SGS
Altas horas de la noche. La radio emite un programa abierto a los oyentes. El tarot del antiguo Egipto, a través de él se puede observar el futuro, que es lo que nos aguarda. El profesor Fabulosky a quien le fueron revelados los conocimientos herméticos de los antiguos sacerdotes egipcios espera su llamada. Llame al 9020000… Sí, digame… Se oye al otro lado una voz oscura de una mujer, como de unos sesenta años, piensa el profesor, con un tono de angustia. ¿Es el profesor? Sí, Si. Diga, diga, la escucho… Es que, sabe, tengo un problema… Diga, diga ¿quiere saber cómo se resolverá? Consulte a las cartas, ellas le dirán lo que ocurrirá. Las cartas dicen a quien sabe interpretarlas. Confíe en el tarot. Si, por eso llamo, quiero saber si puedo esperar una solución buena. No cabe duda, es una señora a punto de ser vieja, y por su tono, algo balbuciente, parece que con poca proyección social, más bien una ama de casa que vive algo recluida, que siga hablando a ver si revela algo más. Dígame querida señora ¿de que tipo es su problema? ¿de salud, dinero, trabajo, amor?.....Bueno, no sé, digamos que de amor… No creo que sea por causa de un amante, será el marido, que habrá encontrado alguien más joven y alegre, bien veamos. Dígame estimada señora ¿por donde empiezo, por la derecha o por la izquierda? Por la derecha, siempre dará mejor suerte. Querida señora el tarot no se basa en la suerte, lee el futuro y el futuro está escrito. Bien comencemos. Veo una mujer, una mujer que se cruza en su vida. Una mujer joven. Será la julandrona esa, si es que ya lo digo yo, que lo tiene atontao. Las cartas dicen que es una mujer joven y persuasiva, peligrosa. ¿Peligrosa? Más que un gotila con un martillo, menuda lagarta está hecha ¿Qué más dicen las cartas, durará mucho esa relación? Veamos esta nueva carta. No, no durará mucho. Esta otra carta es más explícita, es la del arrepentido. Señora su marido se dará cuenta de su ofuscación, no se preocupe, pronto volverá a usted y le pedirá perdón. ¡Volver! Y yo para que lo quiero. Amiga mía ¿pero no desea que vuelva a usted su marido? No, no, ni envuelto en seda. Desde que me divorcié, siento como una libertad… como si me hubiera quitau un estorbo muy gordo de encima. Quite, quite, que se quede donde está. Pero, señora, no entiendo, entonces, ¿qué más le da con quien esté?. Pues es que esa julandrona, esa furcia, le va a quitar las cuatro cosas que le dejó mi abogada cuando el divorcio, y eso es de mis nietos y no para esa aprovechada, que lo único que quiere es su pensión y sus cuartos.
Antonio Envid Miñana.
Me encanta la palabra "julandrona".
ResponderEliminarEl texto me ha gustado mucho también.
Un saludo
Antonio, quizás por tener experiencia eres capaz de imaginarte esas historias y contarlas de forma tan entrañable.
ResponderEliminarPor entreñable entiendo esa forma de hablar aquilatada por el transcurso del tiempo, verificada como atemporal.
Podría ser mi abuelo quien lo cuenta, o mi joven vecino del octavo, y siempre sonará de la misma forma.
A eso, le llamo yo entrañable.
-seguramente viene de la palabra "entraña", entraña de los tiempos y de la memoria del lenguaje-.
Y, además me he reído un poco, has mantenido el suspense hasta el final.
Gracias
Vladimira