el tobogán rojo
.
Vivo solamente para bajar por el tobogán rojo.
.
Alguna mañana, alguna tarde, rebaso el castigo
y salgo de reconocimiento: siempre en tipo,
ortodoxa, circulada y clásica, fría de cuello
y con los labios pintados de azul.
.
Prefiero respetar el reglamento, numerar el tamaño
y no hacer el teléfono ni tirar las tres cartitas, sí,
con escuela y etiqueta pero en crudo, siempre
haciendo cuerpo y cruz, tomando en corto
y tragándome la sangre sin cambiar de tercio.
.
A mediodía me preparo un plato de lechuga
sin antecedentes y la mastico despacio, oyendo
crujir la fractura del vegetal tierno,
el volumen roto de sus hojas, ya castigadas
con vinagre y sal.
.
Blanca de piel y tal vez de color,
bípeda de piernas e indecisa de corazón,
vivo solamente para bajar por el tobogán rojo,
eso es todo: muy cerca del olvido, con las manos
ásperas y el sujetador nuevo.
.
Eso es todo.
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Vivo solamente para bajar por el tobogán rojo.
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Alguna mañana, alguna tarde, rebaso el castigo
y salgo de reconocimiento: siempre en tipo,
ortodoxa, circulada y clásica, fría de cuello
y con los labios pintados de azul.
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Prefiero respetar el reglamento, numerar el tamaño
y no hacer el teléfono ni tirar las tres cartitas, sí,
con escuela y etiqueta pero en crudo, siempre
haciendo cuerpo y cruz, tomando en corto
y tragándome la sangre sin cambiar de tercio.
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A mediodía me preparo un plato de lechuga
sin antecedentes y la mastico despacio, oyendo
crujir la fractura del vegetal tierno,
el volumen roto de sus hojas, ya castigadas
con vinagre y sal.
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Blanca de piel y tal vez de color,
bípeda de piernas e indecisa de corazón,
vivo solamente para bajar por el tobogán rojo,
eso es todo: muy cerca del olvido, con las manos
ásperas y el sujetador nuevo.
.
Eso es todo.
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Rebeca Parcial
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