sábado, 13 de marzo de 2010

TRIBULACIONES DE UN PRESIDENTE (Servando Gotor)


Nunca he creído en conjuras, complots ni conciliábulos secretos y universales, ni en los Protocolos de Sión, cátaros ni templarios, ni en códigos cifrados. Sí creo en lo que magistralmente expresó Borges: que a veces, como en un juego, surgen tramas aisladas que acaban por imponerse a la realidad. También creo que un modo de defenderse de la adversidad y de la estupidez propia es echar balones fuera y que una de las mejores formas de hacerlo consiste en trasladar la causa de tus errores a una oscura e inextricable trama: “la culpa del vecino, siempre del vecino, del extraño y misterioso vecino”. Asunto arreglado.

Sin ir más lejos, recuerden a Franco y el contubernio de Munich o la conspiración judeo-masónica: fantasmas. ¿Existían enemigos del “Régimen”? Por supuesto, pero se sabía perfectamente quiénes eran. ¿Contaban esos enemigos con sus “topos”, espías dobles, confidentes y atractivas mata-haris? Seguro. Pero de estrategias universales urdidas en secreto por arcanas, organizadas y jerarquizadas fuerzas o poderes, de eso nada. No digo que se intentaran, como tantas cosas se intentan, pero universales tramas secretas nunca funcionaron. Los enemigos, tanto de aquel régimen como de la democracia o de las religiones, existen, existieron y existirán, pero con caras, nombres y apellidos, por mucho que intenten ocultarse.

¿Y por qué no creo en confabulaciones? Porque mi concepto del ser humano es lo suficientemente pobre como para que algo así pueda funcionar. Los hay listos y tontos, hábiles y torpes, prudentes y temerarios. Y para que una trama secreta, universal y con planes a largo plazo pueda funcionar es necesario que los en la misma implicados –todos- sean muy listos y muy prudentes. Además, todo secreto compartido deja de serlo.

Lo que sí funciona, precisamente por esas mismas debilidades, es hacer que la gente crea en semejantes intrigas. Porque abunda tanto simple, torpe y temerario, amén de listillos aprovechados, y hay tal inclinación hacia lo fantástico e increíble que basta con encender la mecha del bulo para que éste se inflame (también esto lo contó muy bien Umberto Eco en “El péndulo de Foucault”, además del ya mentado Borges en su maravilloso “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”). La imaginación humana es amiga de la interpretación sospechosa y casual más que de la lógica o causal y si se persevera en que algo extraño existe, acaba por existir un sucedáneo de lo pretendido o imaginado. Ya digo: la ficción –si bien edulcorada y degradada- acaba imponiéndose a la realidad.

¿Y a qué viene todo esto? Pues a que ahora, héteme aquí, vemos por vez primera la cara más humana de nuestro Presidente: la de la preocupación y el pesimismo. Por fin ha reconocido una situación verdaderamente grave. Hasta tal punto que se vio obligado hace unas semanas a echar mano del teléfono pidiendo auxilio (así informaba al menos la revista “Tiempo”). Y cuán asustado debía estar para telefonear precisamente a Felipe González, el mismo que le llamó Bambi tiempos ha y que la última vez que visitó la Moncloa lo hizo vestido de sport; eso sí, de marca, no como en los tiempos de la clandestinidad cuando, camisa de cuadros y chaqueta de pana, se hacía llamar “Isidoro”.

¿Y cuál era el gravísimo problema de nuestro Presidente? ¿La economía?, no. ¿El déficit?, tampoco. ¿El terrorismo?, menos. ¿Los últimos españoles secuestrados –ya casi una moda-?, ni hablar. ¿El paro?, ¿qué paro? No, no se trataba de un “problema de Estado”. Era un problema “personal”, suyo, de los suyos: “vienen a por nosotros”, le dijo a González.

Fantasmas, claro, los culpables de todo. Como siempre.


(El Comarcal del Jiloca, 05/03/10)

6 comentarios:

  1. Claro que está preocupado el Sr. Presidente y tiene por qué.
    El Sr. Presidente es un nene de papá que jamás dió palo al agua. Si toma esa referencia y tiene en cuenta que estamos ante un narcisista redomado con la cabeza mas hueca que pueda uno imaginar... el Sr. Presidente está preocupado porque teme que pueda perder el coche oficial,avión, silla en salones, etc.
    Nene de papá con la cabeza hueca ¿qué otra preocupación puede tener sino esa? No se ocupará de vivir, no se ocupará de aprovechar la vida sino del puesto.

    Srta. Revolvedora

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  2. A mi lo que me preocupa es la escalada de mentiras. Quiero decir que, efectivamente, un bulo bien cocinado, con su parte de intriga, con su malo malísimo, y con su parte fantasiosa, siempre tiene más éxito que una lucha limpia por el poder.

    Me parece que la política es muy aburrida porque todos son iguales, ya no se defienden ideologías ni ideales a los que votar o no.

    Sin embargo, lo que más me aburre, es esa capacidad para colocarnos historias a modo de "cortinas de humo" y que son verdaderamente un insulto.

    Esperemos que, si como dices -no soy persona informada-, este sr. presidente, está tan preocupado invente esta vez algo más entretenido.

    Los ciudadanos estamos ya tan aqueados de la situación real que nos toca vivir, que acogemos estos culebrones con regocijo, porque nos distraen de la realidad -que conocemos y sufrimos-.

    En fin, que a veces, tengo la sensación de que hasta los ciudadanos sabemos que todo es mentira, -la realidad ya la vivimos día a día-, pero que, en fin, si lo que nos proponen resulta un pasatiempo fácil y amodorrante, tragamos con todo con tal de evadirnos de la realidad.

    Sabemos que todo es una farsa, como cuando acudimos al teatro, lo malo es que para que esta representación sea creíble tienen que pervertir a la justicia, a los periodistas... a la verdad.

    Y eso es tan grave que no me atrevo a pensar en que nos estemos conviertiendo en actores de un teatro sin público.


    Vladimira

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  3. Vladimira, completamente de acuerdo con todo lo que dices, aunque en lo del aburrimiento...

    ... en lo del aburrimiento...

    ...si nuestros hijos (los que tenemos, al menos) pueden ver peligrar sus trabajos y su futuro; y no ya sólo nuestros hijos sino nosotros mismos también vemos peligrar los propios, la cosa ya no es tan aburrida.

    besos.

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  4. No era eso, simplemente es que, incluso cuando las cosas iban bien y todo el mundo tenía trabajo, utilizaban los mismos trucos para que no se hablara de ellos.

    Y después llegaron elecciones y volvimos a votar a los que nos vendieron que no había crísis. Si mal no recuerdo la cortina de humo fué el cheque bebé o algo parecido no?

    Tienes razón Servando las mentiras de siempre ahora no nos aburren porque ya no las podremos escuchar cómodamente.

    Ahora las mentiras sólo son el acento invisible de la palabra paro.

    Estoy contigo.

    Vladimira.

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  5. La realidad es que, uno que ha llegado al poder sin haber trabajado en su vida y que hasta entonces sólo había vivido de la política, nos la está metiendo doblada. Y nos la está metiendo vendiendo una ideología caducada, inadaptada a los tiempos que estamos viviendo.

    Pero nuestro Presidente no es el que está hundiendo España, los que la están hundiendo son sus votantes incondicionales. Y como estamos en Democracia debemos aceptar el hundimiento.

    Azulenca.

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  6. Azulenca. me quito el sombrero. Has dado en el clavo. Yo no sabía como decir esto que tú has dicho.

    gracias

    Vladimira

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