé mis naves y me metí de cabeza en el umbroso pozo del realizador por cuenta propia, desastre del que aún no me he recuperado.
Jodido pero contento, hoy el cine queda lejos, pero los amigos de Cineceta siguén ahí, y mientras esto suceda, la dorada juventud no se marchará del todo. No puedo aportar gran cosa como ves, José Angel, sólo mi experiencia vital. Espero que te sirva de algo. 

Javi

10 comentarios:

  1. Javi, todo lo que dices lo siento igual y, creo no equivocarme, al expresar que todos lo sienten igual.
    En fin, en la foto, además de a ti, creo reconocer, a la izquierda a Arcadio (casi con mofletes -lo que es la juventud), de espaldas a Ángel Vizárraga y el del que sólo se adivina el chaleco y el peinado, mi hermano Juan Isidro. La película era de Arturo Briones y recuerdo que trataba de una banda de mafiosos al mejor estilo de El padrino que planeaban un golpe importante que sólo se desvela en la escena final de la película: el atraco a una tiendecilla de lencería. Por cierto los comerciantes de la tienda éramos Eva y yo (cuya risa, a pesar de estar amenazado por un cuchillo fue imposible borrar).
    La botella de Dic, evidentemente, formaba parte del estudiado atrezzo (¿se dice así?).

    Buenos tiempos, sin duda. Y, sobre todo, mejor gente. Por eso seguimos ahí.

    Besos.

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  2. Hola, me ha sorprendido la edad de Javi porque en mi imaginación tiene no más de treinta años.

    ¿se puede ver la película? ¿podéis instalar una sala de cine en la web?

    Sería estupendo!!

    Vladimira

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  3. Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello, que me deslumbraba. Aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba de la gloria en las flores, no hay que afligirse. Porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo...

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  4. A mí me cayó bien no solo por sus chistes gráficos, que me parecen muy buenos, también por como trata a los amigos. Desde ese In Memoriam a Alberto Sánchez Millán a Gracias, etc.

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  5. Ni el tiempo, ni el espacio, ni el tiempo que pasó, ni el que queda por andar. Nada de lo que se hace queda invisible. Y menos todavía, las cosas que se hacen con todas las ganas.
    Lo tuyo fue una de las apuestas más valientes que alguien hizo en aquella época. Quizás, como te he dicho alguna vez, no fue el momento, ni el tiempo, ni la forma. No lo se. Sólo se que me diste envidia. Mientras yo, malmoría espiritualmente con mis oposiciones de funcionario.
    Años después, tu eres el funcionario y yo, el autónomo.
    Y en un momento de mi vida en que tengo la inexorable necesidad de redibujar mi camino, te digo que en tus silencios, en tus agudezas, en tus surrealismos, en tus realismos, en tus miedos y en tus valentías se ha escondido el recuerdo y el valor constante de alquien que lo intentó con todas sus ganas.
    No había red. Como no suele haberla en la vida.
    Pero nadie murió.
    Volveremos. Con cine o sin cine. Sin cine pero con cena. Y beberemos y viviremos.
    Y tendremos una segunda y tercera juventud. Que nos la hemos ganado.
    PD: En Cineceta había de todo, como en botica, como en la vida misma. Quizás ese fue el éxito o quién sabe si su fracaso.
    Pero a todos nos gustaba el cine. Quizás por eso había tantos integrantes con los ojos saltones. Echad un vistazo y lo comprobaréis. Ojos al dato.
    José Ángel

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  6. ¡ole! (llana, me gusta más que la aguda olé), viva la amistad y er medio ambiente, ah y esta copa la pago yo,
    besos

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  7. Hola a todos, soy Juan Isidro

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  8. Cineceta nace de dos aficiones comunes de varias personas. La primera "jopar" de casa un rato y, la segunda, "soplar" con unos amigos. Después se ha ampliado con una tercera y es la que mantiene vivo el espíritu de Cineceta: cenar.
    Bueno, ahora en serio.
    La verdadera afición de Cineceta era hacer cine y ese fue su error; porque la que teníamos que haber tenido era la de ganar dinero; pero nos pudo nuestro "jovi".
    Por eso, cómo no, en Aragón, el "jovi" de hacer cine nos costó dinero.
    El único rendimiento que tuvimos con Cineceta fue lo bien que nos lo pasamos y, sobretodo, la amistad que después de casi 30 años nos sigue uniendo. En resumen sacamos lo mejor que se puede sacar en la vida, porque si hubiéramos ganado dinero nos lo habríamos gastado.
    Nunca olvidaré las excursiones que hicimos, especialmente la de Alquezar. ¿Os acordais? terminamos bañándonos en el río y, a pesar de ello, estábamos más mojados por dentro que por fuera.
    Cineceta, os prometo que a la próxima cena asistiré, aunque no vaya.
    Besos.
    Juan Isidro

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  9. Juan Isidro: "...estábamos más mojados por dentro que por fuera."

    Claro, claro,... Como decía uno, estos de Cineceta siempre han sido gente de trago largo.

    La Conchaparis

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  10. ¿Juan Isidro?
    Juan Isidro no ha existido nunca. Juan Isidro se llama en realidad Gerardo Fuente García y es un actor contratado por los padres de Servando para que el niño no se sintiera solo y se hiciera abogado. Gerardo "Juan Isidro" fue desde niño un niño prodigio, pero abandonado por la suerte y sus padres, acabo siendo contratado vitaliciamente por la familia Gotor-San Gil. A pesar de todos los esfuerzos, Servandín se hizo abogado.
    Años después tuvo la oportunidad de protagonizar el Show de Truman, pero el cariño y el compromiso que había adquirido con su familia de contratación-adopción, rompió el posible acuerdo.
    Hoy en día, Gerardo "Juan Isidro" recibe visitas de Oslo, disimula su presencia en las cenas porque, según fuentes bien informadas, no puede soportar más el engaño, y sobre todo, porque se ha enamorado de Servando.
    Si es que el roce...
    Ojalá algún día la Academia reconozco sus valores y sus excelentes capacidades y lo proclame mayor intérprete español de todos los tiempos.
    José Ángel

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