llámame negresco
Yo tenía un alma que se llamaba juliana, como la sopa.
Ella me daba
presencia de ánimo: era mi hueso central,
mi respuesta enamorada.
Ella me daba
presencia de ánimo: era mi hueso central,
mi respuesta enamorada.
Con mi alma juliana
era más yo que yo mismo, mucho más:
una paella de marisco para seis
lechugas de amor como sandías
un agua con lluvia como una lengua
y cien camellos de dote por doncella.
Llámame percance; llámame, si quieres, esperando a godot, pero
mi verdadero nombre es finado.
Llámame negresco; llámame, si quieres, pan de molde, pero
mi auténtico nombre es cadáver, pálido cadáver, difunto.
Paula Parcial
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