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tuve un hijo
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tuve un hijo, ahora mismo no recuerdo su nombre,
que bailaba claqué y dormía bocabajo.
Sin motivo aparente, mi memoria lo relaciona
con las páginas amarillas
y con el cambiante color del mar:
es un desastre el corazón, lleno de esquinas
y de aristas y de baúles cerrados.
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Tuve un hijo antipático y moralista,
negro de ojos y de mirada, torpe de cabeza,
indeciso y feo: pero era mi hijo y yo lo quería.
Murió a los siete años: se pinchó con la espina
de una rosa roja y las cosas se complicaron.
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Carnavales, deterioro, rincones herméticos:
en el turbio corazón cabe todo, casi todo,
siempre cerca del mar, llorando
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su agonía, ay, fue larguísima, tremenda, atroz
casi dos meses entre delirios y dolores
pidiendo a gritos morirse, queriendo matarse,
rogándonos que acabáramos con él de una vez
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en los peores momentos, mi madre, su abuela,
le daba de mamar y le frotaba la espalda,
desabrochando sus dolores y obligándole al placer
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tuve un hijo, ahora mismo no recuerdo su nombre,
que coleccionaba sellos de andorra
y tenía facilidad para las matemáticas.
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Sin motivo aparente, mi memoria lo relaciona
de inmediato con las jaulas de mimbre
y las castañas pilongas:
son tantos, son tan pocos los asuntos
que maneja con soltura el corazón
-……………………………………………Rebeca Parcial
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